Asma el Asad reaparece vestida de luto
La primera dama de Siria se fabrica una nueva imagen para recibir a familiares de fallecidos en una guerra que ya cuenta m¨¢s de 100.000 bajas
Asma al Asad no ser¨¢ Mar¨ªa Antonieta. Con su pa¨ªs consumido por un levantamiento armado, el intermitente estruendo de la artiller¨ªa claramente audible desde un palacio convertido en b¨²nker, la imagen de la primera dama de Siria ha cambiado. Ha dejado atr¨¢s los tacones de Louboutin y los bolsos de Bottega Veneta, Chanel y Dior, para enfundarse unos pantalones y una camisa negra, abriendo los brazos y las puertas de su residencia a las familias de los soldados y civiles muertos en una guerra que cuenta ya 100.000 bajas y seis millones de desplazados.
De la bella Asma ya nadie habla en Damasco. Cuando la se?orial ciudad se abr¨ªa al mundo, hace s¨®lo unos cuantos a?os, Asma reinaba en elegancia y distinci¨®n. Inauguraba exposiciones en la ciudad vieja, acud¨ªa a la ¨®pera, cenaba con su marido en el exclusivo restaurante Narenj. Todo ello son ahora espejismos de un pasado distante y por algunos damascenos a?orado, de seguridad y paz aunque democracia no hubiera. De Asma hoy solo se comenta que no forma parte del n¨²cleo central del r¨¦gimen, que es una musulmana sun¨ª, convidada por maridaje a una ¨¦lite alauita.
As¨ª est¨¢n las cosas en Siria. Lo primero hoy son clanes y credos, que se escrutan con miedo y recelo. Es todo un cambio respecto a los a?os en que Asma y su marido viajaban por el mundo, haciendo compras en Par¨ªs, almorzando en el palacio de La Zarzuela y cenando en Londres. Todas esas puertas se han cerrado. A Damasco se asoman los rebeldes, llamando con los morteros. La Uni¨®n Europea ha sancionado al r¨¦gimen impidiendo los viajes del presidente y su esposa a pa¨ªses miembros. Ella todav¨ªa podr¨ªa acudir a Reino Unido, pues all¨ª naci¨®, de padres sirios.
En las ¨²ltimas fotos que la presidencia siria ha difundido en la red de Facebook se ve a Asma, dir¨ªase que p¨¢lida, mirada ausente, con un mo?o mal hecho, recibiendo a lo que en el comunicado adjunto se describe como ¡°familiares de m¨¢rtires¡±. Su ropa es negra, de l¨ªneas rectas y formas sencillas. La cabeza descubierta, porque su marido y su padre, Hafez el Asad, se han jactado en sus 40 a?os de r¨¦gimen de gobernar sobre muchos grupos religiosos, incluidos sun¨ªes y chi¨ªtas, sin dejar que ninguno imponga sus costumbres, como el velo.
El a?o pasado la organizaci¨®n Wikileaks filtr¨® miles de correos privados que se atribuyen a los El Asad, en los que alguien que podr¨ªa ser Asma ordenaba gastar cientos de miles de euros en muebles en una tienda londinense para redecorar un palacio y se interesaba por saldos en grandes almacenes como Harrod's. Su obsesi¨®n aparente eran los zapatos de Christian Louboutin, dise?ador franc¨¦s que viajaba frecuentemente a Damasco a comprar seda y due?o de un palacio en Alepo.
Aquellos correos los sol¨ªa firmar la primera dama con las iniciales AAA. Un¨ªa su nombre de soltera y casada: Asma al Ajras el Asad. Se cas¨® con el presidente en 2000 cuando el padre de este muri¨®. Nacida en 1975, se convirti¨® en mujer casada y primera dama a la vez, renunciando una prometedora carrera en finanzas. Cambi¨® los despachos de la City de Londres por los intrincados palacios del poder institucional de Damasco. En la guerra ha estado junto a su marido, desmintiendo con sus apariciones los ocasionales rumores de huidas del pa¨ªs.
En occidente hubo quienes pensaron que, siendo sunita de nacimiento, como la mayor¨ªa de opositores, har¨ªa alg¨²n gesto por la conciliaci¨®n. En febrero de 2012, cuando claramente ya era demasiado tarde para acercamientos, emiti¨® un comunicado oficial, en el que declaraba que ¡°el presidente lo es de toda Siria, no solo una facci¨®n de sirios, y la primera dama le apoya¡±.
A tenor de los correos electr¨®nicos de Wikileaks, aquella no era una declaraci¨®n falsa. En una misiva de diciembre de 2011 le hab¨ªa dicho a su marido: ¡°Si somos fuertes juntos, superaremos esto. Te amo¡±. Los rebeldes armados avanzaban entonces sobre Homs y sobre Alepo. Al r¨¦gimen de El Asad ya se le daba en occidente por ca¨ªdo, subestimando la robustez de sus apoyos internos y el respaldo de sus aliados en Mosc¨² y Teher¨¢n. El Asad ha resistido hasta hoy y Asma junto a ¨¦l.
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