Semana decisiva
Obama afronta un momento crucial de su presidencia con el voto del Congreso sobre Siria
Cuando Barack Obama se dirija a la naci¨®n ma?ana para anunciar sus planes de ataque a Siria a una opini¨®n p¨²blica y un Congreso parecidamente esc¨¦pticos, afrontar¨¢ probablemente el momento m¨¢s decisivo de su mandato. El presidente de EE UU, como se esperaba, ha regresado del G20 con las manos vac¨ªas. El c¨®nclave de l¨ªderes mundiales, dividido sobre la mejor respuesta a las atrocidades del r¨¦gimen sirio, no fue m¨¢s all¨¢ de condenar a Bachar el Asad por utilizar armas qu¨ªmicas. La Uni¨®n Europea ni siquiera fue capaz de articular una respuesta unitaria a la crisis.
La hora de la verdad sobre Siria llega, pues, con el pronunciamiento del Congreso estadounidense, que promete ser ajustado habida cuenta del porcentaje de indecisos en ambos partidos. Esa circunstancia, a?adida a que la mayor¨ªa de los ciudadanos se opone, seg¨²n los sondeos, a una nueva aventura en Oriente Medio otorga una enorme trascendencia al mensaje de Obama. Trascendencia acentuada por el hecho de que el presidente se ve sometido a renovadas presiones para posponer su decisi¨®n final de atacar hasta el informe definitivo de los expertos de la ONU o incluso buscar de nuevo el parecer del hasta ahora irrelevante Consejo de Seguridad.
Editoriales anteriores
Pero el rumbo que adopte la Casa Blanca tras la votaci¨®n de las dos C¨¢maras del Congreso constituye un momento definitorio no solo para un presidente que se ha esforzado por sacar a su pa¨ªs de dos guerras, Irak y Afganist¨¢n. Tambi¨¦n, y con mayor alcance, del lugar que Estados Unidos ocupa en el tablero mundial y de lo que cabe esperar de la superpotencia en un escenario muy diferente del de hace 10 a?os, cuando ni Rusia se permit¨ªa los desaf¨ªos actuales ni China hab¨ªa cristalizado como definitivo contrapoder. Nada explica mejor ese cambio que el s¨ª que Obama busca de sus legisladores antes de atacar al r¨¦gimen sirio, una decisi¨®n que el presidente estadounidense ha intentado evitar a toda costa, pese a que forma parte indiscutida de sus prerrogativas ejecutivas. Y que ser¨ªa impensable, como en el caso de Reino Unido, si tanto Washington como Londres no estuvieran marcados por el terrible legado de Irak.
El resultado de ese voto no est¨¢ asegurado, pese a los apoyos obtenidos por la Casa Blanca de destacados l¨ªderes del Congreso. Si Obama perdiera, su presidencia quedar¨ªa muy malparada. Cabe suponer, sin embargo, que el Legislativo pondr¨¢ los principios por delante de las divisiones partidistas. Y ninguno tiene m¨¢s trascendencia ahora que afianzar la credibilidad estadounidense. Obama ya ha debilitado la confianza en su pol¨ªtica exterior y su capacidad de disuasi¨®n al diferir su respuesta ante cr¨ªmenes de la envergadura de los cometidos por Damasco. Hacer frente a El Asad es indispensable ahora para reafirmar la autoridad moral estadounidense.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.