Billy
La Ley de Amnist¨ªa, ahora cuestionada, marc¨® el punto en que se pudo sacar adelante este pa¨ªs
As¨ª que se trataba de eso. La justicia universal contra Billy el Ni?o. Jueces, fiscales y c¨®nsules argentinos movilizados para que se movilicen a su vez jueces, fiscales y polic¨ªas espa?oles para cazar a un chulo de tres al cuarto, torturador y facha. Una mala persona que disfrutaba cuando pegaba a los detenidos indefensos. Una biograf¨ªa que da v¨®mito. Contra ¨¦l y otros tres m¨¢s de parecido pelaje. Uno de ellos, acusado del asesinato de Enrique Ruano.
La acusaci¨®n pone los pelos de punta: cr¨ªmenes de lesa humanidad. Y detr¨¢s, un juez que ha conmovido varias veces al mundo, como cuando consigui¨® que el asesino Augusto Pinochet fuera detenido en Londres.
El juez se llama Baltasar Garz¨®n y proclama ahora a los cuatro vientos su satisfacci¨®n. Porque en Espa?a no se puede perseguir a estos tipos. Hay que hacerlo, no queda otro remedio, desde Argentina. Un juez que fue apartado de su carrera por otras razones, pero que se deja querer con el argumento de que lo acaecido tuvo relaci¨®n con su intento de llevar a la c¨¢rcel al asesino general Franco y algunos de sus c¨®mplices. No pudo hacerlo por varias razones, y no era la menor la de que estuvieran muertos.
Ahora, el asunto cambia radicalmente de naturaleza, y por eso se produce la gravedad de la acusaci¨®n. Cr¨ªmenes contra la humanidad. Es como si acusaran de holocausto a los asesinos de Puerto Hurraco.
Yo estoy de acuerdo con cualquiera que estime que un torturador debe sufrir una pena grave, y un asesino m¨²ltiple a¨²n mayor. Pero lesa humanidad me parece que desborda a estos canallas.
El problema para los acusadores, en este caso, es que bajar la calificaci¨®n a sus justos t¨¦rminos (que son muy graves de por s¨ª) es que no pueden alcanzar el nivel que conduce a la intervenci¨®n de instancias de tal envergadura. A nadie se le ocurrir¨ªa comparar las torturas infligidas por Billy el Ni?o con las matanzas de los militares serbios en Srebrenica, y pedir as¨ª la actuaci¨®n del Tribunal de La Haya.
?De qu¨¦ se trata, entonces? Por parte de las v¨ªctimas hay un l¨ªcito intento de obtener reparaci¨®n a sus sufrimientos individuales. Por parte de protagonistas como Garz¨®n y quienes le secundan, de poner en cuesti¨®n la transici¨®n pol¨ªtica espa?ola.
En suma, de calificar la Ley de Amnist¨ªa de 1977, que dejaba sin responsabilidad los delitos anteriores al 15 de diciembre de 1976, como una especie de componenda traidora, una concesi¨®n graciosa de la extinta UCD, las minor¨ªas nacionalistas, el PCE y el PSOE, a los franquistas.
Lo que se calific¨® entonces de gran paso para la reconciliaci¨®n de los espa?oles, que permit¨ªa avanzar hacia una democracia consensuada, resulta ser una vergonzosa concesi¨®n de la izquierda.
Se ha repetido hasta la saciedad, y quienes vivimos aquellos a?os de plomo y de miedo no podemos olvidarlo: la Ley de Amnist¨ªa marc¨® el punto en que se pudo sacar adelante este pa¨ªs. Negarlo es ponerlo todo patas arriba. A mayor gloria de Garz¨®n.
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