El verdadero significado del segundo acuerdo en la agenda de La Habana
La dignificaci¨®n de la pol¨ªtica y la seguridad de sus practicantes es algo esencial para una Colombia en paz. El eje principal del cambio debe ser el respeto al opositor
El punto dos de la agenda de conversaciones con las FARC busca poner en marcha una nueva apertura democr¨¢tica para la paz. Un dise?o estrat¨¦gico de gran alcance: generar un proceso de profundizaci¨®n de la democracia ampliando sus linderos. Ya en la Constituyente de 1991 se avanz¨® notablemente. Ahora el acuerdo es un nuevo impulso dirigido a recuperar el esp¨ªritu reformista.
?Cu¨¢l es su conexi¨®n con la paz? Silenciar los fusiles es un paso necesario pero no suficiente. Para lograr una paz s¨®lida es preciso ampliar, modernizar y robustecer nuestra democracia para hacerla m¨¢s fuerte, m¨¢s participativa, m¨¢s pluralista y transparente. La nueva apertura democr¨¢tica abre el camino para arraigar definitivamente la paz a la terminaci¨®n del conflicto.
En las 20 cuartillas que contienen el acuerdo se trataron al menos 22 temas relevantes. Muy pronto habr¨¢ un informe conjunto para informar con m¨¢s detalles a la ciudadan¨ªa.
En un ejercicio pedag¨®gico se podr¨ªan agrupar esos temas en tres cap¨ªtulos. El primero, se ocupa de garant¨ªas: se establece un mecanismo para que los partidos pol¨ªticos, luego de la firma del acuerdo final, convengan los lineamientos que permitan al Gobierno presentar el proyecto de Estatuto de la Oposici¨®n para su aprobaci¨®n y se logre por fin convertir en realidad un viejo anhelo nacional.
Se reconoce la irrupci¨®n de los movimientos sociales. Es un fen¨®meno mundial in¨¦dito hasta hace poco. En esto Colombia ser¨ªa innovadora sobre la manera de reconocer y regular el papel de estos movimientos, su interlocuci¨®n con los gobernantes y la instauraci¨®n de mecanismos que atiendan en forma oportuna las manifestaciones del derecho a la protesta pac¨ªfica. A los movimientos que logren una determinada envergadura y que deseen ingresar a la pol¨ªtica, se les tender¨ªa un puente para facilitar ese tr¨¢nsito. De igual modo, se establecen mecanismos para la discusi¨®n democr¨¢tica con esos movimientos una vez firmado el acuerdo final.
Silenciar los fusiles no es suficiente. Para una paz s¨®lida es preciso modernizar y robustecer nuestra democracia
La dignificaci¨®n de la pol¨ªtica y la seguridad de sus practicantes es algo esencial para una Colombia en paz. Mediante la creaci¨®n de un Sistema Integral de Seguridad para el Ejercicio de la Pol¨ªtica ir¨ªamos m¨¢s all¨¢ de las esenciales labores de protecci¨®n y vigilancia. No es solo una herramienta administrativa. Es, sobre todo, un conjunto de nuevos valores en materia de seguridad cuyo eje es el respeto al opositor. La dignidad de la persona, la tolerancia y la visi¨®n pluralista ser¨ªan la fibra de este sistema el cual debe prevenir, desarticular y neutralizar todas las fuentes de violencia contra quienes ejercen la pol¨ªtica. Por fin, se generar¨ªa todo un proceso de reconciliaci¨®n y se crear¨ªan los medios para ejecutarla.
El segundo cap¨ªtulo es el de la participaci¨®n: se revisar¨ªa todo el sistema buscando que no se limite a un ejercicio ret¨®rico sino que adquiera un mayor nivel de incidencia en la formulaci¨®n de pol¨ªticas p¨²blicas, al lado de la vigorizaci¨®n de la planeaci¨®n participativa y el robustecimiento de las veedur¨ªas ciudadanas.
El tercer cap¨ªtulo contiene los cambios en el sistema pol¨ªtico. Desligar el reconocimiento y la vigencia de la personalidad de los partidos de la noci¨®n del umbral es un paso significativo. El umbral se deja intacto pero su aplicaci¨®n se limita al m¨¦todo de asignaci¨®n de esca?os. Se abrir¨ªa un espacio enorme para partidos que, sin lograr esa representaci¨®n, poseen una expresi¨®n pol¨ªtica v¨¢lida. Se crear¨ªa un esquema de reconocimiento escalonado de diversos derechos que incluir¨ªan financiaci¨®n y acceso a medios de comunicaci¨®n.
La organizaci¨®n y el sistema electoral padecen fallas innegables. Se convocar¨ªa una Comisi¨®n de Expertos de alto nivel para que aconsejen sobre las l¨ªneas de revisi¨®n que luego deben ser discutidas por todas las fuerzas pol¨ªticas para impulsar una reforma tendiente a robustecer la autonom¨ªa y apertura de los organismos de direcci¨®n de la organizaci¨®n electoral, la claridad en la financiaci¨®n de la pol¨ªtica y la transparencia del voto. Adicionalmente, se buscar¨ªa que exista mayor equidad en el r¨¦gimen de partidos.
Por fin, se crear¨ªan las Circunscripciones Territoriales de Paz. Es una idea in¨¦dita, bien distinta a iniciativas anteriores. En efecto, no se trata de mecanismos para fomentar la representaci¨®n del movimiento que surja de las FARC, sino de aumentar en forma transitoria la presencia en la C¨¢mara de Representantes de aquellos territorios que por raz¨®n del conflicto se han visto marginados del sistema representativo. Ser¨¢n a la manera de c¨ªrculos electorales dentro de los departamentos para que se elijan representantes adicionales. Algunos dijeron que son circunscripciones para las FARC. Falso. Todos los habitantes pueden aspirar a ejercer esa representaci¨®n a nombre de movimientos u organizaciones tales como v¨ªctimas, campesinos, mujeres y sectores sociales, eso s¨ª, diferentes a los partidos ordinarios. Esta es una idea estrat¨¦gica cuyo objetivo es la integraci¨®n de territorios marginados y la reparaci¨®n de ciudadanos excluidos por la fuerza del conflicto.
Todo lo acordado acoge integralmente las l¨ªneas esenciales del Estado democr¨¢tico de derecho. Pero como se ha se?alado antes, nada estar¨¢ acordado si no est¨¢ acordado todo. Una condici¨®n esencial para la puesta en marcha de estas iniciativas es la desmovilizaci¨®n de la guerrilla. En este punto hablamos de democracia, de participaci¨®n, de equidad, de seguridad y de transparencia del sistema pol¨ªtico. Es una apertura democr¨¢tica conveniente para el pa¨ªs. ?Que se ha discutido con la guerrilla? S¨ª. Porque el prop¨®sito es terminar el conflicto. Porque, como se?al¨¦, el fin del conflicto debe desembocar en transformaciones que permitan arraigar firmemente una paz duradera.
Humberto de la Calle es Jefe del Equipo Negociador del Gobierno colombiano en las conversaciones con la guerrilla de las FARC en La Habana.
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