Un topo sensacionalista

No todo iba a ser felicidad para Pep Guardiola en la pl¨¢cida Baviera. Golea a los rivales, s¨ª, pero tiene un maulwurf (topo en alem¨¢n), un confite, que va chivando las t¨¢cticas y las alineaciones del Bayern de M¨²nich al diario amarillo Bild. Ante los infames chivatazos del traidor, Pep, ejemplo de templanza y bien decir, no ha podido contenerse y ha pronunciado las palabras m¨¢s duras que jam¨¢s han salido de su boca. ¡°Sea quien sea, rodar¨¢n cabezas. Voy a echarlo. No va a volver a jugar nunca m¨¢s conmigo¡±, cuenta el peri¨®dico sensacionalista, sin duda exagerando, que dijo el t¨¦cnico catal¨¢n. Y todo ello en alem¨¢n, que debe dar m¨¢s miedo a¨²n.

Claro que, por seguir con la broma, el maulwurf bien podr¨ªa responder que para que eso suceda antes tendr¨¢ que atraparlo. O, como dijo Jack el Destripador al jefe de polic¨ªa de Londres, Atrapadme si pod¨¦is (Catch me if you can). El caso es que para el Bild Guardiola ha pasado de beatificado entrenador a maulwurfj?ger (cazador de topos). No es peque?a la probabilidad de que esta persecuci¨®n mine la moral del entrenador a medida que pase el tiempo y el roedor no aparezca.

Cre¨ªamos que la mejor t¨¢ctica para cazar un topo es la discreci¨®n y un cebo. Guardiola pod¨ªa haberse aconsejado de John Le Carr¨¦, cuya novela El topo es una de las cumbres de la literatura de espionaje durante la guerra fr¨ªa; desgraciadamente, Gorge Smiley es una figura eminente, pero de papel. O puede pedir ayuda a Jos¨¦ Mourinho, tambi¨¦n sufridor de filtraciones sabrosas en el Real Madrid. El m¨¦todo de contraespionaje de Mourinho es descacharrante y, sin embargo, ineficaz. Parece consistir en empujar al periodista sospechoso hasta que se le enchiquera en un cuarto con el propio interesado y un par de guapos lusitanos; all¨ª se le abronca y se le macera con amagos hasta que canta el nombre del topo o huye despavorido hacia el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo.

Tambi¨¦n tiene recursos de contraespionaje en su casa b¨¢vara. Franz Beckenbauer, presidente de honor del Bayern, publica peri¨®dicamente una columna de opini¨®n en el Bild. En fin, mal asunto sufrir de los mismos males que Mourinho y ser rechifla de un diario como el Bild.