Crear problemas
Los primeros pasos de la reforma de la ley del aborto suscitan amplio rechazo y muchas dudas
El ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallard¨®n, ha podido comprobar que su anteproyecto de ley de reforma del aborto suscita un amplio rechazo, no solo entre las mujeres, sino tambi¨¦n entre los profesionales sanitarios, y no solo en Espa?a, sino tambi¨¦n en el extranjero, donde el proyecto ha sido recibido como un retroceso inexplicable para una sociedad que se reclama moderna y respetuosa de los derechos individuales. Espa?a vuelve a ser vista en editoriales de medios de referencia y declaraciones p¨²blicas de l¨ªderes europeos como una excepci¨®n retr¨®grada y dogm¨¢tica, pues aplica regulaciones legales que en Europa solo defienden los partidos de extrema derecha. Es significativo y deber¨ªa preocupar al presidente Rajoy que el apoyo m¨¢s entusiasta proceda de Marine Le Pen.
La nueva ley no solo elimina la posibilidad de que las mujeres puedan decidir libremente sobre su embarazo hasta las 14 semanas de gestaci¨®n, como rige en la mayor parte de los pa¨ªses europeos, sino que vuelve a una regulaci¨®n basada en supuestos, pero m¨¢s restrictiva incluso que la que estuvo vigente entre 1985 y 2010, y que dos Gobiernos presididos por Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar eludieron reformar. El texto ha provocado rechazo y divisi¨®n incluso en las filas del PP. Algunos dirigentes ven con preocupaci¨®n el desgaste que puede ocasionar la evidencia de que se est¨¢ creando un problema all¨ª donde no lo hab¨ªa. Un buen n¨²mero de dirigentes populares, como los presidentes de Extremadura y Galicia, la delegada del Gobierno en Madrid o los alcaldes de Valladolid y Zamora, han expresado sus reservas, en particular sobre la supresi¨®n de la malformaci¨®n del feto como tercer supuesto. El m¨¢s contundente ha sido el presidente extreme?o, Jos¨¦ Antonio Monago, que aboga por buscar una ley de m¨¢ximo consenso, defiende la libertad de las mujeres y sostiene que nadie puede negar a nadie su derecho a ser madre, pero tampoco se puede obligar a nadie a serlo.
El proyecto de ley adolece de no pocas imprecisiones que generan dudas y contradicciones. Por ejemplo, en los casos en que se diagnostiquen graves malformaciones fetales despu¨¦s de la semana 22?, la mujer no podr¨¢ abortar aunque el embarazo afecte gravemente a su salud ps¨ªquica, pues estar¨¢ fuera de plazo. Obligarla a tener el hijo no solo es una crueldad, sino una discriminaci¨®n respecto de las que pueden beneficiarse de un diagn¨®stico m¨¢s temprano.
Editoriales anteriores
Especial alarma ha causado el proyecto entre los profesionales, sobre todo los psiquiatras, que son quienes deben acreditar que existe un riesgo ¡°duradero y permanente¡± para la salud ps¨ªquica de la madre. Muchos profesionales se inhibir¨¢n de participar en el diagn¨®stico ante la inseguridad jur¨ªdica que el proceso entra?a. Este era el principal problema de la ley de 1985 que el nuevo texto reproduce y agrava. El ministro ha asegurado que el texto no se modificar¨¢ en la tramitaci¨®n parlamentaria, lo que revela una actitud dogm¨¢tica y cerrada indigna de una ciudadan¨ªa madura y plural, a la que se debe.
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