Noticias sin contrastar
En un texto sobre un desahucio municipal, no se dio la versi¨®n de la familia desalojada. El diario rectific¨® una nota publicada sobre una hipot¨¦tica mansi¨®n de Messi
Hay un principio tan b¨¢sico como sencillo que recogen todas las gu¨ªas de estilo de los medios, incluida la de este diario. En los casos conflictivos hay que escuchar o acudir siempre a las partes en litigio.
Es decir, dar las dos versiones sin que ello deba conducir a la inhibici¨®n a la hora de intentar establecer, tras obtener las debidas certezas, cu¨¢l de los dos, o ninguna, est¨¢ avalada por los hechos. Una primera y b¨¢sica obligaci¨®n que debe completarse con otra. Ya tiene muchos a?os, pero sigue vigente, aquel consejo de la Comisi¨®n Hutchins en 1947 seg¨²n el cual una prensa responsable no ¨²nicamente ha de reproducir los hechos de forma veraz, tambi¨¦n debe ¡°informar de la verdad que encierran los hechos¡±. Una tarea que es, obviamente, mucho m¨¢s compleja.
El principio de contraste se incumpli¨® claramente en una informaci¨®n sin firma publicada por la edici¨®n digital sobre un desahucio de un piso de alquiler social de la empresa municipal madrile?a de vivienda (EMVS). En la citada informaci¨®n del 25 de septiembre se relataba la dram¨¢tica situaci¨®n de los inquilinos.
En el piso viv¨ªa un matrimonio (la mujer tuvo que ser ingresada por un problema de ansiedad), su hija con su pareja, y una ni?a de ocho a?os; ning¨²n miembro de la familia tiene empleo. El alquiler social ascend¨ªa a 117 euros al mes y acumulaban una deuda de mil euros.
La viralidad de la mentira es tremenda y su persistencia alarmante
Y el texto prosegu¨ªa explicando las razones alegadas por el Ayuntamiento para proceder al desahucio: la titular del alquiler y su marido eran propietarios de dos viviendas m¨¢s. ¡°Fuentes municipales han se?alado que ¡°no se desahucia a nadie por esa cantidad¡±, recalcando que la ejecuci¨®n se debe a que la mujer no cumple los requisitos estipulados para ser beneficiaria del alquiler social (entre ellos, no ser titular de otra vivienda en Madrid)¡±, se dec¨ªa en la informaci¨®n. Y el titular de la noticia reflejaba la tesis municipal: ¡°La EMVS echa de un piso social a una mujer por tener dos casas m¨¢s¡±.
Pero en la citada nota no se daban los argumentos del matrimonio desahuciado. Para Pilar Morillo, lectora desde hace 30 a?os de este diario, ¡°est¨¦ donde est¨¦¡±, la informaci¨®n sobre este episodio ofrecida por EL PA?S, comparada con la suministrada por otros medios, le resulta ¡°indignante¡±. ¡°Mi querido peri¨®dico actuaba de inefable bolet¨ªn municipal firmado por la redacci¨®n!¡±.
El texto se elabor¨® desde la redacci¨®n sin acudir al lugar de los hechos, pero ello no deber¨ªa ser obst¨¢culo para obtener la versi¨®n de los inquilinos expulsados.
Seg¨²n ¨¦sta, aunque es verdad que son titulares de otras dos viviendas, una de ellas, con deuda hipotecaria, est¨¢ pendiente de embargo y la otra, de unos 60 metros cuadrados, est¨¢ habitada por una persona beneficiaria de un usufructo privativo. De acuerdo con esta versi¨®n, las propiedades no ser¨ªan una alternativa de alojo para la familia expulsada de la vivienda municipal. La citada lectora, m¨¢s all¨¢ de este episodio, propone, en este contexto, que el peri¨®dico se interese por la pol¨ªtica de la EMVS que, seg¨²n ha publicado este diario, para 2018 planea haber colocado todos sus 2.450 pisos protegidos en venta.
Un tema de otro orden, aunque igualmente relacionado con el no contraste del dato, es un nuevo error informativo que afecta al futbolista Messi.
El diario tuvo que rectificar este verano una informaci¨®n sobre una fiesta en Las Vegas y la semana pasada, en la edici¨®n digital, tuvo que hacerlo otra vez a prop¨®sito de una nota sobre un supuesto encargo del deportista a un arquitecto para que le dise?ara una casa en Barcelona de una ¡°simb¨®lica dualidad¡±.
El texto inicial se bas¨® en un v¨ªdeo colgado en Internet por un portal inmobiliario colombiano en el que el arquitecto del hipot¨¦tico encargo da todo tipo de detalles.
Tras el desmentido por parte de la familia de Messi (su propia hermana public¨® en Twitter que: ¡°Leo y su familia ya tienen su casa, es la misma de siempre y es mentira lo que dicen de esa casa¡±), el arquitecto atribuy¨® el problema a una ¡°confusi¨®n¡± de los medios de comunicaci¨®n, ya que el dise?o no es una petici¨®n de Messi. Se trata de un proyecto de investigaci¨®n basado en su figura. Sin embargo, en el citado v¨ªdeo, aunque inicialmente habla de un proyecto de investigaci¨®n, en un momento determinado el arquitecto responde a una pregunta que aparece impresa que dice literalmente: ¡°?Por qu¨¦ Messi lo eligi¨® como arquitecto?¡±. Y responde que imagina que es por la esencia de su arquitectura.
Varios medios, entre ellos este diario, reprodujeron la supuesta noticia bas¨¢ndose en el contenido del v¨ªdeo y sin consultar con el hipot¨¦tico cliente. Al d¨ªa siguiente, tras el rotundo desmentido del padre del jugador, que asegur¨® que ni tan siquiera conoc¨ªa al arquitecto, el diario public¨® una nota de rectificaci¨®n que se mantuvo en portada de la misma manera que lo hab¨ªa estado la falsa noticia.
Este episodio evidencia los riesgos que tiene fiarse de cualquier contenido expuesto en la Red. Internet es, en muchas ocasiones, una buena fuente informativa, pero ello no supone que el periodista pueda ahorrarse las tradicionales rutinas profesionales para verificar los datos.
Un lector, Alberto Taranc¨®n, escribi¨® ¡°'Messi quiere una mansi¨®n como un bal¨®n de f¨²tbol', titularon ustedes. Llamativo, pero mentira. Y, sobre todo, muy decepcionante proviniendo de un medio como EL PA?S¡±, al que critica por abandonar el rigor.
La viralidad de la mentira es tremenda y su persistencia alarmante. A pesar del desmentido contundente de la familia, algunas webs anglosajonas todav¨ªa elaboraban esta semana piezas, m¨¢s o menos jocosas, sobre los gustos arquitect¨®nicos del jugador dando por cierta la noticia inicial.
La difusi¨®n en much¨ªsimos medios, tanto deportivos como generalistas, de la supuesta noticia plantea la necesidad de extremar la prudencia en el tratamiento de informaciones surgidas en la Red cuya autor¨ªa o rigor no est¨¦n acreditados.
Como se?alaba Bernardo D¨ªaz Nosty, (revista Telos, 2011) en el marco de una reflexi¨®n m¨¢s general, hay en las ediciones digitales un efecto de clonaci¨®n de informaci¨®n, tanto de aciertos como de errores ajenos, afectada en su an¨¢lisis por la urgencia de publicarla, que desdibuja una agenda informativa propia y genera una aparente abundancia informativa basada en la redundancia. Y, en este caso, en el error.
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