Sentencia sensata

Con buen criterio, la Audiencia Nacional ha condenado a penas moderadas a los dos polic¨ªas que avisaron a la trama de extorsi¨®n de ETA sobre la inminencia de unas detenciones, por considerarlo un delito de revelaci¨®n de informaci¨®n; pero el tribunal descarta que la finalidad de esa acci¨®n fuera la de cooperar con la banda terrorista. Antes al contrario, se interpreta, intentaba evitar entorpecimientos al cese del terrorismo. Ning¨²n proceso complejo est¨¢ exento de hechos oscuros, y el soplo en el bar Fais¨¢n de Behobia (Ir¨²n) de mayo de 2006 lo fue; pero exagerar la trascendencia del incidente, equipar¨¢ndolo a crimen de colaboraci¨®n con el terrorismo, habr¨ªa sido un absurdo.

Habr¨¢ quien vea contradicciones en un tribunal convencido de que el soplo policial no pretend¨ªa favorecer a ETA, pese a lo cual condena a los autores materiales del mismo, sin entrar tampoco en la cuesti¨®n de si el entonces jefe superior de Polic¨ªa del Pa¨ªs Vasco, Enrique Pami¨¦s, actu¨® solo o por ¨®rdenes superiores. El Supremo tendr¨¢ la ¨²ltima palabra si se presentan recursos contra la sentencia, aunque la fiscal¨ªa ya ha adelantado que se aquieta al fallo.

M¨¢s all¨¢ de los detalles, el episodio de 2006 demuestra hasta qu¨¦ punto la lucha contra el terrorismo no fue mantenida como un asunto de Estado. Los que denunciaron la negociaci¨®n como ¡°traici¨®n a los muertos¡± encontraron en el incidente el pretexto que necesitaban para amplificar, con un esc¨¢ndalo judicial, el estr¨¦pito pol¨ªtico y medi¨¢tico que ten¨ªan organizado contra el Gobierno de Zapatero. Y eso debe tenerse en cuenta a la hora de valorar las consecuencias impl¨ªcitas en la sentencia, que ha de hacerse considerando fr¨ªamente lo que estaba en juego y cu¨¢l fue el resultado del proceso.

A ese efecto, es un hecho que la negociaci¨®n se encontraba en una fase cr¨ªtica cuando el soplo frustr¨® las detenciones; pero dejar de hacerlas en aquel momento no tuvo consecuencias, ya que el aparato de extorsi¨®n de ETA fue detenido sin contratiempos 50 d¨ªas despu¨¦s. El periodo de tregua tampoco implic¨® la desactivaci¨®n de la polic¨ªa, y de ah¨ª la eficaz persecuci¨®n de la banda cuando esta rompi¨® el proceso negociador y volvi¨® a cometer atentados. Bajo esa misma polic¨ªa y ese mismo Gobierno, al que algunos se?alaron como colaboracionistas con el terrorismo, ocurri¨® la renuncia definitiva de la banda a la violencia en el oto?o de 2011.

Cabe preguntarse si el inter¨¦s de algunos en no pasar p¨¢gina tiene que ver con un sincero respeto a la memoria de las v¨ªctimas o, m¨¢s bien, con un concepto utilitarista de la pol¨ªtica: cuanto m¨¢s tiempo se mantenga abierta la duda, m¨¢s posibilidades habr¨¢ de atacar la posici¨®n del PSOE, que gobernaba en aquel tiempo, con Alfredo P¨¦rez Rubalcaba como ministro del Interior. Concentrarse ahora en el desarme de ETA es m¨¢s importante que sostener la duda sobre viejas intenciones y responsabilidades.