La triste Navidad de Berlusconi
El exmandatario italiano deja atr¨¢s el derroche de las fiestas y despide el a?o en que fue condenado por la Justicia con un buf¨¦ de autoservicio y de pie
![El ex primer ministro italiano, el pasado 4 de diciembre, en Roma.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/4GOTR53QMJA3VMDXD72KXEHE6I.jpg?auth=ec84aed6577a67358d7ff51f022b9ac4884e30396c0e582ccde5a737c637dc8a&width=414)
Los ricos tambi¨¦n lloran. Y Silvio Berlusconi tambi¨¦n se aprieta el cintur¨®n. Este a?o, el exmandatario italiano ha recortado el presupuesto destinado a las celebraciones de las fiestas con sus diputados. Se acabaron las joyas, las corbatas de firma, los iPad y los televisores de ¨²ltima generaci¨®n que se amontonaban bajo los ¨¢rboles de Navidad de todos los hombres (y mujeres) del presidente. Ya no hay m¨¢s reservas multitudinarias en exclusivos restaurantes de Roma, para desearse felicidad. La Navidad de 2013 ser¨¢ recordada entre los azules de Forza Italia por su austeridad. Les toc¨® conformarse con un buf¨¦, de pie y de autoservicio, en la sede del partido, en la central plaza de San Lorenzo in Lucina. Il Cavaliere, desazonado, a la espera de saber d¨®nde cumplir¨¢ el a?o de servicios sociales que le impone una condena por fraude fiscal, sin documentos para salir del pa¨ªs y sin diputados para tumbar al Gobierno se ci?e a una ins¨®lita y forzada sobriedad.
Con sus 77 a?os, Berlusconi lleg¨® a la parca celebraci¨®n con su novia Francesca Pascale y su inseparable caniche, Dud¨². El exmandatario recibi¨® la noche con uno de sus sermones, que alternan el tono serio y luchador del pol¨ªtico y el trato cotidiano, su caracter¨ªstica particular. Habl¨® de la dif¨ªcil situaci¨®n de Italia y de las delicias de quien descubre su amor por los perros a una edad avanzada: ¡°Nunca tuve un perro correteando por casa¡±, cont¨®. ¡°?Se me ha abierto un mundo nuevo!¡±. No es lo ¨²nico: en agosto, el Supremo lo consider¨® culpable de haber timado a Hacienda y el Parlamento le quit¨® el esca?o de senador y le prohibi¨® presentarse a elecciones durante los pr¨®ximos seis a?os.
Pero el tono austero de este fin de a?o se debe tambi¨¦n al complicado momento personal del empresario que se hizo pol¨ªtico hace 20 a?os. Seg¨²n la prensa italiana, los varapalos judiciales han sido golpes demasiado duros para Berlusconi, que fund¨® de la nada un imperio industrial, cre¨® el centro derecha tras el derrumbe de la Democracia Cristiana, lider¨® tres ejecutivos y la oposici¨®n, mantuvo en vilo el gobierno de los tecn¨®cratas e intent¨® hacer la zancadilla al actual gobierno. La amargura por no haber sido salvado por sus colegas senadores o a trav¨¦s de un indulto del Presidente de la Rep¨²blica se a?ade al desquicio por la escisi¨®n de su criatura pol¨ªtica. El Pueblo de la Libertad ¡ªque Berlusconi hab¨ªa apodado el partido del amor¡ª se parti¨® en dos hace pocas semanas: una parte se qued¨® en el Gobierno de amplios acuerdos, mientras sus fieles lo siguieron en la refundaci¨®n de Forza Italia, ahora aislada en la oposici¨®n.
Quedan muy lejos los fastos de los a?os pasados, cuando il Cavaliere sorprend¨ªa a detractores y feligreses como un ?ve F¨¦nix. Entonces, s¨ª, guardaba las apariencias, que en pol¨ªtica son mensajes. En 2004, a la cabeza del pa¨ªs, ostentaba su poder invitando a todo su tropel de parlamentarios al Hotel Splendid Royal: regal¨® broches a las mujeres y relojes Omega a los hombres y deleit¨® a los asistentes cantando junto a su amigo, el guitarrista napolitano Mariano Apicella.
En 2008, acababa de ganar por tercera vez los comicios y de decir que la crisis era ¡°algo psicol¨®gico¡±, que hab¨ªa que ¡°gastar para que ruede la econom¨ªa¡±. Alquil¨® el antiguo acuario romano, un edificio circular en el centro de Roma y escenific¨® la versi¨®n moderna de los triunfos imperiales: las columnas de m¨¢rmol blanco se iluminaban con luces rojas y verdes, mientras ¨¦l se mov¨ªa como gran anfitri¨®n, las f¨¦minas recib¨ªan pendientes de esmeralda y los varones relojes Locman.
Al a?o siguiente, regal¨® televisores de 23 pulgadas a todos y en 2010 opt¨® por unos iPad para ellos y anillos tricolores para ellas. Este a?o, en cambio, acaba sin nada. Hasta ahora. Los m¨ªnimos gestos se convierten en s¨ªmbolos bajo los focos de la atenci¨®n p¨²blica, as¨ª que, mientras no termine el a?o, todo puede pasar.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.