Por favor

Las cosas hay que pedirlas por favor. Es una ense?anza de antes. Desconozco si la pedagog¨ªa que se practica en la actualidad en los colegios p¨²blicos y concertados incluye esa m¨¢xima tan ¨²til y civilizada. En los colegios privados, sobre todo en los regentados por religiosos, se puede ense?ar a los ni?os incluso que existe Dios y que eso se demuestra por la fe. Pero no s¨¦ si lo de por favor.

Y eso es lo que quiere el ministro del Interior, Jorge Fern¨¢ndez, que ha impulsado una ley, que pronto nos va a ata?er, por la que ni se podr¨¢ insultar a un polic¨ªa en acto de servicio ni se podr¨¢ hacer un escrache a un pol¨ªtico cuyas acciones sean contestables.

A m¨ª todo esto me suena. Me suena mucho. Como me suenan otras ideas que ha tenido el ministro de Justicia sobre el aborto. Me recuerdan viejos tiempos, que son siempre hermosos, claro.

Este luminoso Gobierno que es capaz de ver luz al final de t¨²neles donde los dem¨¢s solo ven oscuridad, se ha armado con herramientas muy poderosas para que se acabe con pr¨¢cticas que horrorizan a cualquier obispo de Granada, por ejemplo. Es natural ir a acosar a las mujeres y los m¨¦dicos que han practicado abortos legales, pero no lo es rega?ar al ministro que quiere hacer, a su vez, un escrache monumental al ¨²tero de las espa?olas.

Y de los polic¨ªas, qu¨¦ decir. Si a uno le dan un porrazo que le parece injustificado, tiene que reaccionar con una frase tal que ¡°por favor, se?or agente, ?podr¨ªa dejar de tirarme pelotas de goma al ojo?¡±. Porque, si no, se le pone en 30.000 euros la broma.

Le quedan flecos a la ley, como el de regular la sanci¨®n si el escrache es a favor o si el poli insulta primero.

Pero hemos empezado bien. Por favor.