Educaci¨®n y progreso: cuestiones pendientes
El sistema espa?ol no logra igualar las oportunidades de nuestros j¨®venes
El Programa para la Evaluaci¨®n Internacional de los Alumnos (PISA), coordinado por la OCDE, proporciona una rica informaci¨®n sobre los conocimientos adquiridos por los estudiantes de 15 a?os de m¨¢s de 60 pa¨ªses. Los datos se refieren a las competencias que cada sistema educativo garantiza para el conjunto de sus ciudadanos en matem¨¢ticas, lectura y ciencias, e incluyen informaci¨®n contextual muy importante (caracter¨ªsticas de la familia, del colegio, h¨¢bitos de estudio, etc¨¦tera). Todo ello permite no solo hacer comparaciones intertemporales e internacionales, sino tambi¨¦n comprender la naturaleza de los resultados y buscar as¨ª v¨ªas de mejora en los sistemas educativos, que es el fin ¨²ltimo de estos informes.
Hay muchas cuestiones relevantes que se pueden abordar a partir de estos datos, para lo que se necesita un m¨ªnimo de tiempo y de reposo. Querr¨ªa abordar aqu¨ª el tema de la relaci¨®n existente entre los resultados obtenidos por los estudiantes espa?oles, los grupos sociales a los que pertenecen y el tipo de colegio en el que se forman. Esta relaci¨®n ilustra la capacidad de nuestro sistema educativo para superar las desigualdades de origen social. Me centrar¨¦ en los resultados relativos a las matem¨¢ticas, que es el ¨¢mbito de conocimiento estudiado a fondo en PISA 2012.
Para definir los ¡°grupos sociales¡±, tomo como referencia el llamado ?ndice del Estatus Socio-Econ¨®mico y Cultural (IESEC), elaborado por la OCDE, que resume las principales caracter¨ªsticas de las familias a partir de la informaci¨®n sobre la educaci¨®n de los padres y sus ocupaciones, as¨ª como las posesiones en el hogar. M¨¢s precisamente, considero la poblaci¨®n dividida en cuatro grupos sociales de igual n¨²mero de familias, seg¨²n el valor de este indicador (los cuartiles de la distribuci¨®n del IESEC).
M¨¢s de la mitad de los hijos de familias de menor nivel socioecon¨®mico son repetidores
Los resultados muestran que el grupo con menor nivel socioecon¨®mico y cultural alcanza una puntuaci¨®n de 456,5 puntos, mientras que el grupo con nivel superior llega a los 496 (casi un 9% de diferencia). Si analizamos los resultados obtenidos seg¨²n los estudiantes sean repetidores o no, y vayan a colegio p¨²blico o privado (incluyendo aqu¨ª los concertados), observamos que: 1. La puntuaci¨®n media de los colegios privados es un 6,5% mayor que la de los colegios p¨²blicos (515 frente a 484); 2. Las diferencias entre los resultados de los no repetidores y de los repetidores alcanzan casi el 20% (527 frente a 440).
Si tenemos en cuenta que la OCDE considera que 40 puntos en el valor del test corresponden aproximadamente a un a?o de escolarizaci¨®n, entonces podemos hacernos una idea de la magnitud de las diferencias observadas. La diferencia de rendimiento entre repetidores y no repetidores corresponde a m¨¢s de dos a?os de escolarizaci¨®n, mientras que la diferencia que existe entre los estudiantes de familias en los cuartiles superior e inferior de la distribuci¨®n de condiciones socioecon¨®micas y culturales corresponde a un a?o de escolarizaci¨®n. La diferencia entre los resultados de colegios privados y p¨²blicos es algo menor.
Para interpretar adecuadamente estos resultados hay que ponerlos en relaci¨®n con la distribuci¨®n de los estudiantes de los distintos grupos sociales por tipo de colegio y si son repetidores o no. Los datos son contundentes:
a) M¨¢s del 50% de los hijos de familias del cuartil superior van a colegios privados, mientras que ese porcentaje es del 22% en el caso de los hijos de familias en el cuartil inferior.
b) M¨¢s de la mitad de los hijos de familias del cuartil inferior de la distribuci¨®n del IESEC son repetidores, mientras que ese porcentaje es del 11% en las familias del cuartil superior.
c) Las diferencias por tipo de colegio pr¨¢cticamente desaparecen cuando comparamos los resultados de estudiantes pertenecientes al mismo grupo social.
La concentraci¨®n de repetidores en el primer cuartil del ?ndice del Estatus Socio-Econ¨®mico y Cultural indica que este es uno de los aspectos que claramente dificulta el progreso social. Una buena parte de las diferencias existentes entre los resultados de los diferentes grupos sociales se debe a esta desigual distribuci¨®n social de los repetidores, que no es m¨¢s que un reflejo del peso del origen familiar en el proceso formativo. Hay pues un elemento importante de falta de equidad en el sistema educativo, y no solo de eficiencia, asociada a la distribuci¨®n de los repetidores.
PISA 2012 muestra, una vez m¨¢s, la irrelevancia de la educaci¨®n en colegio p¨²blico o privado con respecto al rendimiento educativo, as¨ª como la diferente participaci¨®n en la educaci¨®n privada de los hijos de familias con diferente estatus socioecon¨®mico y cultural. De ah¨ª se deduce que la financiaci¨®n p¨²blica de la educaci¨®n privada favorece principalmente a los grupos sociales con mayores recursos, sin que los resultados acad¨¦micos justifiquen la regresividad de este tipo de medida.
En resumen, los datos sugieren que el sistema educativo espa?ol no termina de conseguir igualar las oportunidades de nuestros j¨®venes, genera una cierta polarizaci¨®n entre repetidores y no repetidores que refleja la desventaja social de las familias menos favorecidas y patrocina a los grupos sociales con m¨¢s medios mediante la financiaci¨®n de la educaci¨®n privada.
Quiz¨¢ no sea ocioso recordar a este respecto que estas deficiencias de nuestro sistema educativo como motor del progreso social no son culpa de Wert. Aunque solo sea porque no le ha dado tiempo.
Antonio Villar es catedr¨¢tico de An¨¢lisis Econ¨®mico de la Universidad Pablo Olavide de Sevilla e investigador del IVIE.
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