El zarpazo de L¨¦a Seydoux
Ha trabajado con Tarantino, Woody Allen y Ridley Scott. Su ¨²ltima pel¨ªcula, ¡®La vida de Adele¡¯, gan¨® en Cannes y ha sido alabada por la cr¨ªtica. Explica que el rodaje fue duro, largo y desp¨®tico. Aunque existen otras versiones¡
L¨¦a Seydoux ¨Ccara lavada, camisa abotonada hasta el cuello, pantal¨®n azul, las piernas castamente cruzadas¨C recibe al periodista sin el menor inter¨¦s, apurando un caf¨¦ solo y jugueteando con su zapat¨®fono. La actriz est¨¢ sentada ¨Cm¨¢s bien, literalmente, hundida¨C en el sill¨®n de un oscuro sal¨®n del hotel donde transcurre la promoci¨®n de La vida de Adele, la pel¨ªcula de Abdellatif Kechiche que gan¨® la Palma de Oro en el ¨²ltimo Festival de Cannes.
Seydoux, de 28 a?os, es la nueva estrella del cine franc¨¦s, y tiene unos ojos azules impresionantes, un ment¨®n amplio y unas curvas rotundas. Su belleza cambiante, a ratos andr¨®gina, otras veces carnal y sofisticada, ha acaparado las portadas de todas las revistas francesas, desde la reedici¨®n de la venerable Lui hasta Premi¨¨re, los suplementos del fin de semana de Le Monde y Le Figaro, o el inevitable Paris Match.
En apenas nueve a?os de carrera, ha trabajado para Quentin Tarantino, Woody Allen y Ridley Scott, y la pr¨®spera industria francesa se pelea por su palmito y su talento. Vers¨¢til y convincente, ha sido madre soltera en El ni?o de arriba, lectora de Mar¨ªa Antonieta en Los adioses de la reina, limpiadora de una central at¨®mica en Grand Central, y pintora pija e intelectual en la explosiva La vida de Adele, que se estrena el viernes en Espa?a.
Por eso resulta especialmente extra?o ver bostezando y sin pulso a esta joven triunfadora y ambiciosa que presume de haberse hecho a s¨ª misma, aunque procede de una familia rica, protestante y cin¨¦fila (su madre es Val¨¦rie Schlumberger, hija de una saga de c¨¦lebres inventores y mineros alsacianos, y su padre es hijo del presidente de la m¨ªtica productora y distribuidora Path¨¦).
Seydoux aparece hecha pur¨¦, agotada, tan inc¨®moda como si estuviera en el cadalso, y en 20 minutos de entrevista resulta imposible romper el hielo, salvo cuando se le pregunta por su modelo de actriz (¡°Me gusta el salvajismo de Marlon Brando¡±, responde), y cuando habla de Almod¨®var: ¡°?Me volver¨ªa loca trabajar con ¨¦l, es uno de mis directores preferidos!¡±. El resto del tiempo responde con desgana y frases cortas, y no deja de mirar el m¨®vil y de meterse la mano bajo la camisa para estirarse el sujetador. Se dir¨ªa que es la imagen de la depresi¨®n.
La raz¨®n de su estado tarda dos minutos en revelarse, en cuanto sale el nombre del director de La vida de Adele, el tunecino Abdellatif Kechiche, que comparti¨® el premio recibido en Cannes con ella y con la protagonista de la pel¨ªcula, la desconocida Ad¨¨le Exarchopoulos.
¨CKechiche es un genio, pero jam¨¢s volver¨¦ a rodar con ¨¦l ¨Cdice con una sonrisa infantil¨C.
¨C?Por qu¨¦?
¨CEl rodaje fue largu¨ªsimo, dur¨® cinco o seis meses, y result¨® humillante a ratos. A veces me sent¨ªa en una trampa; otras, en una pesadilla¡
¨CBueno, la pel¨ªcula gan¨® la Palma de Oro, ?no compensa eso la dureza?
¨CS¨ª, es una pel¨ªcula muy bonita, una gran creaci¨®n art¨ªstica, pero es dif¨ªcil dar una visi¨®n objetiva¡ Abdel tiene un manera de trabajar ¨²nica, la suya.
¨C?C¨®mo es?
¨CDif¨ªcil.
¨C?Y c¨®mo la convenci¨® para el papel?
¨CNos conocimos en un caf¨¦, y fui yo la que insist¨ª para que me contratara. Conoc¨ªa la historia que quer¨ªa rodar, y quise ser el personaje de Emma. Abdel es muy conocido aqu¨ª y sab¨ªa que hab¨ªa hecho buenas pel¨ªculas¡
¨C?Entonces?
Kechiche es un genio, pero jam¨¢s volver¨ªa a trabajar con ¨¦l. Fue humillante. Me sent¨ªa en una trampa; en una pesadilla¡±, cuenta Seydoux sobre el director de ¡®La vida de Adele¡¯
¨CEl rodaje fue dur¨ªsimo, no pod¨ªa luchar contra ¨¦l, ten¨ªa que hacer lo que me ped¨ªa. Lo m¨¢s duro fueron las repeticiones, hicimos 100 tomas de cada cosa, y llega un momento en que no sabes ni qu¨¦ haces. Estuvimos tres meses repitiendo escenas, y muchos d¨ªas una sola que al final no sale en pantalla. Pero tambi¨¦n aprend¨ª mucho. La experiencia me marc¨®. No s¨¦ si hablar de valent¨ªa. Aprend¨ª a intentar no tener miedo, y otras cosas de m¨ª que no sab¨ªa.
¨C?Las escenas de sexo fueron lo m¨¢s duro?
¨CNo, Ad¨¨le y yo nos hicimos muy amigas, y, aunque pas¨¢bamos muchas horas desnudas, no nos molestaba la desnudez de la otra. Lo m¨¢s dif¨ªcil fue la escena de la ruptura.
-?Y ahora c¨®mo es su relaci¨®n con Kechiche? ?Se odian, se aman, se hablan?
-Nos decimos hola. Voil¨¤.
Aqu¨ª acaba el di¨¢logo con la estrella. ?Qu¨¦ rayos pasa en La vida de Adele, y sobre todo qu¨¦ pas¨® en el rodaje, para que esta sesi¨®n de entrevistas de promoci¨®n, eso que Truman Capote llamaba el g¨¦nero ¨ªnfimo del periodismo, parezca un psicodrama, una mala copia de Breaking Bad?
La pel¨ªcula lleva meses dando que hablar. Primero, cuando se estren¨® en Cannes, por su calidad, su fuerza y su intensidad, en las que juegan un papel no menor las largas y muy expl¨ªcitas escenas de sexo l¨¦sbico entre Ad¨¨le Exarchopoulos y L¨¦a Seydoux. Tras conquistar la gloria juntos, Kechiche, Exarchopoulos y Seydoux comenzaron la gira por Estados Unidos, y nada m¨¢s aterrizar ardi¨® Troya. Las int¨¦rpretes declararon que la experiencia hab¨ªa sido dur¨ªsima, largu¨ªsima, enriquecedora y extraordinaria. Pero irrepetible. El rodaje, contaron, fue interminable, el doble de lo que suele ser habitual, porque Kechiche no estaba nunca satisfecho.
?T¨¢ctica novedosa y habil¨ªsima de marketing? No parece probable. Las acusaciones que se han cruzado el director y Seydoux son demasiado descarnadas como para ser fingidas. De hecho, Kechiche ha llegado a decir que preferir¨ªa que la pel¨ªcula no se estrenase ¡°porque ha sido ensuciada¡± y porque ¨¦l ¡°no querr¨ªa ir a ver la obra de un director s¨¢dico y tir¨¢nico¡±.
En todo caso, la puesta en escena de la promoci¨®n parece demasiado teatral y dram¨¢tica. La diva, rica, mona, rubia y mimada, confiesa que ha sido torturada por el cineasta oficialmente intelectual, un outsider con vocaci¨®n de serlo, de origen humilde ¨Cun magreb¨ª que apenas se siente franc¨¦s¨C y que replica a los lamentos de la actriz m¨¢s cotizada del momento contando que tuvo que prolongar el rodaje ¨C¡°pag¨¢ndolo de mi bolsillo¡±¨C por su culpa. ¡°L¨¦a nunca lleg¨® a entrar en el papel; no se atrevi¨® a arriesgar porque se ha criado entre algodones y es un producto de la conservadora industria francesa. Sus palabras son una venganza doble: suya y de la industria¡±, replica Kechiche.
El director, de 54 a?os, recibe a los periodistas en la terraza del hotel, situada a 200 metros de donde se encuentra Seydoux. Niega que sea un realizador ¡°duro¡±, aunque admite que ¡°docenas de escenas filmadas quedaron fuera del montaje final¡±, y aclara que tiene montada otra versi¨®n ¡°que dura tres horas y cuarenta minutos, y que espera ¡°poder rodar la continuaci¨®n alg¨²n d¨ªa¡±.
Alto y delgado, con el pelo blanco muy corto, ojos de pillo y sonrisa generosa, Kechiche viste con la modestia de un obrero ¨Cchaqueta marr¨®n, pantal¨®n gris, zapatos de deporte parduzcos y calcetines desgastados¨C, y se expresa con la elegancia de un intelectual. Afincado desde hace d¨¦cadas entre su pa¨ªs, Niza y Par¨ªs, tiene una legi¨®n de seguidores que le consideran inimitable por su sello de realismo, naturalidad e intensidad interpretativa, digno de ¨¦pocas menos sosas y bufas que esta. Muchos de los actores que han trabajado con ¨¦l, y no pocos cr¨ªticos, le califican como un genio.
L¨¦a nunca lleg¨® a entrar en el papel; no se atrevi¨® a arriesgar porque se ha criado entre algodones¡±, replica el realizador del filme
La todav¨ªa adolescente Ad¨¨le Exarchopoulos, de 19 a?os, es la verdadera protagonista de la pel¨ªcula. Nieta de un inmigrante griego que, seg¨²n recuerda, ¡°se fue un d¨ªa de casa a comprar un pollo y nunca volvi¨®¡±, e hija de una enfermera y un profesor de guitarra, la enorme expresividad de esta joven crecida en el distrito XIV de Par¨ªs acapara todos los planos, y en su primer trabajo importante se zampa ¨Cliteral y profesionalmente¨C a la estrella Seydoux.
Radiante y minifaldera, con su boca redonda y sus dientes de conejo, el pelo casta?o claro, liso y alborotado, unas viejas botacas militares y la expresi¨®n de estar a punto de comerse el mundo, Exarchopoulos se encuentra sentada al aire libre, en una mesa cercana a la que ocupa el director. Tras contar que le gusta mucho la forma de actuar de Pen¨¦lope Cruz y que quiere dar el salto a Estados Unidos, confiesa en voz baja: ¡°Abdel es un genio, pero probablemente no volver¨¦ a rodar con ¨¦l¡±. Aunque minimiza la dureza del rodaje y se limita a definirlo como ¡°un gran artista, muy exigente¡±.
Antes de seguir con el culebr¨®n hay que decir que la pel¨ªcula es genial a ratos, incisiva e interesante casi siempre. Partiendo de un guion muy preciso, pulido sobre la marcha en el rodaje, los di¨¢logos suenan veraces y frescos, y la c¨¢mara se mete en los pliegues m¨¢s ¨ªntimos con profusi¨®n de primer¨ªsimos planos. La vida de Adele narra la educaci¨®n sentimental y sexual, en cuatro a?os, de una estudiante de instituto (Exarchopoulos) que proviene de un medio social humilde y vive con sus padres en Lille (norte de Francia), hasta que se enamora de una guapa pintora con el pelo azul (Seydoux), menos joven que ella, m¨¢s fr¨ªa, m¨¢s rica y bastante m¨¢s maleada.
Adem¨¢s de la historia de amor, Kechiche deja alguna pincelada hiperrealista y cr¨ªtica sobre la Francia actual ¨Cla rutina hom¨®foba del colegio y las familias, las conversaciones pretenciosas de las ¨¦lites culturales¡¨C, y se deleita en las escenas de sexo, que alcanzan un nivel de concupiscencia que muy pocas pel¨ªculas habr¨¢n rozado antes ¨Cen Estados Unidos, el filme ha sido clasificado para mayores de 16 a?os, complicando la carrera al Oscar¨C.
La historia vivida durante los seis meses de rodaje no es menos apasionante. Al principio, Kechiche titul¨® el guion El azul es un color c¨¢lido, tom¨¢ndolo prestado del c¨®mic original de Julie Maroh, una joven francesa que narr¨® su homosexualidad en un libro autobiogr¨¢fico. Pero, a medida que iba filmando, la historia fue cambiando y el t¨ªtulo acab¨® resumiendo una historia nueva y distinta de la original. ¡°El personaje de Ad¨¨le fue creciendo¡±, cuenta Kechiche, ¡°y aunque en la primera versi¨®n la chica mor¨ªa, decid¨ª que no pod¨ªa matarla, era demasiado injusto con su manera apasionada de vivir. Al mismo tiempo, el trabajo con L¨¦a iba peor de lo esperado. Necesitaba una intensidad y una entrega absolutas, y sent¨ªa que L¨¦a no estaba a gusto. Quiz¨¢ eso me hizo volcarme m¨¢s en Ad¨¨le, no lo s¨¦. Hice lo que pude para convencer a L¨¦a. Pero a lo mejor no fui todo lo sutil que deb¨ªa¡±. De hecho, el t¨ªtulo final refleja lo que es la pel¨ªcula: cuenta la vida de Adele mucho m¨¢s que la de Emma y su pelo azul, y a pesar de dos o tres apariciones fulgurantes, Seydoux se va desdibujando ante el empuje de Exarchopoulos.
Abdel es un genio. Un gran artista, muy exigente. Pero probablemente no volver¨¦ a rodar con ¨¦l¡±, dice la coprotagonista Ad¨¨le Exarchopulos
¡°Mi idea era contar una historia de amor entre dos chicas de distinto medio social¡±, explica Kechiche, que se acuerda de la primera vez que vio a las dos actrices. ¡°Ad¨¨le se impuso en el casting sin paliativos. Fue un flechazo. Me atrajo enseguida su boca, su mirada, su sensualidad, su sensibilidad febril y emocionante. La encontr¨¦ preparada para saltar al vac¨ªo, algo que esperaba de las dos. Con L¨¦a tom¨¦ una decisi¨®n m¨¢s pensada. No estaba convencido, aunque ten¨ªa verdadero afecto por la persona, pens¨¦ que ser¨ªa dif¨ªcil para ella dejar atr¨¢s su forma de trabajar. Ella deseaba realmente hacer el papel. Luego se ha arrepentido¡±.
El realizador admite que el rodaje se alarg¨® mucho porque era indispensable, aunque no sirvi¨® para alcanzar el objetivo: algo parecido a la perfecci¨®n. ¡°L¨¦a se bloque¨®, y yo intent¨¦ ayudarla a salir de su caparaz¨®n; ahora est¨¢ mal, pero espero que en el futuro mejorar¨¢ y le servir¨¢ el esfuerzo. Ya no puedo ayudarla, esto es la vida real. Pero lo que pas¨® en el rodaje no es tan raro. A veces es dif¨ªcil alcanzar la intensidad necesaria, otras veces es un placer. Mi aspiraci¨®n es siempre esa, pero s¨¦ bien que sentir una satisfacci¨®n del cien por cien con una pel¨ªcula es imposible. Es una obra de arte, no un objeto prefabricado, y nunca est¨¢ terminada; el reconocimiento en Cannes disminuye la frustraci¨®n, pero no del todo. Como dec¨ªa Kubrick, hacer una pel¨ªcula es como escribir Guerra y paz en un coche que da tumbos. Esta fue un velero en medio de la tempestad, y yo la llev¨¦ donde pude¡¡±.
Kechiche es un conversador infatigable que adora el contacto humano. Tras 50 minutos de entrevista, entre bromas y veras, llegamos a la pregunta final: ?No le parece que era me??ta??f¨ªsicamente imposible que una actriz acos??tumbrada al ¨¦xito f¨¢cil se abriera en canal? ?Qui??z¨¢ usted actu¨® as¨ª con la estrella del cine fran??c¨¦s llevado por alg¨²n tipo de revanchismo social?
¡°Es interesante eso que dice¡±, responde. ¡°?Pero lo desmiento categ¨®ricamente! Sim??ple??mente, hay actores que prefieren simular y otros que hacen vivir a sus personajes. Yo intent¨¦ crear dos personajes que se fusionaban en uno solo sin que el medio social lo impidiese, y al final ese amor result¨® imposible. El personaje m¨¢s burgu¨¦s, el que tiene una idea m¨¢s te¨®rica de la libertad, del arte y de la belleza, era menos veraz y apasionado que el personaje proletario y menos cultivado. Mi error fue quiz¨¢ elegir a una actriz realmente burguesa. Lo hice porque pensaba que habr¨ªa sido racista no darle la opci¨®n de hacer el papel a L¨¦a. Luego, la pel¨ªcula se impuso, y Ad¨¨le se convirti¨® en el faro. Pero le aseguro que no fue premeditado¡±.
¡°Quiz¨¢¡±, a?ade, ¡°pudo influir cierta memoria arcaica, o metaf¨ªsica, una forma de venganza ¨Cno s¨¦ bien si m¨ªa o de ella¨C que afecta a quienes se encierran en una torre de marfil. Mi duda era si dos personas de medios sociales tan alejados pueden vivir un amor absoluto. La respuesta es no: la torre de marfil se protege en su ambiente. Me endeud¨¦ para que L¨¦a se abriera, y ella respondi¨® escupiendo en la sopa. Hay gente a la que le das poco, y te lo agradece hasta el hartazgo, y otros a los que les das todo, y te responden: ¡®Me has quitado todo¡¯. Solo puedo decir que ninguna actriz hab¨ªa juzgado mi m¨¦todo con ese desprecio. L¨¦a lo ha hecho. Quiz¨¢ ha pensado que era su deber mostrarlo. Quiz¨¢ su mundo se sent¨ªa en peligro¡±.
Como dicen los franceses, ambiance. Y como dicen en Espa?a, no se la pierdan.
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