Parlamentos: envidia y verg¨¹enza
Cuando veo a los diputados ingleses en los Comunes en sus inc¨®modos asientos corridos discutiendo sin tapujos lo que realmente le interesa a los ciudadanos de sus distritos y votando en conciencia lo que ellos creen mejor para sus representados, sin tener en cuenta las directrices de sus partidos, siento una infinita envidia.
Por el contrario, cuando veo a sus pares espa?oles, nuestros ?representantes?, en el Parlamento espa?ol en sus comod¨ªsimos esca?os-poltronas votando lo que previamente han decidido los que los colocaron en las listas mi verg¨¹enza, tambi¨¦n, es infinita.
Lo primero es democracia aut¨¦ntica y lo segundo es la democracia prostituida por la endogamia de los partidos. ?Cu¨¢ndo podr¨¦ saber yo el diputado nacional, diputado auton¨®mico, senador y concejal que me representa? ?Para qu¨¦ queremos en este pa¨ªs tantos parlamentos si todo se discute por los portavoces de los partidos en torno a una ¡°mesa camilla¡±?
?Para cu¨¢ndo las listas abiertas y los distritos electorales?¡ª Andr¨¦s Milan¨¦s Carvajal.
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