?Sibaritas al tren!
Subimos a bordo del Transcant¨¢brico Gran Lujo. Un viaje de ensue?o desde San Sebasti¨¢n hasta Santiago de Compostela a trav¨¦s de v¨ªas antiguas Paisajes espectaculares del norte de Espa?a aderezados con delicias de la gastronom¨ªa local
Este viaje sobre ra¨ªles para sibaritas arranc¨® en agosto con una visita guiada por San Sebasti¨¢n, que hab¨ªa amanecido lumino?sa, acogedora, tomada por vera??nean?tes rumbo a las playas de Ondarreta, La Concha y La Zurriola. Los pasajeros del Transcant¨¢brico Gran Lujo, protagonistas de una aventura tur¨ªstica de cinco estrellas, fueron citados por Renfe en el hotel de Londres y de Inglaterra, edificado en el siglo XIX con vistas a la bah¨ªa, que aloj¨® a Henri Marie de Toulouse-Lautrec, la archiduquesa Isabel de Austria o a la esp¨ªa Mata Hari.
Es hora de comer, y alg¨²n viajero contiene las ganas de abalanzarse sobre una agrupaci¨®n de anchoas y at¨²n expuesta en la barra de un bar de la calle de la Pescader¨ªa de San Sebasti¨¢n, o sobre los timbales de morcilla, o sobre la miniparrilla de bacalao. Un almuerzo inici¨¢tico para el grupo que eligi¨® unas vacaciones a todo tren, que despu¨¦s comer¨¢ en el restaurante del hotel, La Brasserie: ensalada templada de changurro, rodaballo a la plancha con refrito de Orio, lomo de chuleta y crema de queso. Comienza la traves¨ªa: ?Viajeros, al Transcant¨¢brico! El callejeo por la Bella Easo, las explicaciones sobre la bas¨ªlica de Santa Mar¨ªa del Coro y los balcones numerados de la plaza de la Constituci¨®n inauguraron una agenda tur¨ªstica que ese mismo d¨ªa, a media tarde, acercar¨ªa a los viajeros hasta un Bilbao cosmopolita.
El autob¨²s corporativo que ser¨¢ nuestra sombra durante estas jornadas de disfrute y ocio se detiene en el punto de embarque del crucero ferroviario m¨¢s lujoso del mundo y que desde el 23 de marzo y hasta diciembre cubre la ruta de v¨ªa estrecha entre San Sebasti¨¢n y Santiago, y viceversa. Ocho d¨ªas y siete noches placenteros, concebidos para satisfacer las exigencias de un cliente interesado en combinar la gastronom¨ªa con una c¨®moda inmersi¨®n en el patrimonio de la Espa?a verde. Son clientes nacionales y extranjeros, al 50% seg¨²n las fechas, que desean compaginar el paisaje norte?o con el solomillo en salsa de Cabrales y la mariscada gallega, el chupito de crema de puerros con el Museo Guggenheim o la fabada y la sidra Gran Bouquet con las cuevas de Altamira y las escarpaduras asturianas.
El tren avanza por la cornisa cant¨¢brica despacio, a 45 kil¨®metros por hora, para que el pasaje contemple el detalle de una geograf¨ªa tan bella y diversa como el patrimonio cultural al alcance de los viajeros llegados de Ibiza, Catalu?a, Navarra, Guadalajara, Madrid y Tasmania (Australia). ¡°Ten¨ªa ganas de subir a este tren¡±, confesaba en Santiago de Compostela el octogenario Vicente Delgado, jubilado de Dragados, jotero y convaleciente de una afecci¨®n coronaria. Su esposa, Natalia Alcal¨¢, fue maestra con un expediente acad¨¦mico de 34 sobresalientes, y no lo deja ni a sol ni a sombra, ni de novios, ni de casados. Siempre de la mano. ¡°Una quiso quit¨¢rmelo, pero no me dej¨¦¡±.
El fantasmag¨®rico hombre de la campanilla repica el instrumento todos los d¨ªas a las ocho de la ma?ana
El Transcant¨¢brico pretende deleitar y toma su nombre del libro de viajes publicado por el novelista leon¨¦s Juan Pedro Aparicio en 1982, dos a?os despu¨¦s de haber viajado m¨¢s de diez horas en el viejo hullero que cubr¨ªa la ruta entre Bilbao y Le¨®n. La botadura del Gran Lujo en el a?o 2011 habr¨¢ colmado las expectativas de Aparicio, que quer¨ªa en Espa?a iniciativas como las aplicadas por otros pa¨ªses europeos, entre ellos Reino Unido, que reconvirtieron trenes de v¨ªa estrecha en trenes tur¨ªsticos, conservando incluso las locomotoras de vapor. Un equipo de FEVE (Ferrocarriles Espa?oles de V¨ªa Estrecha) puso mano a la obra con el objetivo de recrear la m¨ªstica, el lujo y el glamour de los legendarios Orient Express y Transiberiano.
¡°Bienvenidos. Mi nombre es Vanessa, y ser¨¦ su gu¨ªa durante todo el viaje¡±. Le acompa?a Emilio S¨¢nchez, jefe de la expedici¨®n, y la tripulaci¨®n al completo, uniformada, sobresaliente en su atenci¨®n a un cliente que paga 4.000 euros por recibirla. Una familia mexicana viaj¨® en un recorrido anterior con la prole y dos ni?eras. Tambi¨¦n el fantasmag¨®rico hombre de la campanilla, encargado de despertar, cumpli¨® a conciencia. Todos los d¨ªas, a las ocho de la ma?ana, repic¨® el instrumento por el pasillo de los dormitorios, en una original evocaci¨®n del antiguo sistema de se?ales ferroviario.
Vanessa Pacella, una joven belga culta y pol¨ªglota, afincada en Espa?a, traduce la bienvenida al ingl¨¦s porque los australianos Gregory Clota y su esposa, Carla, saben mucho de geolog¨ªa y prospecciones petrol¨ªferas, a las que se dedican profesionalmente, pero ni una palabra de espa?ol. Brindis con cava en el sal¨®n panor¨¢mico de un tren de grandes ventanales remozado a fondo con maderas nobles y reminiscencias de ¨¦poca, y con capacidad para 28 personas alojadas en 14 suites privilege. El mobiliario incluye una cama matrimonial de 150¡Á200 o dos individuales, armario ropero, saloncito con sof¨¢, opcionalmente cama supletoria, dos televisores, selecci¨®n musical, climatizaci¨®n, minibar, Internet y pel¨ªculas. El ba?o ofrece una ducha de hidromasaje y vapor, cuyas posibilidades conviene explorar en el informatizado cuadro de mandos. ¡°Yo le he dicho a la azafata que no me complique la vida. A m¨ª me basta con que salga agua desde arriba y sanseacab¨®¡±, dec¨ªa una viajera, aludiendo al maridaje entre sofisticaci¨®n y lega?a.
Llegamos de San Sebasti¨¢n a Bilbao en autob¨²s para abordar el tren y pernoctar en Villasana de Mena. La primera cena del crucero se sirve en el restaurante Ibaia, de Gordexola, en las Encartaciones vizca¨ªnas. Pisto a la bilba¨ªna, bacalao al pilpil y panchineta. El grupo duerme su primera noche en suite ferroviaria. Para facilitar el sue?o, la organizaci¨®n dispuso que el convoy se detuviera durante la noche en estaciones de v¨ªa estrecha de la ruta. Tranquilas, sin tr¨¢fico ni molestias nocturnas.
¡°Solo el viaje al cielo puede ser mejor, pero ese no corre prisa¡±, escribe una pareja en el libro de oro
Por la ma?ana, quien quiera desayunar puede hacerlo entre 8.30 y 9.30 en el sal¨®n comedor, vecino de un coche cocina, equipado para servir almuerzos de copete en viajes tur¨ªsticos, congresos o de negocios. El tren se pone en movimiento a las ocho de la ma?ana. Surge entonces el refinamiento sensorial. Todav¨ªa en la cama, retozando entre algodonosas s¨¢banas, el pasajero puede extasiarse observando por el ventanal de la suite la sucesi¨®n de tonalidades del verde cant¨¢brico.
El desayuno es de buf¨¦ o a la carta. El camarero David, siempre atento y sonriente, recibe en el sal¨®n comedor a un pasaje que va conoci¨¦ndose. Toni Tur, un sabio en cocina tradicional de Ibiza, bromea con las dimensiones de la cama y sus casi 1,90 metros de estatura. Reside con su esposa, Peligros Saura, y sus dos hijas, en la isla balear. La pareja celebra sus bodas de plata matrimoniales. ¡°Solo el viaje al cielo puede ser mejor, pero ese no corre prisa¡±, escribir¨¢n el ¨²ltimo d¨ªa en el libro de oro. Peri¨®dicos nacionales y extranjeros y una colecci¨®n de historia y novela completan la biblioteca de la atalaya m¨®vil. Antes de las diez abordamos el acolchado autob¨²s de escolta, que nos deja a las puertas del Guggenheim sin aglomeraciones ni esperas. Se agradece. Los viajeros se pierden por las distintas salas de la exposici¨®n L¡¯art en guerre. Francia, 1938-1947: de Picasso a Dubuffet.
Almuerzo en el tren y llegada a media tarde a Santander, con rincones y se?oriales alturas sobre El Sardinero que evocan el esplendor de una ciudad sobrada de historia y ofertas. Parada de paseante en la playa capitalina y cena en La Mulata. Algunos comensales bromean sobre el r¨®tulo comercial, que asocian a los estragos causados por las mulatas entre los criollos antillanos, desconocedores de que la mulata es un marisco de la familia del cangrejo y los centollos. Cantabria nos ofrecer¨¢ el esparcimiento en Potes, la ebullici¨®n de su mercadillo tur¨ªstico, el Lignum Crucis del santuario de Santo Toribio de Li¨¦bana, la universidad y arquitectura de Comillas, el palacio La Bodega de Cabez¨®n de la Sal y una inmersi¨®n en la empedrada Santillana del Mar, abundante en leyendas y edificaciones de estructura medieval.
El Transcant¨¢brico sigue su curso entre Ribadesella y Arriondas. Una detallada explicaci¨®n sobre uvas y t¨¦cnicas de destilaci¨®n re¨²ne a los viajeros en una bodega de la ruta hacia el santuario de Covadonga. Tras la ponencia y generosa cata de vinos, la gente compra quesos, mermeladas perfumadas y otras exquisiteces. En marcha otra vez. El zigzagueo por la curvada carretera de los Picos de Europa, el macizo monta?oso m¨¢s agreste de la pen¨ªnsula Ib¨¦rica, por Asturias, Cantabria y Le¨®n, nos aproxima a laderas y cimas casi peladas, p¨¦treas, impresionantes. Venciendo el v¨¦rtigo y atravesando brumas y repechos, llegamos a las orillas del lago Enol, de 750 metros de largo y 400 de ancho, situado a 1.070 metros de altura, el m¨¢s grande de los lagos de Covadonga, a 21 kil¨®metros de Cangas de On¨ªs. Foto de familia y un solomillo de esc¨¢ndalo en Casa Ferm¨ªn, Oviedo.
El grupo va afianz¨¢ndose. Alfredo Solana, investigador y catedr¨¢tico em¨¦rito de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Complutense de Madrid, fue el fino animador intelectual de la expedici¨®n. Viajero frecuente en trenes tur¨ªsticos, entre ellos el Expreso de La Robla (de Bilbao a Le¨®n o de Bilbao a Gij¨®n), piensa apuntarse al circuito de Al Andalus. ¡°En estos viajes, la gente termina junt¨¢ndose con quien comparte afinidades y nacen amistades duraderas¡±, dice. Junto a su mujer, Soledad, dinamizaron tertulias y sobremesas sobre historia, costumbrismo o viajes con un humor inteligente.
Partimos hacia nuevas evocaciones. Dejando atr¨¢s cumbres y orujos, el tren se dirige desde Cand¨¢s hacia Luarca, previa visita al centro cultural Oscar Niemeyer de Avil¨¦s y a la Universidad Laboral de Gij¨®n. Toni y Peligros, profesora de flauta, tienen planes, como montar un restaurante que recupere platos y bebidas tradicionales de Ibiza. Su ponencia sobre la absenta y el derivado insular su?sser fue magistral. Tambi¨¦n se sumaron a la fraternidad dos hermanos catalanes, la temperamental Maite y Miguel ?ngel. Apenas se habl¨® de pol¨ªtica porque nadie quiso interferencias. La prioridad no declarada fue promocionar conversaciones divertidas y gozosas.
Conforme quem¨¢bamos etapas, los acertijos sobre cu¨¢l podr¨ªa ser el men¨² del d¨ªa y el cruce de criterios sobre las comidas y cenas fueron intensos. Los catalanes no entend¨ªan que pudiera llamarse escalivada de verduras a lo que en su opini¨®n no era sino una menestra templada. ¡°Yo soy muy clarita hablando¡±, presum¨ªa Maite. Hubo festivas discrepancias sobre la cohabitaci¨®n estomacal de una excelsa y contundente fabada asturiana, en el almuerzo, y un solomillo tan adictivo en la cena que este cronista repiti¨® a ofrecimiento de la casa. El atrevido bis deton¨® escarnecedoras chanzas desde Cangas de On¨ªs hasta Santiago. ¡°El pasaje llega en pareja, en familia o a solas, pero se va como grupo. Ese conjunto de emociones cuando se despiden del camarero que le ha servido todos los d¨ªas y del resto de la tripulaci¨®n es gratificante. Afloran las l¨¢grimas en muchas ocasiones. Es una recompensa para nosotros¡±, resume Emilio S¨¢nchez, jefe de expedici¨®n del Transcant¨¢brico Gran Lujo.
Entre medallones lumbares, compangos caseros y risas, nos plantamos varias noches en el coche pub, en cuya pista de baile triunf¨® otra pareja madrile?a: el radi¨®logo Javier Carrascoso y su novia, Luc¨ªa Iturriaga. A Gregory Clota le apasionan tanto los trenes que hubiera deseado ¡°m¨¢s tren¡±, su clausura con el maquinista y los ra¨ªles, y menos salidas hacia las poblaciones emblem¨¢ticas de la cornisa.
Pregunto sobre su trabajo a nuestra gu¨ªa, Vanessa Pacella, con cuatro temporadas en tur¨ªsticos de lujo, y su primera en el Gran Lujo. ¡°Siempre aprendo algo nuevo¡±. Un joven matrimonio belga nada dijo sobre su situaci¨®n personal, pero la mujer presentaba un aspecto delicado, enfermizo. ¡°Al final del viaje, cuando vinieron a darme las gracias porque se lo hab¨ªan pasado muy bien, me confesaron que ella ten¨ªa c¨¢ncer, pero que hab¨ªa cumplido una de sus ilusiones. Me emocion¨¦ much¨ªsimo¡±.
No hay mucho espacio para la improvisaci¨®n en un proyecto de estas caracter¨ªsticas. Cuando acaba una temporada arranca la preparaci¨®n de la pr¨®xima con alguna de las correcciones sugeridas por el viajero. ¡°?Qu¨¦ restaurante le ha gustado menos?¡±, es una de las preguntas del formulario. Renfe contrata los m¨¢s id¨®neos despu¨¦s de una licitaci¨®n y de que una avanzadilla de la empresa haya comprobado que el men¨² es de primera y representativo del Pa¨ªs Vasco, Cantabria, Asturias y Galicia. ¡°Si empezamos la temporada y vemos que un men¨² no funciona, se reacciona r¨¢pidamente¡±.
El Transcant¨¢brico se acerca a su ¨²ltima parada por la ruta de los h¨®rreos y las casonas de indianos, por Ribadeo y su puerto, por Viveiro y las cinco playas de su litoral La Mari?a. La fiesta de despedida en el coche pub, engalanado con serpentinas, agrupa a tripulaci¨®n y pasajeros, que bailan juntos el trenecito. De ma?anita, salimos hacia Ferrol con destino final en la plaza del Obradoiro de Santiago de Compostela, cuya historia, patrimonio y simbolismo detalla una gu¨ªa local en la ¨²ltima reuni¨®n del grupo. Abrazos, intercambio de correos y hasta la pr¨®xima. Les toca embarcar, ahora rumbo a San Sebasti¨¢n, a los pasajeros citados en el parador de la plaza, considerado el hotel m¨¢s antiguo del mundo porque en el siglo XV fue hospital y fonda de peregrinos. ?Viajeros al tren!, a un tren muy especial.
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