Del Homo economicus al Homo empaticus
Por Sonia Felipe Larios
?Es el hombre ego¨ªsta por naturaleza, como pensaban Bentham o Hobbes, o nada de lo que es humano nos es ajeno, como sosten¨ªa Terencio? Las facultades de Econom¨ªa y las escuelas de negocio han promovido durante a?os la idea de un ser ego¨ªsta por naturaleza, el Homo economicus, gen¨¦ticamente determinado para adoptar decisiones racionales en su propio inter¨¦s. Lo curioso es que la suma de estas decisiones racionales y ego¨ªstas llevaban a una suerte de armon¨ªa social gracias a la existencia de ¡°fuerzas reguladoras¡± como la famosa mano invisible del mercado de Adam Smith.
La teor¨ªa del Homo economicus, concebida por los utilitaristas ingleses del siglo XIX, con John Stuart Mill a la cabeza, ha predominado en la cultura econ¨®mica y social hasta nuestros d¨ªas. Los libros de Sociolog¨ªa y Empresa analizan la teor¨ªa de juegos o el equilibrio de Nash como ejemplos de que nuestra propia naturaleza nos empuja a decisiones racionales ego¨ªstas. Esto, a pesar de que la colaboraci¨®n promete mejores resultados, como se desprende del famoso dilema del prisionero.
Frente a un modelo econ¨®mico caduco, hoy en crisis, surgen miradas alternativas al enfoque predominante. Desde la idea de capitalismo con rostro humano a la Econom¨ªa de la Felicidad, que propone incluir el grado de bienestar o felicidad en la medici¨®n del PIB, el modelo del balance de la Econom¨ªa del Bien Com¨²n o los estudios de la Econom¨ªa del Comportamiento.
Recientemente la revista ¡°Nature Communications¡± publicaba una investigaci¨®n que pone en evidencia la idea de que el conflicto, basado en una premisa ego¨ªsta, aportaba una ventaja evolutiva, y resaltaba que colaborar compensa a largo plazo. Algo de lo que adolece el Homo economicus, un ser aislado y orientado a buscar el beneficio personal inmediato, sin considerar el bienestar de los dem¨¢s y del propio planeta. Para el estudio se analizaron cientos de miles de estructuras formalizadas de incentivos, utilizando un poderoso modelo computarizado para un sinf¨ªn de combinaciones posibles. Los resultados mostraban que al final prevalecen los grupos m¨¢s colaboradores.
Frente a las tesis de un ser humano determinado gen¨¦ticamente para ser ego¨ªsta, existen m¨²ltiples ejemplos de que la cooperaci¨®n, y no solamente la competencia, est¨¢ en la naturaleza de los seres humanos y de otras especies de forma cotidiana. Como se recoge en el reportaje ?Por qu¨¦ cooperamos?, publicado por la revista "Investigaci¨®n y Ciencia", el ser humano es la especie m¨¢s cooperativa de todas. ¡°Los humanos nos ayudamos en un sinf¨ªn de actividades, desde procurarnos sustento hasta buscar pareja o defender el territorio¡±, afirman.
Pero, ?c¨®mo llevarlo a la pr¨¢ctica en el mundo econ¨®mico? Marc Eguiguren, profesor de Administraci¨®n de Empresas de la Universitat Polit¨¨cnica de Catalunya (UPC) y autor del libro Empresa 3.0 considera que el cambio hacia un modelo econ¨®mico m¨¢s sostenible ¡°provendr¨¢ de la adopci¨®n de criterios ¨¦ticos y responsables por parte de empresas y consumidores¡±.
En su libro ¡°Liderar desde un futuro emergente¡±, Otto Scharmer y Katrin Kaufer, acad¨¦micos del Massachusetts Institute of Technology, describen la evoluci¨®n desde un sistema econ¨®mico ego¨ªsta hasta un ecosistema econ¨®mico que tiene en cuenta el bienestar de los dem¨¢s. Seg¨²n los autores, no hallaremos soluciones a la actual crisis utilizando el mismo paradigma econ¨®mico del pasado. Es preciso mirar al futuro y crear conjuntamente entre todos -empresas, consumidores, sociedad civil, gobiernos y l¨ªderes en general- un nuevo marco econ¨®mico m¨¢s justo que sustituya la vieja supremac¨ªa del libre mercado. Dejar de lado al Homo economicus y dar paso al Homo empaticus.
Fotograf¨ªa de apertura: Autor J.D.R. Licencia Creative Commons CC BY 2.0.
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