El fatuo discurso de soberan¨ªa chavista
El comandante, que no dejaba de aludir a la autonom¨ªa de Venezuela, confi¨® a Cuba detalles de identidad de todos los ciudadanos venezolanos
Una de las palabras favoritas del extinto Hugo Chavez era soberan¨ªa. En la constituci¨®n que la Asamblea Nacional Constituyente le hizo a la medida en 1999, el t¨¦rmino es incluido en el primer art¨ªculo. La palabra se repite 20 veces a lo largo del documento, a diferencia de las seis de la constituci¨®n anterior (1961). El discurso de Chavez est¨¢ plagado de soberan¨ªa: alimentaria, territorial, tecnol¨®gica, petrolera, econ¨®mica, militar... Todos y cada uno de los aspectos del ¡°socialismo del siglo XXI¡± est¨¢n revestidos de soberan¨ªa. Cabe, por ello, contrastar el uso y abuso del termino en la ret¨®rica, con la pr¨¢ctica, y hasta buscar el diccionario, no vaya a ser que la Real Academia haya admitido un nuevo uso, chavista, y no nos hayamos enterado.
Por el a?o 2000, Venezuela y Cuba, l¨¦ase Hugo y Fidel, firmaron un ¡°Convenio Integral de Cooperaci¨®n¡±, l¨¦ase Hugo se convirti¨® en el mecenas en jefe de la dictadura castrista. Venezuela terminar¨ªa convirti¨¦ndose en principal y ¨²nico sost¨¦n econ¨®mico de Cuba. En los innumerables encuentros subsiguientes, los dos l¨ªderes acordar¨ªan ¡°ampliar y sistematizar la colaboraci¨®n entre los dos pa¨ªses¡±. Este mismo diario reportar¨ªa en 2010 el alcance de dicha ¡°colaboraci¨®n¡±. Bajo ese marco legal es mucho lo que se ha hecho: miles de m¨¦dicos cubanos -sin certificarse debidamente- trabajan en Venezuela; miles de barriles de petr¨®leo -n¨²mero exacto sujeto a todo tipo de especulaciones- manteniendo a flote la depauperada econom¨ªa cubana; miles de ¡°entrenadores¡± y asesores de seguridad de la inteligencia cubana actuando como fuerza de ocupaci¨®n en Venezuela; miles de casos de injerencia cubana en asuntos de competencia exclusiva de Venezuela; es decir hay muchos ejemplos, pero a la vez no hay ninguno.
Hoy traemos un caso concreto, con nombres, responsabilidades, montos, y dem¨¢s detalles. Para muestra, el bot¨®n es un pacto llamado ¡°CONTRATO DE PRESTACI?N DE SERVICIOS INFORM?TICOS, DE SEGURIDAD, DOTACI?N DE MOBILIARIO y ADECUACIONES EL?CTRICA Y DE REDES PARA LA TRANSFORMACI?N Y MODERNIZACI?N DEL SISTEMA DE IDENTIFICACI?N, MIGRACI?N Y EXTRANJER?A¡±. El mismo fue firmado por Pedro Carre?o, en aquel entonces Ministro del Poder Popular Para Relaciones Interiores y Justicia (MPPRIJ), y Jose Javier Morales, representante de la Fundaci¨®n Misi¨®n Identidad, por la ¡°Parte Venezolana¡±, y German Sanchez Otero, Embajador de Cuba en Venezuela, y Filiberto Lopez Cosio, en representaci¨®n de la Sociedad Mercantil ALBET Ingenier¨ªa y Sistemas, un ente cubano.
El contrato es, en dos platos, un ejemplo de lo que Hugo Chavez entend¨ªa por soberan¨ªa: ceder a Cuba el ¡°dise?o, desarrollo, suministro e implementaci¨®n de la soluci¨®n tecnol¨®gica integral para el sistema nacional de identificaci¨®n del ciudadano a trav¨¦s de una C¨¦dula Electr¨®nica que permita soportar el modelo de prestaci¨®n de servicios del ¡°Gobierno Electr¨®nico¡± de la Rep¨²blica Bolivariana de Venezuela, garantizando los suministros para el primer a?o de funcionamiento, los Servicios Inform¨¢ticos asociados para el adecuado funcionamiento de la soluci¨®n, la compatibilidad con los sistemas ya instalados y el despliegue de la soluci¨®n en todos las dependencias de la Oficina Nacional de Identificaci¨®n, Migraci¨®n y Extranjer¨ªa (ONIDEX)¡±.
Es decir, Venezuela otorga poderes amplios a Cuba -una dictadura comunista- confiando los detalles de identificaci¨®n de todos los venezolanos, y de paso, se compromete a pagarle algo m¨¢s de 172 millones de d¨®lares. Para ponerlo a¨²n m¨¢s claro: es Cuba quien decide qu¨¦ subcontratista ha de desarrollar las nuevas c¨¦dulas, por cu¨¢nto, y cu¨¢ndo y de qu¨¦ forma han de obtener los venezolanos sus nuevas c¨¦dulas electr¨®nicas. Espeluznante.
Entre los ¡°considerandos¡± uno puede leer afirmaciones sobre las misiones de MPPRIJ, entre cuyas responsabilidades estar¨ªa ¡°velar por la seguridad del Estado protegiendo la estabilidad y funcionamiento de las instituciones democr¨¢ticas y promover la seguridad jur¨ªdica de la poblaci¨®n a trav¨¦s de los ¨®rganos encargados de la identificaci¨®n y de los derechos humanos de los ciudadanos¡±.
Pero donde abusan los redactores del acuerdo de lo medianamente veros¨ªmil es en afirmar, siempre en los ¡°considerandos¡±, que ¡°la Rep¨²blica de Cuba posee experiencia en las ¨¢reas de las tecnolog¨ªas de informaci¨®n y comunicaciones¡±. Cuba es de todo menos un polo de desarrollo de nuevas tecnolog¨ªas de identificaci¨®n electr¨®nica y/o comunicaciones.
Y es aqu¨ª donde debemos acudir a la RAE y revisar la definici¨®n de soberan¨ªa, a ver si la misma da cabida a la cosmovisi¨®n chavista. Quiz¨¢s Hugo hubiese podido justificar tal acto, en uno de sus discursos de ocho horas. Lo que ha quedado claro, es que la concepci¨®n de soberan¨ªa chavista nada tiene que ver con la definici¨®n. Que un estado que se hace llamar soberano, y cuyo l¨ªder pas¨® una buena parte de los ¨²ltimos 20 a?os de su vida pontificando sobre soberan¨ªa, permita voluntariamente a un r¨¦gimen dictatorial inmiscuirse en procesos de cedulaci¨®n para los cuales se requiere acceso a toda la data de identificaci¨®n de toda su ciudadan¨ªa es algo nunca visto, al menos en lo que respecta a la historia republicana de Venezuela. Y que adem¨¢s pague 172 millones de d¨®lares por ello es una afrenta, no a la soberan¨ªa de Venezuela, sino al sentido com¨²n, pues Cuba de tecnolog¨ªas modernas no sabe nada.
Como para demostrar el punto, todos los negocios de la dizque nueva c¨¦dula electr¨®nica venezolana se cerraron en La Habana, entre ALBET y subcontratistas seleccionadas por Cuba. ALBET, el ente cubano responsable de ¡°desarrollar¡± todo lo concerniente al proyecto de c¨¦dula electr¨®nica, no desarroll¨® absolutamente nada. Simplemente acudi¨® al mercado, con los 172 millones de d¨®lares, a buscar subcontratistas que si saben del tema. A La Habana fueron a parar representantes de Bundesdruckerei y de Gemalto. En su empe?o por asistir econ¨®micamente a su ¨ªdolo, Hugo Chavez hizo un ¡°outsourcing¡± de corrupci¨®n a Cuba. El caso espec¨ªfico del sistema de cedulaci¨®n present¨® para ALBET, un instituto con nula experiencia en proyectos del tipo, una oportunidad de oro, amen de la posible transferencia de la data de identificaci¨®n de venezolanos a Cuba y tecnolog¨ªas adquiridas con fondos venezolanos.
De colof¨®n, un ejemplo irrefutable de la absoluta ausencia de estado de derecho (inexistente en Cuba) en la Venezuela chavista: la cl¨¢usula decimocuarta del contrato, sobre ¡°soluci¨®n de controversias¡± establece que ¡°cualquier disputa, controversia o reclamo que se derive de este contrato¡± tendr¨¢ como ¨²ltima instancia para la resoluci¨®n a ¡°los Presidentes de las respectivas Rep¨²blicas¡±, l¨¦ase Hugo y Fidel.
Cabe preguntarse, ?para qu¨¦ involucrar a Cuba en procesos como los descritos? Y, ?c¨®mo puede reconciliarse tal cesi¨®n de responsabilidades, de competencia exclusiva del estado venezolano, con el discurso de soberan¨ªa chavista?
Alek Boyd es periodista.
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