Ma?ana

Ma?ana, 20 de diciembre de 2013, aniversario de la muerte de Carrero Blanco, el consejo de ministros del gobierno presidido por Mariano Rajoy, cometer¨¢ previsiblemente una infamia: sacar¨¢ adelante la ley del aborto que propone el ministro de Justicia Alberto Ruiz Gallard¨®n.

Las militantes feministas se han encargado ya de explicar por qu¨¦ esta ley ofende a las mujeres, a su libertad. Su contenido exacto a¨²n no lo conocen ni siquiera los militantes del PP porque el ca?¨®n de agua que ha comprado Interior para atender la ¡°actual situaci¨®n social¡± todav¨ªa no funciona, no est¨¢ listo. Pero se sabe lo fundamental, que liquida la ¨²nica ley razonable que puede haber, que es la ley de plazos. Un criterio que elimina los paternalismos, la dominaci¨®n, los milagreros, los psiquiatras con electrodos y los curas de sotana de la vida de las mujeres. Una ley que, seg¨²n las encuestas, es aceptada por la inmensa mayor¨ªa de las mujeres que votan al PP.

En cierto sentido, el texto llega tarde. Porque su primer valedor est¨¢ de capa ca¨ªda. El cardenal ?ngel Mar¨ªa Rouco Varela ha perdido gran parte de su poder. Un obseso del ¨²tero femenino que afirma que Espa?a es tierra de misi¨®n, es decir, un lugar en el que el catolicismo est¨¢ en riesgo, en el que las mujeres abortan por vicio y los maricones y las bolleras se casan para legalizar el fornicio.

Con esta ley, millones de mujeres vuelven a estar bajo la tutela reaccionaria de una Iglesia que todav¨ªa no ha comenzado a atender las razones de un papa que dice que lo primero debe ser atender a los pobres y a los desgraciados.

Durante el tiempo que el PP siga al frente del gobierno de este pa¨ªs, la ley las tendr¨¢ sometidas al arbitrio de los herederos espirituales de Rouco como Gallard¨®n.

Pero quiero imaginar que ni un minuto m¨¢s.