La reina del oc¨¦ano
Solo los navegantes m¨¢s valientes son capaces de embarcarse en la Vuelta al Mundo a Vela, una lucha de resistencia nacida hace 40 a?os. Hoy es una competici¨®n ¨²nica, mezcla de tecnolog¨ªa, deporte y desaf¨ªo extremo, que en 2014 zarpar¨¢ de Alicante.
En el fondo estaba la cerveza. ?Cu¨¢ntas historias habr¨¢n surgido en un pub ingl¨¦s alrededor de unas pintas! Tambi¨¦n esta. En esa tarde de 1971, en un local del puerto de Portsmouth, en el sureste de Inglaterra, dos hombres dieron forma a un sue?o entre el humo de sus cigarros y el alcohol de sus jarras. Eran el coronel Bill Whitbread, miembro de una familia con tradici¨®n en el negocio de la cerveza, y el almirante Otto Steiner, de la Royal Naval Sailing Association. Les hab¨ªa fascinado la idea de Guy Pearce y Anthony Churchill de rescatar del olvido la Golden Globe Race, una regata en solitario alrededor del planeta patrocinada por el diario brit¨¢nico Sunday Times. Aunque la prueba no hab¨ªa salido como se esperaba, pues de nueve barcos que zarparon en 1968 solo uno termin¨® el recorrido un a?o despu¨¦s, estaba plantada la semilla de una competici¨®n ¨²nica en el mundo.
Whitbread y Steiner alimentaron su imaginaci¨®n con aquellos barcos descubriendo lo desconocido de los oc¨¦anos. Y trazaron sobre la mesa el mapa de un nuevo desaf¨ªo, esta vez por equipos. Le llamaron Whitbread Round the World Race. La Marina brit¨¢nica ced¨ªa su base en Portsmouth como puerto de salida y de llegada y organizaba la regata. Era adem¨¢s un excelente laboratorio para probar sus unidades militares. La cerveza Whitbread se encargaba de reunir las libras suficientes para soltar amarras en 1973. Eso anim¨® a otros patrocinadores, pistoletazo de salida para una larga tradici¨®n de esponsorizaci¨®n de la regata que ha llegado hasta estos d¨ªas. Porque hoy, 40 a?os despu¨¦s, aquella pionera Whitbread es la gigantesca Volvo Ocean Race, una competici¨®n planetaria mezcla de deporte, tecnolog¨ªa y desaf¨ªo extremo, y uno de los 10 acontecimientos deportivos m¨¢s vistos en el globo. Alicante acoger¨¢ el inicio de la pr¨®xima edici¨®n, el 4 de octubre de 2014, como ya hiciera en 2008 y 2011 despu¨¦s de tomar el relevo de Vigo en 2005, las ¨²nicas ocasiones en que se zarp¨® de un puerto distinto al original de Portsmouth.
En la primera edici¨®n de 1973 partieron 167 navegantes sin saber muy bien el charco en el que se met¨ªan. Tres nunca volvieron
Cuando el 8 de septiembre de 1973 un centenario ca?¨®n retumb¨® para dar inicio a la aventura, 17 barcos de siete nacionalidades enfilaron el horizonte hacia Ciudad del Cabo sin saber muy bien en qu¨¦ charco se met¨ªan. Sidney y R¨ªo de Janeiro eran las otras paradas antes de volver a casa en Portsmouth. Miedo, euforia, nervios¡ Partieron 167 navegantes. Tres nunca volvieron. Solo una minor¨ªa conoc¨ªa lo que era hacer frente a vientos de 40 nudos, icebergs descomunales y un fr¨ªo que cala los huesos. Eran navegantes sin experiencia atra¨ªdos por la promesa de aventuras, algunos de los cuales incluso pagaron por participar. Otra marca de cerveza, 33 Export, un vino espumoso, dos emisoras de radio y un centro de estudios e investigaciones, adem¨¢s de un pu?ado de mecenas amantes del mar, firmaron los cheques. Cada equipo necesitaba unos 10 millones de pesetas. Hoy, ¨¦poca de grandes patrocinios, el presupuesto se mece entre los 12 y los 15 millones de euros.
Todo y nada ha cambiado desde entonces. Aquellos barcos que navegaban tomando rectas de altura con ayuda del sextante, sin partes meteorol¨®gicos, notificaban su posici¨®n por radio una vez a la semana¡ si es que hab¨ªa cobertura. La mayor¨ªa de las veces ni siquiera ellos sab¨ªan d¨®nde estaban. Hoy, una sala de control en la sede de la Volvo en Alicante define v¨ªa sat¨¦lite un punto exacto en el mapa cada dos segundos. Y de ah¨ª al resto del mundo, con una audiencia global de 800 millones de personas. Cinco c¨¢maras fijas y dos cenitales convertir¨¢n cada barco en una especie de Gran Hermano en el que un reportero a bordo se dedica en exclusiva a producir y enviar contenido multimedia. ¡°Es mejor que Gran Hermano. Porque esto es realidad pura y dura, es la vida misma y la lucha por sobrevivir¡±, explica el noruego Knut Frostad, actual director general de la Volvo despu¨¦s de vivir en sus carnes cuatro ediciones como regatista.
Fue Ram¨®n Carlin, un mexicano que hab¨ªa hecho fortuna vendiendo lavadoras, el primer ganador de la prueba. Era el patr¨®n del ¨²nico barco no europeo, el Sayula II, rodeado sobre todo de naves de la Marina brit¨¢nica y la francesa. Y, contra todo pron¨®stico, vencieron. Claro que eran otros tiempos, y estos chicos disfrutaron de un congelador, hamburguesas, vino y latas de caviar. Y para el que bajaba de completar la guardia en cubierta, ron con t¨®nica, vodka o ginebra para entrar en calor. Lo que no evit¨® que Paquita, la mujer de Ram¨®n, reclutada para completar la tripulaci¨®n necesaria, exclamara: ¡°?Ram¨®n, para qu¨¦ demonios me trajiste!¡±.
La colecci¨®n de historias es inagotable. Los espa?oles cruz¨¢ndose con los buques de la Armada inglesa navegando a reconquistar las Malvinas; un patr¨®n que oculta a su tripulaci¨®n que ha sufrido un ataque al coraz¨®n y que consigue ganar enfermo; un barco italiano de cerebritos de laboratorio que se enrol¨® para hacer experimentos en alta mar; Simon Le Bon, estrella de la banda musical Duran Duran, como propietario y tripulante de un barco registrado por la polic¨ªa inglesa por si encontraba sustancias ilegales; el matrimonio del se?or y la se?ora McDonald al mando cada uno de un equipo¡ Son 40 a?os de aventuras. De ¨¦xitos y fracasos. Tambi¨¦n de miedo. Las tres muertes de la primera edici¨®n estuvieron a punto de provocar la suspensi¨®n de la regata. Un cabo del ej¨¦rcito brit¨¢nico, un patr¨®n y un miembro de una tripulaci¨®n de paracaidistas fueron engullidos por el mar.
Los oc¨¦anos han sido la tumba de m¨¢s de un marinero en esta competici¨®n. El ¨²ltimo, el holand¨¦s Hans Horrevoets, del barco ABN Amro II, en 2006. Una de esas historias tr¨¢gicas que recuerdan a los tripulantes que en juego est¨¢ algo m¨¢s que la gloria. Cay¨® al agua y no le encontraron hasta pasados 40 minutos, demasiado tiempo para que luego pudieran reanimarle. Los desolados chicos de la embarcaci¨®n holandesa tuvieron que completar el resto de la etapa con el cad¨¢ver de su compa?ero entre ellos. Aunque, rotos por la desgracia, a¨²n pudieron salvar unas vidas antes de tocar tierra. Los espa?oles del Movistar hac¨ªan agua despu¨¦s de sufrir una aver¨ªa sin remedio. A 400 millas del canal de la Mancha, en el Atl¨¢ntico norte, estaban m¨¢s que nunca en manos de la naturaleza. Fueron los desconsolados tripulantes del ABN quienes navegaron a su rescate y les acomodaron en un barco que llevaba la muerte como pasajera. El Premio Hans Horrevoets reconoce desde entonces al mejor tripulante joven de cada edici¨®n.
Espa?a se ahog¨® y su barco est¨¢ en el fondo del oc¨¦ano. El gran reto de la vela espa?ola es hoy coronar este Everest l¨ªquido, ganar la Volvo Ocean Race, la regata por la que se miden todas las dem¨¢s. En ello se ha empe?ado Pedro Campos, alma de un proyecto con varios acc¨¦sits: sexto con el Movistar, el barco hundido, en 2006; tercero con el Telef¨®nica Azul y sexto con el Telef¨®nica Negro en 2009, y cuarto con el Team Telef¨®nica en 2012, cuando m¨¢s cerca estuvo el oro, l¨ªderes durante 38.000 de las 40.000 millas n¨¢uticas de la prueba y los mejores por tiempos, pero no por puntos. ¡°La Volvo es el mayor desaf¨ªo del deporte. Tiene todos los ingredientes para hacerlo ¨²nico. Una sola etapa dura m¨¢s que todo el Tour. El barco es un escaparate tecnol¨®gico, el esp¨ªritu de aventura es especial. Has de vencer al mar y llegar el primero. Es un tremendo esfuerzo humano¡±, relata Pedro Campos. ¡°Es bonito sufrir¡±, cuenta Iker Mart¨ªnez, patr¨®n del Telef¨®nica Azul y del Team Telef¨®nica. ¡°Y en la Volvo se sufre much¨ªsimo. Llegas a decirte: ¡®?Qu¨¦ hago yo aqu¨ª? ?No puedo m¨¢s!¡¯. Pero si no alcanzas ese punto es que no te est¨¢s sacrificando de verdad. Duele, cuesta, es duro, sobre todo por no dormir. Lo peor es el sentimiento de estar totalmente agotado porque tienes que dormir y no puedes porque has de seguir y seguir. El cuerpo se queda sin fuerzas¡±.
Hoy la Volvo comienza a disputarse en los despachos de las grandes empresas que han de dar sustento a los equipos. Desde aquel Licor 43 que brind¨® en 1981 por el primer barco espa?ol, con Joaqu¨ªn Coello al tim¨®n, se pas¨® a las dos experiencias del Fortuna (1985 y 1989) y al Galicia 93 Pescanova antes de desembocar en la tropa de Pedro Campos. Las velas y los cascos se han convertido en anuncios flotantes mientras la organizaci¨®n recluta participantes en todo el mundo. Una flota global para un torneo planetario. De Alicante zarpar¨¢ Team SCA, un equipo sueco femenino ¨C11 tripulantes, por 8 los hombres, herederas de Iwona Pienkawa, la pionera polaca que fumaba en pipa y primera mujer en cruzar el cabo de Hornos¨C; Holanda representa la tradici¨®n con el conjunto Brunel y Bouwe Bekking como capit¨¢n, un cl¨¢sico que igualar¨¢ el r¨¦cord de siete ediciones del sueco Roger Nilson; Abu Dabi y el grupo chino Dongfeng son la ventana para los grandes mercados¡
Claro que la crisis tambi¨¦n ha apretado el cintur¨®n. La cita de 2014 inaugurar¨¢ una nueva estirpe sobre las olas, los Volvo Ocean 65, b¨®lidos de 65 pies de eslora (20,37 metros), 11 toneladas y m¨¢stiles de 30 metros construidos bajo un dise?o ¨²nico firma de Bruce Farr. Todos iguales, cortados en cuatro astilleros con un mismo molde, para reducir costes (aun as¨ª, cada barco cuesta 4,5 millones) y, sobre todo, igualar la competici¨®n. Ya no decidir¨¢ ¨²nicamente la tecnolog¨ªa, sino las resoluciones personales, la uni¨®n de la tripulaci¨®n, los hombres de mar¡ y el destino. La Volvo ha demostrado que la mejor preparaci¨®n del mundo no sirve de nada si viene un golpe de mala suerte. Ser¨¢n 39.379 millas n¨¢uticas (casi 73.000 kil¨®metros) en este desierto oce¨¢nico desde Alicante hasta Gotemburgo, final de trayecto el 27 de junio de 2015, pasando por Ciudad del Cabo, Abu Dabi, Sanya, ?Auckland, Itaja¨ª, Newport, Lisboa y Lorient.
¡°El oc¨¦ano es precioso y la vida en un barco es la mejor posible. Es una vida muy simple, que odias o que amas profundamente¡±, resume Knut Frostad el esp¨ªritu de esta prueba, la reina del oc¨¦ano. Otras palabras, del neozeland¨¦s Mike Sanderson, adornan las oficinas de Alicante y se han convertido en una especie de eslogan de la Volvo. Las dijo despu¨¦s de su victoria con el ABN Amro I en 2006: ¡°Esta es mi medalla ol¨ªmpica, mi subida al Everest, el sue?o de mi infancia¡±.
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