La tentaci¨®n del "s¨¢lvese quien pueda"
En trasplantes no se puede priorizar a un enfermo porque tenga acceso a medios, redes sociales o famosos
Durante los a?os sesenta, cuando la radio atra¨ªa masivamente la atenci¨®n de los espa?oles a falta de otros divertimentos, hubo un programa que arrasaba en las antenas de la SER: Ustedes son formidables. Era un intento muy bien presentado de solucionar las numerosas carencias de la ¨¦poca apelando a la generosidad / caridad de la gente, que sistem¨¢ticamente respond¨ªa de manera espectacular cuando se le planteaba, a veces con toda crudeza, las necesidades ampliamente presentes en la Espa?a de entonces.
Ha pasado medio siglo, y aun en la complicada situaci¨®n actual, Espa?a no se parece en nada a la de entonces. Libertad, infraestructuras, formaci¨®n, presencia en el mundo y un largo etc¨¦tera nos han convertido en un pa¨ªs moderno aunque temporalmente atribulado, y solo los nubarrones de estos a?os pueden no hacernos ver lo que hemos avanzado gracias al esfuerzo de todos.
En sanidad, hemos pasado de una medicina de ¨ªnfima calidad, salvo en algunos centros de Madrid y Barcelona, a un sistema nacional de salud de alt¨ªsimo nivel en todas las comunidades, y para todos los espa?oles. Se ha producido el tr¨¢nsito, a¨²n inexistente para la mayor¨ªa de la humanidad, de una medicina de beneficencia para buena parte de la poblaci¨®n a un derecho a la salud para todos los espa?oles. Nadie tiene que irse al extranjero, a diferencia de lo que entonces era habitual, ni precisa endeudarse de por vida para tratar su enfermedad, salvo que lo que busque sea un tratamiento experimental o una esperanza en instituciones tan prestigiosas como caras del otro lado del Atl¨¢ntico, que al final acaban consiguiendo los mismos resultados que aqu¨ª cuando no peores, aunque eso s¨ª, con mejor atenci¨®n hotelera.
Tenemos un sistema valioso, que garantiza
el acceso igualitario
a los trasplantes
En los trasplantes, de la etapa de los pioneros para unos cuantos pacientes afortunados, hemos llegado a un sistema universal que permite un acceso igualitario ¡ªy sin desembolso adicional a lo ya pagado a trav¨¦s de impuestos¡ª a todo tipo de trasplantes de ¨®rganos, tejidos y c¨¦lulas: sin discriminaci¨®n positiva ni negativa, inaceptable en unas terap¨¦uticas que dependen de la donaci¨®n altruista de toda la sociedad.
Para ¨®rganos, las posibilidades de conseguir ese trasplante son las m¨¢ximas del mundo, precisamente porque lideramos ese ranking mundial de generosidad desde hace 22 a?os. Para las c¨¦lulas madre sangu¨ªneas, con un sistema completamente distinto, basado en una red de solidaridad mundial en la que hay alrededor de 21 millones y medio de donantes de m¨¦dula y 600.000 cordones umbilicales en bancos p¨²blicos (de los que por cierto 1 de cada 10 est¨¢n en Espa?a), el sistema asegura y financia para todo enfermo que lo necesite, una b¨²squeda exhaustiva en toda la red mundial, que le otorga las mismas posibilidades de encontrar un donante que a cualquier otro ciudadano de nuestro entorno occidental.
En ambos casos, lo que tiene un valor incalculable es este sistema universal, sin discriminaci¨®n posible, liderado por la Organizaci¨®n Nacional de Trasplantes, y que nunca ha tenido un renuncio en cuanto a la equidad de acceso al mismo, a diferencia de lo ocurrido en otros pa¨ªses, el m¨¢s reciente Alemania, donde la manipulaci¨®n de las listas de espera ha da?ado seriamente la credibilidad de la poblaci¨®n en su sistema de trasplantes.
Por todo ello produce verdadera preocupaci¨®n asistir ¨²ltimamente a llamamientos p¨²blicos relacionados con ni?os en busca de un donante casi siempre de c¨¦lulas madre sangu¨ªneas, aunque tambi¨¦n se ha dado un caso ins¨®lito de presunta b¨²squeda de donante hep¨¢tico de vivo. Resueltos o en v¨ªas de resoluci¨®n ya la mayor¨ªa de estos casos y, por supuesto, sin que los llamamientos hayan tenido influencia alguna, parece el momento de hacer alguna reflexi¨®n sobre esta peligrosa deriva que apunta a tiempos felizmente pasados en que la soluci¨®n del caso individual prima sobre el sistema colectivo a disposici¨®n de todos: el ¡°s¨¢lvese quien pueda¡±.
Produce preocupaci¨®n asistir ¨²ltimamente a llamamientos p¨²blicos relacionados con ni?os en busca de un donante
Es dif¨ªcil no entender y compartir la angustia de una familia a quien se le informa de que la vida de su hijo depende de un trasplante que solo ser¨¢ posible si se encuentra un donante. En el mismo sentido y si la informaci¨®n recibida no ha sido especialmente cuidadosa, se entiende que cuando se tiene acceso a los medios de comunicaci¨®n, las redes sociales o a una serie de personajes m¨¢s o menos famosos, se recurra a ellos para reclamar la solidaridad ciudadana. La respuesta social generosa est¨¢ asegurada ante la vida en peligro de un ni?o, exactamente igual que hace medio siglo en otras circunstancias. Sin embargo, y aqu¨ª viene el problema, la utilidad de esta respuesta para este ni?o es nula y el mensaje para los dem¨¢s pacientes bastante negativo.
No es el caso discutir la inutilidad de estos llamamientos, cuya ¨²nica virtud es lograr que moment¨¢neamente se hable de la donaci¨®n en los medios de comunicaci¨®n o en las redes sociales. Solo decir que no conozco un solo caso de donante encontrado por este procedimiento, aunque desde luego lo m¨¢s f¨¢cil sea decir lo contrario y m¨¢s si hay un famoso o una fundaci¨®n prestigiosa por medio.
El problema es conceptualmente m¨¢s grave: cualquier discriminaci¨®n positiva para un paciente que se produjera como consecuencia de un llamamiento, se traducir¨ªa inmediatamente en una discriminaci¨®n negativa para todos los dem¨¢s. Este es un mensaje incompatible con el sistema de trasplantes p¨²blico y universal que hemos conseguido entre todos. No se puede priorizar a un enfermo porque tenga m¨¢s acceso a los medios de comunicaci¨®n ni a las redes sociales, ni tampoco se puede transmitir al resto de los pacientes en la misma situaci¨®n que, si no hacen un llamamiento, no est¨¢n haciendo todo lo posible para salvar a su hijo: el mensaje, adem¨¢s de falso, no puede ser m¨¢s negativo.
Vivimos tiempos convulsos, pero eso no significa que debamos cambiar un sistema p¨²blico, justo e igualitario, que ha mostrado una y mil veces que funciona para dar a los pacientes espa?oles las m¨¢ximas posibilidades de conseguir un trasplante, por el ¡°s¨¢lvese quien pueda¡± y la vuelta a la beneficencia. No es el camino adecuado volver atr¨¢s 30 a?os para que los pacientes conf¨ªen en su acceso a la prensa o a ¡°alguien importante¡± para solucionar su problema. En algo tan sensible como esto, desde luego no.
Rafael Matesanz Acedos es director de la Organizaci¨®n Nacional de Trasplantes (ONT).
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