¡°Si hacemos el juego a la extrema derecha, Europa ser¨¢ un infierno¡±.
La teniente de alcalde de Par¨ªs y candidata socialista a las municipales de 2014, es andaluza de San Fernando (C¨¢diz), es descendiente de exiliados republicanos por la Guerra Civil. Lucha por su sue?o de convertirse en alcaldesa.
Anne Hidalgo llega corriendo de un pleno municipal, con ¡®Le Monde¡¯ y el m¨®vil en la mano. En¨¦rgica y resuelta, la teniente de alcalde de Par¨ªs, encargada de urbanismo y candidata socialista a las elecciones municipales de marzo de 2014, para las que parte como favorita frente a la aspirante de la derechista UMP Nathalie Kosciusko-Morizet (NKM), se sienta en la mesa de reuniones de su enorme despacho, en el esquinazo de la plaza del H?tel de Ville con la calle de Rivoli, y cambia sin esfuerzo del franc¨¦s sin acento a su espa?ol algo oxidado en el que no faltan giros y adornos muy gaditanos como el ¡°as¨ªn¡±.
¡®As¨ªn¡¯ son las cosas con los G¨®mez franceses, los hijos de los exiliados y los emigrantes espa?oles: si una pol¨ªtica espa?ola dijera ¡°as¨ªn¡±, su jefe de comunicaci¨®n la mandar¨ªa al logopeda; o¨ªrlo en la mujer que dentro de seis meses puede ser la primera alcaldesa de Par¨ªs desde que lo fuera brevemente la anarquista Louise Michel resulta incluso conmovedor.
En el mueble bajo que recorre la pared oeste del despacho hay unas 50 fotos y algunos objetos que narran su vida y sus or¨ªgenes sure?os. Ah¨ª est¨¢n el bander¨ªn del C¨¢diz CF, las im¨¢genes de las victorias electorales de 2001 (la primera vez que la izquierda conquist¨® la alcald¨ªa de Par¨ªs) y de 2008, una caricatura del Diario de C¨¢diz en la que Hidalgo aparece vestida de Napole¨®n con el puente de Zuazo al fondo, y algunas fotos-recuerdo con amigas espa?olas (Blanca Li, Luz Casal, Carmen Maura) y con los Reyes. En un lugar preferente est¨¢n sus padres, ¡°de 85 y 84 a?os, que ahora viven en Chiclana, pero todav¨ªa vienen a Par¨ªs tres o cuatro veces al a?o¡±, y sus ni?os.
Hidalgo (San Fernando, C¨¢diz, 1959) se cas¨® dos veces y es madre de tres hijos. Dos son ya mayores, de 28 y 26 a?os, y el tercero, Arthur, de 11, es fruto de su segundo matrimonio, con un diputado socialista. Est¨¢ ya en plena campa?a hacia el sue?o de ser alcaldesa. El programa, el carisma y la experiencia municipal de Hidalgo son superiores a los de Nathalie Kosciusko-Morizet (NKM), su rival, que fue portavoz de Nicolas Sarkozy; sumados a la ola de demagogia y populismo que vive Francia y a la enorme impopularidad del presidente socialista, Fran?ois Hollande, han convertido las elecciones en un extra?o c¨®ctel del que nadie se atreve a predecir el final.
?Podr¨ªa resumir su vida en 20 l¨ªneas? Andaluza de San Fernando (C¨¢diz), vengo de una familia republicana que vivi¨® la retirada de M¨¢laga. Mi abuelo y mi padre fueron exiliados. Mis padres eran gente humilde, pero rica en valores, y educaron a sus dos hijas para que tuvi¨¦ramos oportunidades y fu¨¦ramos lo m¨¢s libres posible. Criada en Lyon, tuve la suerte de ir a la escuela p¨²blica y laica y a la universidad. Me hice feminista a los 15 a?os leyendo a Simone de Beauvoir y a An?is Nin, y empec¨¦ a militar en el Partido Socialista en 1994, tras la derrota en las generales de 1993. Fui inspectora de trabajo, trabaj¨¦ como asesora t¨¦cnica en el gabinete de Martine ?Aubry cuando era ministra de Trabajo y en 2001 entr¨¦ en la pol¨ªtica municipal de la mano de Bertrand Delano?. Caminamos juntos y gan¨¦ las primarias del distrito 15, donde viv¨ªa desde que llegu¨¦ a Par¨ªs. Delano? me nombr¨® teniente de alcalde, y desde entonces viv¨ª la pasi¨®n de Par¨ªs, que siempre fue para m¨ª un mito. No llegu¨¦ aqu¨ª para ser alcaldesa, pero la ilusi¨®n se completa ahora¡ Cuando gan¨® Hollande en mayo de 2012, me propusieron formar parte del Gobierno, pero dije que no porque quer¨ªa dar la batalla de las municipales. ?Y aqu¨ª estamos!
?C¨®mo van los sondeos? Por delante. Dicen que la izquierda ganar¨ªa la segunda vuelta con el 52,5% de los votos. En las municipales, el voto no es directo, sino distrito a distrito, y en teor¨ªa conquistaremos los mismos barrios que en 2008 y quiz¨¢ uno m¨¢s, el 5.
?Y en la primera vuelta? Yo sola tendr¨ªa el 36,5%; la derecha, el 35%, y los comunistas, el 6%. Espero una elecci¨®n muy re?ida, m¨¢s parecida a la de 2001 que a la de 2008, cuando la derecha llevaba mucho tiempo en el Ejecutivo. Queda mucha carrera por delante, pero he tratado de unir a mi familia pol¨ªtica y de involucrar a la sociedad civil, contando con algunos ecologistas, alg¨²n gaullista como Dominique Versini y a independientes.
Todo eso suena bien, pero no s¨¦ si va a poder invitar a Hollande a sus m¨ªtines. Es una elecci¨®n local, pero es indudable que los temas nacionales y los proyectos del Gobierno entran en la campa?a de Par¨ªs. La apuesta por la educaci¨®n, por ejemplo, ha favorecido mucho a los parisienses. Sarkozy destruy¨® 60.000 puestos de profesores. Hollande est¨¢ creando 12.000 anuales, y este curso es el primero en 10 a?os donde no faltan docentes en los colegios de Par¨ªs. Hay temas menos positivos, como un hartazgo evidente con la presi¨®n fiscal. Como mujer de izquierdas, s¨¦ bien que los impuestos sirven para ofrecer mejores servicios, y tambi¨¦n que algunos ciudadanos de m¨¢s edad van a tener que pagar m¨¢s que antes. Pero Par¨ªs velar¨¢ por todos, no podemos hacer como si no hubiera crisis, y con nuestro presupuesto miraremos por la gente m¨¢s humilde dando ayudas para la vivienda y el transporte. La impopularidad del Gobierno es un hecho, pero conf¨ªo en que los parisienses (y los europeos que viven aqu¨ª, que pueden votar tambi¨¦n si se inscriben en las listas) sabr¨¢n distinguir que nos jugamos el futuro de la ciudad y apreciar que la gesti¨®n municipal de estos a?os ha sido transparente, democr¨¢tica y moderna, mucho mejor que la que hizo la derecha antes que nosotros.
Ha criticado a NKM diciendo que quiere usar Par¨ªs como trampol¨ªn personal. ?Usted no? ?Ella piensa en ser presidente de la Rep¨²blica! Y me acusa de tener poca ambici¨®n porque solo quiero Par¨ªs. Mi ¨²nica ambici¨®n es esta: Par¨ªs es una ciudad-mundo.
?C¨®mo anda el caj¨®n de las deudas? Hemos desarrollado una gesti¨®n muy sana. Debemos el 40% del presupuesto, unos 4.000 millones de euros, cuando la mayor¨ªa de las ciudades tienen una deuda del 80%. Ahora la ley impone un techo de d¨¦ficit, y si lo superas, el Estado te interviene. Nuestra ventaja es que hemos invertido mucho en los ¨²ltimos a?os en vivienda, transporte e innovaci¨®n: 8.000 millones entre 2001-2008 y 9.000 millones en el segundo septenio. Y ya estamos por delante de Londres en creaci¨®n de empresas digitales.
Y muy cerca en el prohibitivo precio de las viviendas, que aleja a los j¨®venes y a los menos ricos del centro. Par¨ªs es mucho m¨¢s peque?a y algo m¨¢s barata que Londres. Solo 105 kil¨®metros cuadrados para 2,5 millones de personas supone una de las densidades m¨¢s altas de Europa. Pero hemos creado 70.000 viviendas sociales para que mucha gente con menos medios siga en la ciudad.
Pero el debate del momento, y la pregunta que todo el mundo se hace fuera de Francia, es c¨®mo frenar a la extrema derecha. ?Cu¨¢l es su receta para combatirla? ?No cree que debatir sobre falacias como la inexistente invasi¨®n gitana contribuye a hacerle el juego? Mi soluci¨®n es muy clara: los valores antes que nada. La extrema derecha es veneno para la Rep¨²blica, una propuesta falsa que no soluciona nada. El populismo se alimenta del miedo y de la crisis, para culpar al extranjero de todos los males. Hay que luchar contra esa estafa en el plano de las ideas, porque la ultraderecha trata de banalizar su propio mensaje para hacer creer que es un partido como los dem¨¢s. Pero su historia es la que es, y el Frente Nacional nunca ha cortado con ella. La hija de Le Pen intenta que la llamen Marine en vez de Le Pen, para hacer olvidar a su padre, pero es igual que ¨¦l, una extremista. M¨¢s h¨¢bil, m¨¢s medi¨¢tica, pero un peligro para la democracia. Eso es lo primero que se debe decir. Y luego, al hablar de inmigraci¨®n, hay que contestarles, porque si no lo haces, favoreces el extremismo.
?Comparte las ideas del ministro del Interior y compa?ero de partido, Manuel Valls, cuando dice que los gitanos europeos son culturalmente distintos y no quieren integrarse? Creo que no hay que mezclar las cosas. Entre los gitanos europeos que vienen a Francia se dan dos situaciones. Unos son familias que vienen a buscarse un porvenir desde pa¨ªses paup¨¦rrimos que les dan un trato indigno. A estos hay que integrarlos, recordando que Europa tiene una deuda enorme con los gitanos, que fueron deportados y exterminados en los campos nazis. Eso no lo podemos olvidar, y hay que darles viviendas y educaci¨®n aplicando las leyes vigentes. Aunque no siempre es f¨¢cil. Nosotros tenemos 50 familias en la plaza de la Bastilla, les hemos ofrecido viviendas y no las quieren. Tienen ni?os muy peque?os, y hemos pedido a los jueces que nos ayuden a que las acepten, no se pueden quedar en la calle porque si se muere un ni?o de fr¨ªo, ?de qui¨¦n es la culpa? La segunda situaci¨®n es la de las redes mafiosas de delincuencia y de prostituci¨®n que explotan a menores. Existen en muchas capitales del continente, y creo que debemos reprimir los delitos a escala europea. Lo que no se puede permitir es que Kosciusko-Morizet diga que los gitanos acosan a los parisienses, no se puede estigmatizar a un pueblo entero.
Disculpe, pero Valls ha convertido a 17.000 gitanos, la mitad de ellos ni?os, en el gran problema de Francia, que es la segunda econom¨ªa del euro y no dedica apenas fondos europeos para integrar a los gitanos. Hay que entender que Sarkozy dej¨® una herencia p¨¦sima, con 10.000 polic¨ªas menos de los que hab¨ªa antes. Y el ministro del Interior est¨¢ formando nuevos agentes. No debemos exagerar las cosas. Pero es verdad que hay un problema real porque muchos ciudadanos hablan de eso, les molesta ver a los ni?os por la calle pidiendo o robando a los turistas. Y otro problema es que Francia no ha utilizado bien los fondos europeos para las minor¨ªas gitanas, por ejemplo en la vivienda. Quiz¨¢ porque hemos confundido las dos realidades de las que hablaba antes.
?Se imagina si sustituy¨¦ramos la palabra gitano por la palabra jud¨ªo? Ser¨ªa impensable, ?no? Las asociaciones jud¨ªas han mantenido posiciones muy claras sobre eso y han dicho que no podemos permitirnos decir que los gitanos no tienen nada que ver con nuestra historia.
Usted, inmigrante andaluza e hija de exiliados, G¨®mez francesa, ?ha sufrido racismo en Francia? En los sesenta se hablaba muy mal de los espa?oles, de los portugueses y de los italianos. Pero hab¨ªa trabajo porque las empresas necesitaban mano de obra. Las cosas se pusieron peor con la crisis de 1973. Tambi¨¦n hubo racismo contra los espa?oles, los polacos y los italianos en los a?os veinte, pero la sociedad logr¨® superar esos recelos con la escuela republicana. La educaci¨®n redujo la crispaci¨®n, y aunque mis padres oyeron palabras racistas en la escuela, hubo otros que nos ayudaron. Creo que eso falta ahora, entre otras cosas porque la derecha aprovech¨® la crisis para reducir los presupuestos de educaci¨®n. Tenemos que reconstruir la convivencia.
Usted, como tantos otros que se fueron y se quedaron, es fruto del golpe de Estado de Franco y de la guerra civil espa?ola. ?Qu¨¦ le contaban sus padres? ?O guardaban silencio? Contaban muchas cosas, y por eso, cuando hablo del Frente Nacional, s¨¦ contra qu¨¦ lucho. No podemos banalizar las ideas de la extrema derecha, que en Espa?a gan¨® con un golpe de Estado, pero en Alemania y en Italia lleg¨® al poder por las elecciones. Esa conciencia la traigo con mi historia. Mi abuelo cruz¨® los Pirineos con los ¨²ltimos refugiados de Catalu?a y estuvo en una c¨¢rcel francesa. Luego quiso volver a Espa?a. Lo encarcelaron y lo condenaron, aunque no lo mataron. Mi padre dej¨® los astilleros de C¨¢diz para venir otra vez pensando en sus hijas. Cre¨ªa en la idea de los republicanos espa?oles que afirma que la emancipaci¨®n pasa por la educaci¨®n. Entonces Francia era pr¨®spera, pero fue un salto en el vac¨ªo, y trabaj¨® much¨ªsimo, con voluntad de integrarse.
Usted ten¨ªa dos a?os y medio. ?Qu¨¦ recuerda de aquello? Que en la escuela infantil mi hermana, dos a?os mayor, y yo no nos enter¨¢bamos de nada. Pero mi hermana era muy espabilada, y mi madre nos daba caramelos para que los regal¨¢ramos a los otros ni?os. Nos hicimos populares, y enseguida mi hermana y yo habl¨¢bamos en franc¨¦s entre nosotros y en espa?ol con nuestros padres. Mi madre lo aprendi¨® con nosotras, hac¨ªamos los deberes con ella y le ense?¨¢bamos.
?Usted sali¨® m¨¢s o menos rebelde que su hermana? Yo era testaruda, pero buena estudiante, y me gustaba estar con los amigos, en grupo, y leer y estudiar. Le¨ª El segundo sexo, de Beauvoir, y a Virginia Wolf con 15 a?os. Ah¨ª me hice feminista.
?Francia es un pa¨ªs machista? Lo es; y aunque est¨¢ cambiando, hay algunas cabezas muy machistas todav¨ªa. Par¨ªs lo es menos, por cosmopolita y progresista, pero todav¨ªa hay costumbres muy profundas como que las mujeres pierdan el apellido al casarse. Y los medios tratan a las pol¨ªticas con tonos machistas: cuentan lo que se ponen, si son guapas, si llevan tacones o no¡
Acabemos con una pregunta inquietante. ?Qu¨¦ demonios le pasa a Francia? ?Por qu¨¦ este desasosiego, este pesimismo, este p¨¢nico al presente y esta p¨¦rdida de conciencia? En Espa?a empezamos a estar asustados con la deriva del pa¨ªs de las luces¡ La crisis ha puesto por delante el pesimismo. Lo que m¨¢s me apena de eso es cuando voy a Espa?a y veo que la gente est¨¢ en una situaci¨®n tan dif¨ªcil, pero no pierde la esperanza. Lo comparo con Francia y veo que el pa¨ªs tiene m¨¢s suerte, es m¨¢s rico, m¨¢s potente, tiene un sistema educativo mejor, un potencial enorme de crear industrias innovadoras y de competir. La gente que viaja fuera lo entiende y lo dice, pero otra mucha gente est¨¢ muy asustada, tiene miedo de que la globalizaci¨®n vaya a acabar con la seguridad. Por otra parte, a la gente aqu¨ª le gusta mucho hablar de pol¨ªtica y protestar, eso forma parte de la cultura democr¨¢tica.
Son ustedes la quinta potencia del mundo, su PIB es justo el doble del espa?ol, y Par¨ªs sigue siendo mucho Par¨ªs. ?No sufrir¨¢n una enfermedad de ricos, una especie de gota colectiva? El mundo va demasiado r¨¢pido para algunas personas. Pero cada ma?ana, mucha gente se arranca la piel para que el pa¨ªs siga en pie. Yo intento hablar siempre de eso. No hay solo desesperanza, tambi¨¦n vivimos una mutaci¨®n del mundo civilizado, una nueva revoluci¨®n industrial y ecol¨®gica.
?Y no podr¨ªa hacer algo con el clima? Eso no, las tres semanas seguidas de gris siempre estar¨¢n ah¨ª. Pero alguien me dijo una vez que el gris de Par¨ªs es un poema. Es una urbe con una historia maravillosa, la ciudad de las vanguardias, de La Comuna, de la Revoluci¨®n y de los derechos del hombre. Ese es mi patrimonio. NKM dice que soy una heredera (de Delano?). No nac¨ª con una cuchara de plata en la boca, pero hered¨¦ unos valores. Y esa es la fuerza democr¨¢tica que debemos guardar. Porque si hacemos el juego a la extrema derecha, Europa no ser¨¢ una pesadilla, ser¨¢ un infierno
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