Apuesta excesiva
Las inadmisibles exigencias de Adelson y la falta de inversores ponen fin al proyecto Eurovegas
El Gobierno ha dicho no a las ¨²ltimas e inaceptables exigencias de Eurovegas tras la negociaci¨®n que las Administraciones p¨²blicas espa?olas manten¨ªan con el empresario estadounidense Sheldon Adelson. Es un final l¨®gico para un desprop¨®sito que pretendi¨® establecer una excepci¨®n legal, una especie de para¨ªso fiscal a pocos kil¨®metros de Madrid. Durante m¨¢s de dos a?os, con los cantos de sirena de inversiones millonarias y la creaci¨®n de decenas de miles de empleos, tanto la Comunidad de Madrid como el Ejecutivo central iban cediendo a las peticiones de Adelson con reformas legales que se adaptaban como un guante a sus necesidades. Pero ni la recalificaci¨®n del suelo en Alcorc¨®n ¡ªel municipio designado para el magno complejo de ocio¡ª ni la reducci¨®n del tipo tributario sobre el juego desde el 45% hasta el 10% ni las bonificaciones en el impuesto de transmisiones han sido suficientes para las aspiraciones de Las Vengas Sands Corporation, seg¨²n la versi¨®n oficial.
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Entre esas nuevas condiciones estaban el compromiso de revertir toda la inversi¨®n realizada m¨¢s las eventuales p¨¦rdidas en caso de cualquier cambio normativo, relajar la ley antitabaco y permitir que las ganancias del juego tributasen en el pa¨ªs de origen del premiado. La debilidad econ¨®mica de Espa?a y su elevada tasa de paro quiz¨¢ animaron a la multinacional del juego a lanzar un ¨®rdago, pero la viabilidad econ¨®mica del proyecto nunca estuvo realmente garantizada, dado que Adelson, aficionado a elevar la apuesta por encima de los 25.000 millones de euros, no estaba dispuesto a desembolsar m¨¢s de los 6.000 millones necesarios para acometer la primera fase del proyecto. El resto se fiaba a otros inversores y, muy especialmente, a la participaci¨®n de la banca espa?ola. La celeridad con la que Las Vegas Sands emiti¨® ayer su nota de prensa retirando la apuesta, una vez que el Gobierno anunciaba su rechazo, demuestra su creciente falta de inter¨¦s y, probablemente, de fondos.
Eurovegas era un proyecto sin garant¨ªas de rentabilidad envuelto en un triunfalismo desbocado e injustificado. Apostaba por el ladrillo y por el juego, una actividad que, como se ha visto, necesita de importantes ventajas fiscales para mantenerse en pie.
Este final deja un poso de amargura, frustraci¨®n e irritaci¨®n (y alivio entre los que se opusieron al proyecto). Los pol¨ªticos que apoyaban con entusiasmo el macrocasino han fracasado y al final no han podido evitar una retirada humillante para Madrid. En la ¨²ltima feria de Fitur, sus reclamos tur¨ªsticos eran la organizaci¨®n de los Juegos de 2020 y Eurovegas. Despose¨ªda la regi¨®n de tales eventos, queda al descubierto la ausencia de un proyecto pol¨ªtico que la relance con iniciativas s¨®lidas y sensatas. Eurovegas ha sido, adem¨¢s, motivo de tensi¨®n en el seno del PP, con indisimulados choques entre Ignacio Gonz¨¢lez con el Gobierno de Rajoy. Los da?os, como se ve, son variados.
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