ETA intenta otra v¨ªa
Los presos de la banda terrorista asumen el da?o causado, pero sin arrepentimiento
El colectivo de presos de ETA (EPPK), que no la direcci¨®n de la banda terrorista, ha reconocido, por primera vez, el da?o ¡°multilateral¡± que ha provocado su violencia. En una respuesta al Foro Social ¡ªorganismo que impulsa el proceso de paz junto a mediadores internacionales¡ª, el sector etarra m¨¢s duro en las c¨¢rceles muestra tambi¨¦n su respaldo al final de la violencia y al uso de las v¨ªas democr¨¢ticas, adem¨¢s del acatamiento de las condenas que les han sido impuestas en el marco de un sistema penitenciario espa?ol, que, por fin, asumen.
La aceptaci¨®n de la legalidad penitenciaria y la libertad para que los reclusos etarras puedan acogerse individualmente a los beneficios que ofrece dicha legislaci¨®n son, sin duda, pasos importantes que rompen con la tradici¨®n de la banda terrorista de cuestionar y erosionar el Estado de derecho. Pero tambi¨¦n podr¨ªa interpretarse como un reflejo consecuente de que ETA, sus presos al menos, asumen la derrota de la raz¨®n de su existir y se disponen a propiciar una v¨ªa de entendimiento con ese Estado de derecho al que hasta hace poco combat¨ªan.
Es igualmente destacable la renuncia a la violencia. Conviene recordar que la decisi¨®n de abandonar las armas, anunciada en octubre de 2011, fue adoptada por un minoritario comit¨¦ ejecutivo y dio paso a un debate en las c¨¢rceles, donde se encuentran la mayor¨ªa de los miembros de ETA. Hasta ahora nada se sab¨ªa de las conclusiones, pero el comunicado de ayer confirma que los presos han asumido esa decisi¨®n.
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En cambio, el reconocimiento del da?o causado, aunque inaudito, es insuficiente. En su reflexi¨®n, los presos, que han hablado en euskera por boca de Marixol Iparragirre ¡ªexjefa de la banda, hija de un activista y condenada a 15 a?os en Francia, donde cumple la pena¡ª, asumen su ¡°responsabilidad sobre las consecuencias¡± de cinco d¨¦cadas de violencia y extorsi¨®n. Pero semejante pronunciamiento solo tiene sentido si incluye una condena de la violencia. Y en este caso no solo no se da, sino que se recurre a subterfugios para justificarla. Es, por tanto, un pronunciamiento vac¨ªo: es obvio que no quer¨ªan causar el bien, y no se arrepienten. Por otro lado, el Gobierno ha dejado claro que cualquier cambio en la pol¨ªtica penitenciaria exige la disoluci¨®n de la banda, o por lo menos que los presos lo exijan a la organizaci¨®n. Nada de esto aparece en el comunicado. Ni siquiera una referencia al desarme.
En el cap¨ªtulo de ausencias, es llamativo el olvido de esa exigencia de ETA de reclamar un di¨¢logo con los Gobiernos espa?ol y franc¨¦s, que la propia banda terrorista sabe que es una quimera. Pero los presos no lo han rescatado para as¨ª poner en valor una nueva v¨ªa que entienden igual de v¨¢lida: el Foro Social, al que asiste, adem¨¢s, un altavoz internacional siempre imprescindible para contentar a ETA cuando se trata de proyectar sus exigencias.
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