El gigante ensimismado
Es urgente que Estados Unidos descubra c¨®mo lo ve el resto del mundo. La erosi¨®n de su inmenso poder avanza a mayor velocidad de la prevista mientras el pa¨ªs contin¨²a enredado en disputas internas
El lunes 13 de octubre, en Washington DC, todas las oficinas p¨²blicas estaban cerradas con motivo del D¨ªa de Col¨®n. Claro que, de todas formas, no hab¨ªa casi ninguna que estuviera funcionando, por culpa del cierre de la Administraci¨®n. Como todo el mundo sabe, Crist¨®bal Col¨®n fue un navegante italiano que, al servicio de la corona espa?ola, ¡°descubri¨®¡± supuestamente Am¨¦rica e inform¨® de sus enormes posibilidades a un mundo asombrado. He estado todo el verano en Estados Unidos y he podido observar con alarma creciente a un pa¨ªs tan decidido a hacerse da?o a s¨ª mismo que, si fuera un adolescente, cualquier amigo se ver¨ªa obligado a gritar pidiendo urgentemente un m¨¦dico. Ahora que vuelvo a Europa, mi conclusi¨®n es esta: Estados Unidos deber¨ªa hacer como Col¨®n pero al rev¨¦s. El mundo ya no necesita descubrir Am¨¦rica, pero es urgente que Am¨¦rica descubra lo que el mundo piensa de ella.
Los estadounidenses, y en especial los pocos que votan en las primarias dem¨®cratas y republicanas, deben enterarse m¨¢s de lo que la gente de todo el mundo piensa y dice de Estados Unidos. Porque eso nos indica que la erosi¨®n del poder de Estados Unidos est¨¢ produci¨¦ndose a m¨¢s velocidad de la que casi todos predec¨ªamos, mientras los pol¨ªticos de Washington se comportan como ciervos en celo en una pelea de cornamentas.
La cobertura informativa constante de la televisi¨®n norteamericana sigue cada arremetida y cada giro de esa pelea. Es como ESPN (la cadena de 24 horas de informaci¨®n deportiva) pero en pol¨ªtica. Solo muy de vez en cuando se asoma el resto del mundo: por ejemplo, cuando el Banco Mundial y el FMI celebran sus reuniones anuales ¡ªen Washington¡ª y sus dos responsables, Jim Yong Kim y Christine Lagarde, hablan de terribles consecuencias y consiguen ocupar unos cent¨ªmetros de espacio en los peri¨®dicos. O cuando el cierre de la Administraci¨®n y el enfrentamiento por el techo de la deuda obligan al presidente Barack Obama a cancelar un importante viaje a Asia en el que estaba incluida la cumbre de APEC en Bali y deja la puerta abierta al presidente Xi Jinping para que subraye el liderazgo regional de China (¡°La regi¨®n de Asia-Pac¨ªfico no puede prosperar sin China¡±).
Si quiero recibir m¨¢s directamente las noticias del extranjero solo tengo que tocar unos botones. Si recorro los canales de mi televisi¨®n de cable hasta el 73, o el 355, o el que sea, me encuentro con Al Jazeera, la china CCTV y la rusa RT. Sus periodistas suelen hablar un perfecto ingl¨¦s period¨ªstico con acento americano y a veces son incluso periodistas estadounidenses, que han dejado sus empresas en constante reducci¨®n de plantilla para aportar credibilidad a estos nuevos medios: por ejemplo, el jefe de la oficina de CCTV en Washington es Jim Spellman, que antes estaba en CNN. La visi¨®n que ofrecen estas cadenas de la penosa situaci¨®n es mucho m¨¢s dura que la versi¨®n ESPN. La p¨¢gina web de la cadena rusa RT, de propiedad estatal, cita un editorial publicado por la agencia china de noticias Xinhua que propone que, en vista de la crisis, ¡°se coloquen varias piedras angulares para empezar a construir un mundo desamericanizado¡±.
Las percepciones? son
realidades,? y no solamente en el ¨¢mbito del poder blando
Por supuesto, estas cadenas representan a unos Estados antidemocr¨¢ticos, no a sus ciudadanos. Y es l¨ªcito preguntarse: ?qui¨¦n demonios ve CCTV o RT? ?Hay alguien que les tome en serio? En Europa y Norteam¨¦rica, la respuesta a esas dos preguntas todav¨ªa es ¡°no muchos¡± (aunque algunos m¨¢s en el caso de Al Jazeera). Pero en ?frica, Latinoam¨¦rica y ciertas partes de Asia, la cosa es muy distinta. En el competitivo mundo de la televisi¨®n internacional, estas adineradas cadenas son cada vez m¨¢s influyentes.
Las percepciones son realidades, y no solo en el ¨¢mbito del poder blando. Como se?ala siempre George Soros, ocurre tambi¨¦n con los mercados financieros. Solo un recordatorio: Estados Unidos alcanz¨® su l¨ªmite de deuda, de 16.699 billones de d¨®lares, en mayo de este a?o (en comparaci¨®n, el Banco Mundial calcula que el PIB del pa¨ªs en 2012 ascendi¨® a 15.685 billones de d¨®lares). Desde mayo, el Gobierno federal ha usado ¡°medidas extraordinarias¡± para pagar las facturas y refinanciar la deuda, pero esas medidas son las que, seg¨²n el secretario del Tesoro, Jack Lew, se agotar¨ªan el jueves 17 de octubre.
Hace unos d¨ªas, Lew dijo al Comit¨¦ del Tesoro del Senado que los tipos sobre los bonos del Tesoro a corto plazo se hab¨ªan casi triplicado en un periodo de siete d¨ªas. Y la semana pasada, Fidelity, la mayor gestora de fondos mutuos en los mercados de dinero de Estados Unidos, vendi¨® todos sus bonos del Gobierno a corto plazo. No fue m¨¢s que una precauci¨®n provisional, por supuesto, pero, de seguir as¨ª, llegar¨¢ un d¨ªa ¡ªun a?o, una d¨¦cada¡ª en que la s¨®lida confianza de los inversores en Estados Unidos se hundir¨¢.
Hasta la forma m¨¢s dura de poder duro, la actuaci¨®n militar, incluye un importante factor de percepci¨®n. Vietnam acaba de despedir a su h¨¦roe de guerra, el general Vo Nguyen Giap, al que se atribuye haber expulsado a Francia y Estados Unidos de su pa¨ªs. Como destacaban los obituarios, la ofensiva Tet que dirigi¨® en 1968 fue un fracaso militar, porque el Vietcong tuvo que retroceder y sufri¨® p¨¦rdidas enormes; sin embargo, desde el punto de vista pol¨ªtico, fue fundamental para volver a la opini¨®n p¨²blica estadounidense contra la guerra. Hoy, al hablar de las guerras de Irak y Afganist¨¢n, no existe una verdad objetiva, pero gran parte del mundo piensa que el ej¨¦rcito de Estados Unidos no sali¨® precisamente vencedor.
La pelea entre dem¨®cratas y republicanos le ha quitado al pa¨ªs credibilidad internacional
Mientras escribo estas l¨ªneas, parece que los ciervos en celo del Senado y la C¨¢mara de Representantes se apartar¨¢n del borde del abismo en el ¨²ltimo minuto. Sin embargo, aunque retrocedan, el da?o ya est¨¢ hecho. El mundo ha visto c¨®mo se erosionaba a¨²n m¨¢s la credibilidad pol¨ªtica de Estados Unidos.
Los estadounidenses necesitan conocer esas perspectivas desde el exterior. Algunos son conscientes de esa necesidad. Es uno de los motivos por los que la p¨¢gina web de The Guardian para Estados Unidos, guardian.com, recibe tantas visitas. Tambi¨¦n prestar¨¢ ese servicio la versi¨®n digital del nuevo International New York Times (antes International Herald Tribune), estrenada el martes 15 de octubre, con un abanico m¨¢s amplio de voces internacionales, aunque est¨¢ dirigido, seg¨²n dec¨ªa con modestia el director adjunto responsable de la edici¨®n en un art¨ªculo aparecido en la web del New York Times, a ¡°la ¨¦lite pol¨ªtica, econ¨®mica y cultural del mundo¡±. ?Y qu¨¦ pasa con esos estadounidenses que se enorgullecen de ser menos cosmopolitas y elitistas, incluidas las minor¨ªas interesadas que preseleccionan a los representantes dem¨®cratas y republicanos en Washington, en unas primarias partidistas y pensadas para unos electores manipulados?
Para ellos tengo una sugerencia de despedida. Que alg¨²n multimillonario estadounidense con esp¨ªritu de servicio p¨²blico cree una cadena de televisi¨®n e Internet dedicada a transmitir al gran p¨²blico norteamericano, de forma gr¨¢fica y accesible, la visi¨®n que tiene el mundo de Estados Unidos. En Gran Breta?a, la gente sigue utilizando a veces una vieja exclamaci¨®n de incredulidad ante algo asombroso y un poco rid¨ªculo¡ como lo que est¨¢ sucediendo en Washington. Decimos: ¡°Christopher Columbus!¡±. Podr¨ªa ser un buen nombre para la cadena.
Timothy Garton Ash es catedr¨¢tico de Estudios Europeos en la Universidad de Oxford, donde dirige www.freespeechdebate.com, e investigador titular de la Hoover Institution, Universidad de Stanford. Su ¨²ltimo libro es Los hechos son subversivos: Ideas y personajes para una d¨¦cada sin nombre.
Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia.
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