Una ciudadana suiza llamada Tina Turner
Todo un jarro de agua fr¨ªa. La estrella afroamericana solicita la nacionalidad helv¨¦tica y abandona la de un pa¨ªs al que, seg¨²n declar¨® en la embajada en Berna, no le unen "m¨¢s v¨ªnculos que los familiares" La leyenda del 'soul' pone cara al ¨¦xodo de millonarios tras la cruzada de Obama contra la evasi¨®n fiscal
La noticia ha ca¨ªdo como un rayo. Con un presidente negro en la Casa Blanca, se ha sabido que Tina Turner solicit¨® la ciudadan¨ªa suiza en abril y que visit¨® en octubre la Embajada de Estados Unidos en Berna para comunicar el abandono de su nacionalidad original. Aleg¨® que no ten¨ªa ¡°m¨¢s v¨ªnculos que los familiares¡± y que ¡°no planeaba residir en Estados Unidos en el futuro¡±.
No es una buena noticia para la Administraci¨®n de Obama. Primero, pone cara al n¨²mero creciente de estadounidenses expatriados que renuncian a su ciudadan¨ªa. Aunque Tina Turner, nacida Anna Mae Bullock, nunca se haya significado pol¨ªticamente, se trata de una de las afroamericanas m¨¢s populares en el mundo. Sin olvidar que es un s¨ªmbolo universal de superaci¨®n para las mujeres maltratadas, tras su ruptura ¡ªy posterior divorcio¡ª con el truculento guitarrista Ike Turner, en la segunda mitad de los a?os setenta.
El Washington Post, que levant¨® la liebre, se?ala un matiz en la petici¨®n de Tina: no se trata de una renuncia formal, que implicar¨ªa penalizaciones econ¨®micas y la prohibici¨®n de volver a visitar Estados Unidos si el fiscal general determinara que su intenci¨®n final es evitar el pago de impuestos. Pero s¨ª, en el fondo del rechazo est¨¢ la implacable voracidad recaudatoria de la Hacienda estadounidense.
La evasi¨®n de impuestos es uno de los deportes preferidos de los estadounidenses, practicado cuando todav¨ªa eran s¨²bditos brit¨¢nicos (y que sirvi¨® como excusa para iniciar la lucha por la independencia). En sus 237 a?os de existencia, el Gobierno federal ha combatido con m¨¢s o menos ¨¦xito ese hobby nacional. Una de sus particularidades es que exige el pago de impuestos a los residentes en el extranjero aunque no tengan ingresos en Estados Unidos. Hablamos de una partida muy apreciable: son m¨¢s de seis millones los expatriados. Que se quejan de estar sometidos a doble tributaci¨®n: te¨®ricamente, pagan en su pa¨ªs de origen y en su lugar de residencia.
En su lucha contra los evasores de impuestos, Obama ha implantado una legislaci¨®n onerosa. Todos los exiliados deben declarar las cuentas y los instrumentos financieros que tienen fuera del pa¨ªs aunque se compartan con personas no estadounidenses, como ocurre en muchos matrimonios. Para cerrar la tenaza, se obliga a los bancos extranjeros a informar sobre los movimientos econ¨®micos de los s¨²bditos estadounidenses. Uno de los principales focos de atenci¨®n es precisamente Suiza, que en otros tiempos fue el m¨¢s famoso para¨ªso fiscal.
Retirada de la m¨²sica, vive desde hace a?os en Z¨²rich, donde se cas¨® por el rito budista con un alem¨¢n
Parece que ya no. De hecho, gran parte de los bancos suizos se niegan a aceptar clientes estadounidenses, debido al papeleo que implican y a las fuertes multas que resultan de cualquier posible desliz. Tina Turner, que reside en la Confederaci¨®n Helv¨¦tica desde mediados de los noventa, es otra americana m¨¢s que ha encontrado problemas para manejar su dinero. Y eso que se trata de una dama jubilada.
Desde 2009, cuando cerr¨® su gira del 50? aniversario de su estreno en un escenario, Tina ha abandonado su oficio. Asegura que ya no tiene el cuerpo necesario para lucir vestidos diminutos, aunque podr¨ªan discrepar los lectores del Vogue alem¨¢n: en el n¨²mero del pasado abril ocupaba la portada; con sus rotundos 73 a?os, era la persona de mayor que edad que merec¨ªa esa distinci¨®n.
En la entrevista con Vogue se declaraba abierta a volver a grabar si aparec¨ªan las canciones adecuadas. Suena a hablar por hablar. Tina no es persona nost¨¢lgica. Aporto un testimonio personal: entrevist¨¢ndola en los a?os ochenta, se escandaliz¨® ante la sugerencia de que recordara las m¨²sicas con las que se dio a conocer, el soul y el blues. No y no: hab¨ªa encontrado la f¨®rmula para el ¨¦xito masivo y nada quer¨ªa saber de unos sonidos que le recordaban los malos viejos tiempos.
En realidad, desde 1999, cuando edit¨® Twenty four seven, Tina no ha lanzado material nuevo. Aquel torbellino din¨¢mico y erotizante ha quedado encerrado con su ropa de batalla. Ha aparecido, eso s¨ª, una Tina espiritual: recita y canta en la colecci¨®n Beyond, unos discos que reflejan su inter¨¦s por el budismo, pero que apenas llegan m¨¢s all¨¢ del c¨ªrculo de creyentes.
De hecho, Tina se cas¨® por el rito budista con Erwin Bach, el productor alem¨¢n que es su compa?ero desde hace 27 a?os, antes de formalizar en julio pasado su matrimonio en el ayuntamiento de K¨¹snacht, una villa del cant¨®n de Z¨²rich. Parece evidente que las autoridades locales la consideran una vecina distinguida: establecieron una zona de exclusi¨®n en el lago para evitar que se acercaran los paparazis. Resulta que el bocado period¨ªstico era apetitoso: entre los invitados a la celebraci¨®n, vestidos de blanco por petici¨®n de la novia, figuraban David Bowie, Oprah Winfrey, Giorgio Armani o Eros Ramazzotti.
Antes incluso de que saltara la actual pol¨¦mica, Tina ya alardeaba de su integraci¨®n con el entorno: en los ¨²ltimos tiempos, incluso estudia la gram¨¢tica del alem¨¢n, que habla con soltura. Por el contrario, en Vogue explicaba que manten¨ªa pocos lazos con su tierra natal. Sigui¨® v¨ªa Internet la campa?a de algunos fans locales para preservar la modesta caba?a que fue su escuela en su pueblo natal, Nutbush. Finalmente, fue trasladada a otra localidad de Tennessee, donde se integrar¨¢ en un espacio dedicado a la historia de la regi¨®n. Con el cambio de nacionalidad, parece improbable que Tina vuelva a visitar unas tierras que le recuerdan pobreza y abusos.
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