Perder lo que es de todos (y 3)
Ciudad sat¨¦lite de V?llingby, (Estocolmo), 1954 de Sven Backstr?m y Leif Reinius. FOTO: Sune Sundahl, The Swedish Museum of Architecture¡¯s collection
?D¨®nde se sientan ustedes cuando quieren tomar un poco el fresco -o el sol por estas fechas-? ?D¨®nde, cuando tienen un rato para ver pasar a la gente? ?O los coches¡? Cada vez resulta m¨¢s dif¨ªcil quedarse en la calle. Se complica algo tan simple como sentarse a disfrutar de casi nada en el centro de las grandes ciudades. Las calles se han convertido en un lugar de paso. Es inc¨®modo y dif¨ªcil quedarse un rato en una plaza, junto a una acera, o al lado de una fuente, a menos que uno est¨¦ dispuesto a pagar por ello y decida sentarse en una terraza. Con pocos bancos, los bordes de las fuentes p¨²blicas y los alf¨¦izares de los escaparates decorados con las alambradas que impiden que nadie se queda all¨ª y decoran la ciudad con una desesperanzadora falta de civismo, cada vez es m¨¢s dif¨ªcil permanecer en la calle por el gusto de disfrutar de un rato de sol.
Merece la pena tener cuidado con las peque?as decisiones. Cuando el castigo es desproporcionado el educador se vuelve opresor y la intolerancia se confunde con autoridad. ?Qu¨¦ pensar¨ªan ustedes de un padre que pasea a su hijo peque?o ¨Ce ineducado- con un bozal y agarrado a una correa? ?Qui¨¦n tendr¨ªa peor educaci¨®n? Algo as¨ª sienten muchos ciudadanos, y muchos turistas, cuando no puden sentarse alrededor de las fuentes de la plaza del Sol, el los escalones de una iglesia o junto al escaparate de una tienda de lujo porque hierros retorcidos le indican que all¨ª no es bienvenido.
Esta imagen de 1954 de la ciudad dormitorio de V?llingby al noreste de Estocolmo deja ver lo contrario. Un chapuz¨®n en un d¨ªa de sol. Una fuente junto al metro en la que poder sentarse y convivir. Ni los ni?os ba?istas mojan a las se?oras que descansan ni estas tienen que defenderse del agua que salpican los chavales. La fuente, ideada por los arquitectos Sven Backstr?m y Leif Reinius, explica con sencillez c¨®mo pude ser la mejor convivencia: tranquila. La imagen, incluida en el Atlas de la arquitectura del siglo XX que acaba de publicar la editorial Phaidon explica que el mantenimiento de los edificios empieza cuando estos son necesarios, comprendidos, utilizados y agradecidos por los vecinos.
La inclusi¨®n de im¨¢genes como esta en un compendio que repasa la arquitectura del siglo pasado advierte tambi¨¦n de ese peligro actual: la p¨¦rdida de lo que d¨¢bamos por hecho: el espacio p¨²blico es cada vez menos p¨²blico. Los peatones, y no los coches, hacen la calle. Los mejores urbanistas no olvidan ese principio b¨¢sico. Y el sueco Sven Markelius empuj¨® a los autores de esta ciudad dormitorio a jugar con densidades, vegetaci¨®n y arquitectura para conseguir ofrecer un marco c¨®modo y digno en el que combinar un A,B,C (Arbete-Bostad-Centrum) -trabajo, vivienda y centro-, esencial de toda ciudad que desee vivir con tranquilidad.
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