Europa, en serio
Las elecciones europeas del pr¨®ximo a?o son cruciales ante un posible cambio de modelo
Europa es una tierra de libertades individuales, de control democr¨¢tico de los Gobiernos y que garantiza el Estado de bienestar a sus ciudadanos. Ese es el resumen que hace el profesor Jos¨¦ ?lvarez Junco del mito europeo en una entrevista en el espl¨¦ndido Pueblo y naci¨®n (Taurus, 2013) hecho en homenaje a su trayectoria. La diferencia con EE UU es que al otro lado del Atl¨¢ntico el tercer aspecto no ha formado parte del discurso pol¨ªtico, salvo en momentos, como ahora, en los que Barack Obama intenta componer un sistema sanitario generalizado.
Ambos ejemplos comparten otra cosa: su mito fundacional no es sino una creaci¨®n voluntaria, pol¨ªtica, de gentes ilustradas que no se han aferrado a historias ancestrales que justifiquen su existencia. Pero lo cierto es que ya funcionan como mito: Europa es, para casi todos los europeos, un continente en el que la democracia, la libertad y los servicios b¨¢sicos parecen haber formado siempre parte de su esencia. Eso sucede, aunque cualquier estudiante de secundaria puede saber que nuestra historia est¨¢ sembrada de intolerancia, de guerras, de matanzas. Pero decidimos cre¨¦rnoslo. Una patria con esas caracter¨ªsticas merece un esfuerzo.
El relato que toda buena naci¨®n precisa para sustentarse necesita, como suele abundar Santos Juli¨¢, adem¨¢s del mito, de unas leyendas: las historias de los h¨¦roes que la han puesto en pie, que la han defendido. En la historia de las naciones esas leyendas han sido siempre falsas. Si no, no ser¨ªan leyendas, claro. Pero tanto en el caso de EE UU como en el europeo, los h¨¦roes legendarios tienen un curr¨ªculo comprobable, y normalmente muy pedestre. El acuerdo sobre el acero o sobre la mantequilla son haza?as con car¨¢cter fundacional en nuestro caso, por ejemplo. Eso no tiene un contenido de apariencia ¨¦pica. Mejor as¨ª. La ¨¦pica conduce con frecuencia a la bronca sangrienta.
Ahora viene un tiempo nuevo para los h¨¦roes pedestres. Las elecciones europeas del pr¨®ximo a?o, que se adivinan cruciales ante un posible cambio de modelo que afectar¨ªa a los tres pilares del mito. Tentaciones autoritarias, xenofobia creciente, fundamentalismos financieros, insolidaridad entre pa¨ªses de primera y de segunda, desprecio de la igualdad... En Europa se van a cocinar las m¨¢s suculentas partes de un nuevo concepto. Y eso parece que no conmueve lo suficiente a los ciudadanos ni a los pol¨ªticos.
Quien mejor lo ha expresado ha sido el vicesecretario general de organizaci¨®n del PP, Carlos Floriano, que areng¨® hace un par de semanas a sus huestes diciendo que hab¨ªa que preparar las europeas porque eran la antesala de las elecciones locales. Pero en los cuarteles generales de otras formaciones se manejan las listas de posibles candidatos con nombres que aspiran a un retiro de la pol¨ªtica nacional en lugar de otros que pudieran discutir con solvencia y con idiomas sobre las grandes cuestiones que acabar¨¢n por marcar nuestro futuro como europeos, es decir, como ciudadanos libres, con derechos democr¨¢ticos y amparados por el Estado en lo imprescindible.
Todo eso nos va en el envite. Grandes mitos y pol¨ªticos pedestres. Eso hace falta.
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