La reforma laboral necesita mejorar
Los cambios normativos en el mercado de trabajo han aumentado la flexibilidad salarial y organizativa en las empresas, pero poco aportan en pol¨ªticas activas de empleo ni en reducir la precariedad de los contratos
El mercado laboral espa?ol mostraba ya antes de la recesi¨®n actual un comportamiento an¨®malo en t¨¦rminos de creaci¨®n y destrucci¨®n de empleo y, en consecuencia, tambi¨¦n en t¨¦rminos de tasas de paro. Tanto la magnitud en las tasas de desempleo como su volatilidad han sido muy superiores a las de los pa¨ªses de nuestro entorno ya desde el comienzo de la ¨¦poca democr¨¢tica. Ambas caracter¨ªsticas indican que nuestro mercado laboral adolece de factores estructurales que es necesario abordar. La reforma de 2012 es por ahora la ¨²ltima de las numerosas que se han acometido en nuestro pa¨ªs desde mediados de los ochenta para tratar de resolver los graves problemas de nuestro mercado de trabajo.
El pre¨¢mbulo de la reforma realiza, en mi opini¨®n, un diagn¨®stico acertado sobre el rumbo que debiera tomar nuestro mercado de trabajo para su mejor funcionamiento. Afirma que el objetivo de la misma es conseguir la flexiseguridad, paradigma laboral que pretende que las relaciones laborales sean flexibles, pero que a su vez los trabajadores tengan contratos estables y se encuentren protegidos por pol¨ªticas activas y pasivas de empleo. Lo cierto es que la reforma de 2012 acomete cambios contundentes ¡ªno siempre acertados, en mi opini¨®n¡ª en cuanto al aumento de flexibilidad (interna y externa); pero no tan contundentes en lo que se refiere a la mejora en la eficacia de las pol¨ªticas activas y a reducir la dualidad contractual, ambas claramente insuficientes. Vayamos con cada una de ellas.
La reforma sin duda ha permitido el aumento de la flexibilidad interna, es decir, ha conseguido que sea posible modificar las condiciones laborales sin tener que recurrir al despido ante una situaci¨®n recesiva. En este sentido, tanto los cambios dirigidos a primar la negociaci¨®n a nivel de empresa como la modificaci¨®n sustancial de las condiciones de trabajo abierta tras la reforma, y en particular, la posibilidad de una disminuci¨®n salarial para evitar los despidos puede por primera vez ayudar a que los ajustes temporales se realicen sobre salarios en lugar de tener que recurrir a los despidos. Dicho esto, ser¨ªa conveniente que las modificaciones de contrato tuvieran especificados unos m¨¢rgenes de actuaci¨®n. La ausencia de los mismos puede dar lugar a abusos por parte del empresario, por una parte, y tambi¨¦n puede da?ar la seguridad contractual. Estos m¨¢rgenes no est¨¢n especificados en la actualidad y ser¨ªa muy beneficioso que fueran contemplados.
La reforma laboral de 2012 tambi¨¦n ha favorecido la flexibilidad externa mediante el abaratamiento de los despidos. Desde la aprobaci¨®n de la reforma, los despidos por causa objetiva, bien sean individuales o colectivos, han aumentado sensiblemente. Desde mi punto de vista, en un contexto de enorme destrucci¨®n de empleo como el que Espa?a estaba viviendo en 2012, y en ausencia de pol¨ªticas activas eficaces para la pronta reinserci¨®n en el mercado laboral, las medidas de flexibilidad externa debieran haber esperado a que la situaci¨®n econ¨®mica se normalizara.
Hay que crear un Portal ?nico de Empleo para informar a los parados de todas las ofertas
Las pol¨ªticas activas de empleo son una herramienta fundamental en un modelo como el de flexiseguridad. Ante un eventual despido, las pol¨ªticas activas juegan un papel clave en la informaci¨®n, formaci¨®n y recolocaci¨®n de los parados. Las acciones implementadas hasta la fecha son claramente insuficientes y necesitan mejorar, y as¨ª lo ha puesto de manifiesto Bruselas recientemente. En particular, la informaci¨®n a los parados requiere que se modernicen los servicios p¨²blicos de empleo, de modo que se cree un portal ¨²nico de empleo para concentrar en una sola web todas las ofertas que haya en Espa?a, hoy dispersas en 17 portales regionales. Esto no debiera ser un problema en esta era digital, y ser¨ªa aconsejable, ahora que se atisba cierta reactivaci¨®n, que se incentive a las empresas a que utilicen esta ¨²nica web para sus demandas de trabajo.
Con respecto a la formaci¨®n, debe producirse un giro radical ya que los cursos de formaci¨®n que hoy se ofrecen est¨¢n en muchos casos obsoletos y no sujetos a evaluaci¨®n. Se debe partir de las necesidades de las empresas, y desde ah¨ª y del nivel regional o incluso local, dise?ar bien una formaci¨®n a medida o por medio de la formaci¨®n profesional reglada. En algunos casos la misma empresa puede formar a sus trabajadores, especialmente a los j¨®venes, mediante contratos de formaci¨®n dual en los que se combina formaci¨®n con trabajo. Este instrumento parece estar tambi¨¦n sobre la agenda del Gobierno y podr¨ªa ser otro instrumento de pol¨ªtica activa muy ¨²til para los parados j¨®venes de nuestro pa¨ªs.
Finalmente, con respecto a la recolocaci¨®n, la misma reforma laboral estipulaba la introducci¨®n de medidas para fomentar la cooperaci¨®n con las agencias privadas de empleo. Sin embargo, 20 meses despu¨¦s de la aprobaci¨®n de la reforma, no se ha firmado a¨²n ning¨²n convenio de colaboraci¨®n, lo cual impide que las agencias puedan operar en la recolocaci¨®n de los parados. Parece que el Plan Anual de Empleo de 2013 avanza algunas iniciativas sobre este particular, pero la tardanza en su implementaci¨®n est¨¢ provocando el drama laboral de que m¨¢s de la mitad de nuestros parados llevan m¨¢s de un a?o buscando empleo.
La coordinaci¨®n de pol¨ªticas activas y pasivas ha acortado la b¨²squeda de trabajo en Europa
Por otra parte, para que la recolocaci¨®n se produzca, es necesario que los parados acepten las ofertas de empleo que reciben. Un resultado contundente en todos nuestros estudios emp¨ªricos es que el cobro de cualquier tipo de subsidio disminuye enormemente la tasa de salida hacia el empleo. Este es un hecho que debe evitarse y para ello ser¨ªa necesario que las pol¨ªticas activas se combinaran m¨¢s eficazmente con las pasivas, en particular con el subsidio.
En otros pa¨ªses, como Alemania, Dinamarca y Holanda, que tienen pol¨ªticas activas m¨¢s consolidadas que las nuestras, dise?an itinerarios individualizados para los parados, y mientras cobran un subsidio, se les exige la participaci¨®n en las pol¨ªticas activas dise?adas para ellos. Tras el periodo de formaci¨®n, ante una oferta de trabajo adecuada a su capacitaci¨®n, los individuos pierden el subsidio si no la aceptan. Esta combinaci¨®n de pol¨ªticas activas y pasivas ha acortado sensiblemente el periodo de b¨²squeda de empleo en estos pa¨ªses y Espa?a debiera ir tambi¨¦n en esa direcci¨®n para que la situaci¨®n en el desempleo no se haga cr¨®nica. Por supuesto, para esto es necesario en primer lugar que exista un dise?o adecuado de pol¨ªticas activas todav¨ªa inexistente en nuestro pa¨ªs.
Finalmente, la reforma no ha sido ¨²til para la reducci¨®n de la precariedad laboral. M¨¢s del 90% de los nuevos contratos son temporales, y la proporci¨®n de nuevos contratos indefinidos disminuye continuamente. El Gobierno es consciente de ello, y de hecho, entre las recientes medidas lanzadas por el Ministerio de Trabajo para reducir esta dualidad est¨¢ la simplificaci¨®n de contratos. Parece que los 41 modelos de contrataci¨®n existentes quedar¨¢n reducidos a cinco: indefinido, temporal, de relevo, de pr¨¢cticas y un ¨²ltimo de formaci¨®n y aprendizaje. Sinceramente, mientras se siga permitiendo contratar de modo generalizado bajo la modalidad de contrato temporal, pr¨¢cticamente todas las contrataciones seguir¨¢n siendo temporales, como hasta ahora. El contrato temporal debe ser utilizado solo para casos como sustituciones, que son temporales por naturaleza. El resto de la contrataci¨®n debiera ser estable, indefinida, pero con una indemnizaci¨®n por despido que fuera creciente con la antig¨¹edad, partiendo de la de los contratos temporales el primer a?o y creciendo gradualmente con la antig¨¹edad en la empresa. Se pueden discutir los matices, pero ser¨ªa preciso llegar a un acuerdo que no desincentivara la contrataci¨®n, que otorgara seguridad jur¨ªdica a los contratos indefinidos y que consiguiera que la norma fuera la contrataci¨®n indefinida, como en la mayor¨ªa de los pa¨ªses de nuestro entorno.
En definitiva, la reforma laboral necesita mejorar.
Sara de la Rica es catedr¨¢tica de Econom¨ªa de la Universidad del Pa¨ªs Vasco e investigadora de FEDEA.
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