L¨ªbano en peligro
Bachar el Asad se fortalece mientras la guerra siria amenaza la estabilidad del pa¨ªs vecino
Ocho a?os despu¨¦s del asesinato de Rafik Hariri, L¨ªbano revivi¨® este pasado viernes aquel atentado con la potente bomba que mat¨®, exactamente en las mismas circunstancias, a Mohamed Chat¨¢, estrecho colaborador del fallecido primer ministro y ahora consejero de su hijo, Saad Hariri. Si el atentado de 2005, atribuido a la milicia chi¨ª Hezbol¨¢, provoc¨® el fin de la ocupaci¨®n militar siria, la muerte de Chat¨¢ ¡ªde la que acusa a la misma organizaci¨®n¡ª confirma que Damasco es de nuevo parte de la realidad libanesa.
La implicaci¨®n de Hezbol¨¢ en la guerra de Siria, del lado del r¨¦gimen de Bachar el Asad, ha disparado las tensiones confesionales en L¨ªbano, como lo confirman no solo los sangrientos choques entre sun¨ªes y chi¨ªes en la ciudad de Tr¨ªpoli, sino la escalada de atentados registrados a lo largo de 2013. L¨ªbano se ha convertido en un gigantesco campo de refugiados sirios, pero tambi¨¦n en un campo de batalla secundario, donde se enfrentan los partidarios del r¨¦gimen de Damasco (alau¨ª, una rama del chi¨ªsmo) y de los rebeldes sun¨ªes. El riesgo es que el sectarismo acabe arrastrando al pa¨ªs a una reedici¨®n de la terrible guerra civil (1975-1990).
El conflicto sirio ha desembocado en el peor de los escenarios posibles: con una oposici¨®n democr¨¢tica anulada, un Bachar el Asad fortalecido, un pa¨ªs destrozado y parasitado por c¨¦lulas yihadistas y una regi¨®n desestabilizada por el agravamiento del cisma chi¨ª-sun¨ª, convenientemente espoleado por Ir¨¢n y Arabia Saud¨ª.
Editoriales anteriores
Los avances sobre el terreno, la puesta en marcha del programa de destrucci¨®n de armas qu¨ªmicas y la creciente actividad de Al Qaeda en suelo sirio han convertido a El Asad, ahora m¨¢s que nunca, en un interlocutor imprescindible. Y esto mientras sus fuerzas intensifican la ofensiva para llegar en mejor posici¨®n a las negociaciones de Ginebra el 22 de enero. Para ello no han dudado en incrementar el uso de otras armas que causan estragos en la poblaci¨®n civil, como las bombas incendiarias (las llamadas bombas de barril) y las bombas de racimo. El firme respaldo de Rusia ¡ªque acaba de firmar con Damasco un acuerdo para la prospecci¨®n de hidrocarburos¡ª y la pasividad y el desconcierto de Occidente han acabado apuntalando al dictador.
La ¨²nica esperanza en el drama sirio es que los recientes acercamientos entre Washington, Mosc¨² y Teher¨¢n destraben un atolladero en el que ninguna de las partes tiene posibilidades de ganar.
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