Universidad: el camino equivocado
Es imposible mejorar el rendimiento con presupuestos escasos y falta de autonom¨ªa
A lo largo de los ¨²ltimos 30 a?os la universidad p¨²blica ha experimentado un avance espectacular. De una universidad que, fundamentalmente, ense?aba pasamos a otra que ense?a, investiga e innova, contribuyendo activamente al desarrollo de la sociedad. En el rankingde Shangh¨¢i, cuatro universidades espa?olas ¡ªUAB, UAM, UB y UCM¡ª est¨¢n entre los puestos 200 y 300, y 10 de ellas se encuentran entre las 500 mejores del mundo. Estos n¨²meros se pueden analizar y utilizar de distintas maneras y con diferentes intenciones. La tan repetida obviedad de que ninguna universidad espa?ola est¨¢ entre las 100 o 200 mejores pretende esconder otra realidad irrefutable: el 20% de las universidades p¨²blicas espa?olas est¨¢n incluidas en el 3% de las mejores del mundo. Todo ello a pesar de que, hist¨®ricamente, la inversi¨®n en educaci¨®n superior e investigaci¨®n ha sido notablemente inferior a la realizada por pa¨ªses de nuestro entorno.
Nuestras universidades pueden y deben seguir mejorando para jugar un papel dinamizador en una sociedad avanzada basada en el conocimiento, pero las pol¨ªticas que, en el pasado, impulsaron el desarrollo del sistema universitario no son las que hoy practican el Gobierno nacional y la mayor parte de los Gobiernos regionales.
Un estudiante madrile?o paga tres veces m¨¢s que uno gallego o andaluz para cursar los mismos estudios de grado
Aunque el principio de autonom¨ªa de las universidades est¨¢ recogido en el art¨ªculo 27.10 de la Constituci¨®n, Espa?a ocupa el puesto 24 de 28 en el ranking sobre autonom¨ªa universitaria elaborado por la European University Association (EUA). La comisi¨®n de ¡°expertos¡±, creada por el ministro Wert para analizar los problemas de las universidades, es ajena a esta realidad, proponiendo medidas que, pr¨¢cticamente acaban con la autonom¨ªa. Mejorar la Universidad exige tener en cuenta la heterogeneidad del sistema. Las 50 universidades p¨²blicas son muy diferentes unas de otras, tanto en el tama?o, la especializaci¨®n, la historia y la cultura, pero todas padecen insuficiencia financiera.
El primer paso debe contemplar una mejor financiaci¨®n y una mayor estabilidad financiera de nuestros campus, si no es as¨ª, resulta absurdo hablar de mejorar el sistema universitario. A continuaci¨®n la soluci¨®n debe buscarse respetando la singularidad de cada universidad, singularidad que aporta riqueza y originalidad a nuestro sistema, lo<TH>cual significa profundizar en la autonom¨ªa universitaria en la mayor parte de las facetas contempladas por la EUA, asumiendo que mayor autonom¨ªa tambi¨¦n significa mayor responsabilidad.
El Gobierno de Espa?a ha adoptado disposiciones legales, los Reales Decretos 14/2012, 20/2012, 1.000/2012 y 609/2013, que apuntan a un cambio de modelo. El Real Decreto 14/2012 caus¨® el plante de los rectores al ministro Wert. Dicho decreto, entre otras medidas, estableci¨® las horquillas dentro de las cuales las comunidades aut¨®nomas deb¨ªan fijar los precios p¨²blicos de las matr¨ªculas universitarias generando incrementos desorbitados de esos precios en algunas comunidades.
La financiaci¨®n por alumno en la universidad mejor tratada es tres veces mayor que en la peor financiada
Como consecuencia, un estudiante madrile?o paga tres veces m¨¢s que uno gallego o andaluz para cursar los mismos estudios de grado. En Madrid los precios de grado han subido de media un 60% en dos cursos, siendo la Comunidad m¨¢s cara. Los m¨¢steres de car¨¢cter ¡°no profesional¡±, incluidos los que abren las puertas a la investigaci¨®n, han subido el 130%, cuestan 3.900 euros, lo que ha causado la p¨¦rdida de entre el 15% y el 20% de estudiantes. En el curso 2012-2013, en Espa?a, cerca de 30.000 estudiantes tuvieron dificultades para pagar la matr¨ªcula.
Estos datos ponen de manifiesto que estas subidas de precios, m¨¢s a¨²n en el actual contexto de crisis, son un factor de exclusi¨®n social, agudizada por el endurecimiento de las condiciones acad¨¦micas y econ¨®micas para la obtenci¨®n de una beca. Antes de estas subidas los precios de nuestros estudios universitarios no se pod¨ªan considerar tampoco como bajos, ya que superaban con creces los de pa¨ªses como Francia, Alemania, pa¨ªses n¨®rdicos, etc¨¦tera. Las medidas adoptadas estos dos a?os nos encaminan al modelo universitario brit¨¢nico, de precios muy altos, ignorando los graves problemas sociales y econ¨®micos asociados a esas pol¨ªticas.
Adem¨¢s, lejos de incrementar las dotaciones econ¨®micas para equiparar los niveles de financiaci¨®n con nuestro entorno europeo, en los ¨²ltimos tres a?os las universidades p¨²blicas han sufrido importantes recortes, estimados en m¨¢s de 1.200 millones de euros que se a?aden a los cerca de 2.000 millones sustra¨ªdos a la investigaci¨®n, buena parte de los cuales afectan a las universidades. Al igual que en el caso de las tasas, estos recortes afectan de manera desigual a las universidades en funci¨®n de su ubicaci¨®n. En particular, las universidades de Madrid sufrieron un recorte medio del 20%. Por otro lado, la financiaci¨®n por alumno en la universidad mejor tratada es tres veces mayor que en la peor financiada.
Es necesario subrayar que los efectos directos de est¨¢s pol¨ªticas no solo afectan a las universidades o a la comunidad universitaria, sino que tienen y tendr¨¢n cada vez mayor impacto en la sociedad que ver¨¢ frenado su desarrollo y progreso. La educaci¨®n y la investigaci¨®n son inversi¨®n de futuro y no derroche de presente. Y retomando la idea cuya paternidad se atribuye a Derek C. Bok, Albert Einstein o Andr¨¦ Malraux, podemos concluir que si invertir en educaci¨®n es caro, prueben a invertir en ignorancia.
Jos¨¦ Carrillo es rector de la Universidad Complutense de Madrid.
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