Desgana militar
Las primaveras ¨¢rabes permitieron una finta enga?osa respecto a la crisis y a la vocaci¨®n pacifista de los europeos
El territorio donde se han desarrollado m¨¢s guerras y de donde han surgido m¨¢s iniciativas b¨¦licas en toda la historia est¨¢ acerc¨¢ndose a la anulaci¨®n absoluta de la pulsi¨®n militar. Tiene toda su l¨®gica. El ardor guerrero desplegado durante siglos y utilizado para la expansi¨®n colonial est¨¢ llegando al l¨ªmite de su agotamiento.
Este repliegue tiene m¨¢s de medio siglo, pero Siria lo sit¨²a de nuevo en primer plano. Si durante la guerra fr¨ªa Europa ten¨ªa subarrendada su defensa, poco ha hecho despu¨¦s para defenderse por s¨ª misma. La inhibici¨®n coincide ahora con los efectos de una crisis fiscal que golpea unos presupuestos militares ya ostensiblemente insuficientes.
Las primaveras ¨¢rabes, esa esperanza al parecer ef¨ªmera respecto al futuro de la democracia en los pa¨ªses isl¨¢micos, permitieron una finta enga?osa respecto a la crisis y a la vocaci¨®n pacifista de los europeos. Francia y Reino Unido tomaron con Estados Unidos la iniciativa de golpear a Gadafi, acci¨®n que realizaron bajo la direcci¨®n de la OTAN y tras obtener la autorizaci¨®n del Consejo de Seguridad.
Los motivos morales para un castigo a El Asad son infinitamente mayores que en el caso de Gadafi, pero no sucede lo mismo con las facilidades que proporciona el contexto pol¨ªtico y econ¨®mico europeo. El estr¨¦s de la crisis presupuestaria es todav¨ªa m¨¢s intenso. Recordemos que en Libia los europeos ya mostraron una cortedad de munici¨®n que solo Washington pudo reparar. En la actual ocasi¨®n, Reino Unido ha desertado por imperativo de su admirable democracia parlamentaria. La Alemania de Merkel, que deb¨ªa ser m¨¢s deferente que la de Schroeder con el aliado transatl¨¢ntico, se halla ocupada en las elecciones generales. No hablemos de Espa?a, que todav¨ªa asom¨® la nariz con Libia y ahora solo atiende al pisot¨®n gibraltare?o. Solo la Francia del socialista Hollande quiere guerra.
La UE no tiene pol¨ªtica exterior, y menos de defensa, ya se sabe, y la OTAN se conforma con condenar a Siria como si fuera el Vaticano. El nuevo Papa, por cierto, eleva su voz contra la guerra, sin problemas para hacerse o¨ªr: la inhibici¨®n europea se produce en todas direcciones; apenas un murmullo de intelectuales belicistas y unas pocas pancartas de las masas antibelicistas.
Algo m¨¢s ha cambiado desde Libia hasta ahora. El presidente de Rusia que autoriz¨® el ataque a Gadafi en el Consejo de Seguridad era Dimitri Medvedev; el que rechaza su permiso para castigar a El Asad es Vlad¨ªmir Putin. A nuestra falta de apetito b¨¦lico le corresponde la nostalgia del vecino ruso por la hegemon¨ªa perdida. Es excelente que Europa sea el territorio de la paz, pero mejor ser¨ªa si fuera un territorio pac¨ªfico que sigue extendi¨¦ndose en vez de observar c¨®mo crece no muy lejos de sus fronteras el territorio de la guerra. O que, mientras tanto, pudiera defenderse a s¨ª misma.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.