S¨ª era un cortijo

Las quejas de un hijo de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar y de una exconcejal del PP (ya fallecida) a Miguel Blesa por no hacerle el favor al exjefe del Gobierno de comprar una colecci¨®n de obras de arte, cuando Blesa presid¨ªa Cajamadrid, dan una idea muy clara del respeto que el entorno de Aznar sent¨ªa hacia la persona que encabezaba la cuarta entidad financiera de Espa?a; y del servilismo que esperaban de su parte, tras haber obtenido el cargo gracias al impulso de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar. ¡°Caja Madrid no es mi cortijo¡±, le contest¨® Blesa al hijo de Aznar para excusarse por no acceder a los deseos de su padre. Lo que se est¨¢ conociendo evidencia precisamente lo contrario: que Caja Madrid s¨ª era un cortijo. De los amigos y de los pol¨ªticos, sobre todo los del PP, que convirtieron a la entidad financiera en campo de batalla de las facciones del partido y golosa fuente de dinero para sus operaciones o caprichos.

El asunto por el que se hab¨ªa interesado el expresidente Aznar ¡ªadquirir por 56 millones de euros la colecci¨®n del pintor y escultor Gerardo Rueda, m¨¢s la cesi¨®n de un edificio municipal para exhibirla¡ª era absurdo desde el punto de vista de los intereses de la entidad financiera, y de ello logr¨® convencer a Blesa quien entonces estaba al cargo de la Fundaci¨®n Caja Madrid, Rafael Spottorno (hoy jefe de la Casa del Rey). Pero que esto sucediera en 2009, con la crisis financiera encima, confirma las peores sospechas sobre el descontrol de las cajas de ahorros, convertidas en el puerto de arrebatacapas de ciertos pol¨ªticos.

Por lo dem¨¢s, esta solo es una de las revelaciones que nos tienen reservados los m¨¢s de 8.700 mensajes de correo electr¨®nico incautados a Blesa por el juez que le envi¨® dos veces a prisi¨®n, Elpidio Jos¨¦ Silva, en mayo y junio pasado, en el marco de una investigaci¨®n por un presunto cr¨¦dito irregular al expresidente de la CEOE Gerardo D¨ªaz Ferr¨¢n, y la compra supuestamente temeraria de un banco en Florida. Los millares de correos acreditan gestiones de Blesa relacionadas con favores a pol¨ªticos y amigos.

Por si el esc¨¢ndalo no fuera bastante, el juez que abri¨® ese sumario ¡ªcontra quien pesa una querella de la fiscal¨ªa y que acaba de cumplir una sanci¨®n impuesta por el Consejo del Poder Judicial¡ª se considera v¨ªctima de una conjura destinada a defenestrarlo del juzgado, al que se ha reincorporado; y sugiere que preparen contra ¨¦l ¡°el da?o f¨ªsico¡± porque, dice, no lo amedrentar¨¢n de otro modo. De paso comunica que, si tira de la manta, ¡°el sistema no lo soportar¨ªa¡±: es un juez en activo el que dice tales cosas.

Caben pocas dudas de la raz¨®n que asiste a la ciudadan¨ªa para sentirse harta. No solo han sufrido da?os los depositantes y el erario, sino el prestigio de las instituciones. Recuperar la confianza en la suficiencia profesional de los que conducen las entidades financieras de este pa¨ªs incluye garantizar que la pol¨ªtica no vuelve a meter las manos en ellas.