?Generaci¨®n Precaria de Narradores?
Les une la crisis econ¨®mica, la democracia, la migraci¨®n, las novedades tecnol¨®gicas, la herencia contracultural de sus antecesores, las series de televisi¨®n, el pop anglosaj¨®n, las redes sociales, la ca¨ªda del Estado de bienestar... '?ltimaTemporada' (Lengua de Trapo) y 'Bajo Treinta' (Salto de P¨¢gina) son dos antolog¨ªas que re¨²nen a nuevos narradores espa?oles. ?Constituyen la Generaci¨®n Precaria de las letras nacionales? Hablamos con autores y editores en busca de respuestas
A la edad en que muchos jugadores de f¨²tbol suelen retirarse, los escritores son apenas una ¡°promesa literaria¡±. Pero antes de llegar a los treinta, la mayor¨ªa ya ha encontrado su propio estilo y sus propios temas. Incluso, ya han publicado por lo menos un par de libros y han ganado alg¨²n premio. Por eso empiezan a ser tomados en cuenta por los lectores y por los cr¨ªticos. Y por eso, cada tanto, alguna editorial se atreve a realizar ¡°un corte de caja¡± para revisar sus puntos en com¨²n y agruparlos en una generaci¨®n. A finales del a?o que acaba de terminar, dos antolog¨ªas se propusieron ofrecer al p¨²blico una selecci¨®n de los mejores nuevos narradores espa?oles nacidos en los a?os ochenta del siglo pasado, cuyas obras deambulan entre la precariedad que ha caracterizado a los ¨²ltimos a?os.
?ltima temporada (Lengua de Trapo) presenta a diez hombres y diez mujeres que, desde el punto de vista del escritor y editor Alberto Olmos (Segovia, 1975), ¡°ocupan un lugar promisorio en las letras espa?olas.¡± Se trata, dice la editorial, de una generaci¨®n con ¡°textos comprometidos, pol¨ªticos, sentimentales o bizarros, un c¨®ctel sorprendente y tambi¨¦n delirante, donde las referencias pop dialogan con los mitos de la Transici¨®n, donde la solidaridad trata de sobreponerse al privilegiado estatus del que la practica y donde la relaci¨®n de pareja sigue dando los mismos quebraderos de cabeza de siempre.¡±
Se trata de una generaci¨®n con ¡°textos comprometidos, sentimentales o bizarros, un c¨®ctel sorprendente y? delirante¡±
En Bajo treinta (Salto de P¨¢gina), el joven novelista Juan G¨®mez B¨¢rcena (Santander, 1984) eligi¨® a 14 escritores (¡°sin ning¨²n criterio de g¨¦nero, solo de edad¡±) con ¡°un s¨®lido bagaje de publicaciones y premios¡±, para demostrar ¡°que existe una narrativa joven de gran calidad en nuestro pa¨ªs, capaz de hacerse escuchar con el ¨²nico argumento de la buena literatura y frente a circunstancias como m¨ªnimo adversas¡±.
Ambos compendios coinciden en ocho nombres: Guillermo Aguirre, V¨ªctor Balcells Matas, Mat¨ªas Candeira, Aixa de la Cruz, Mar¨ªa Folguera, Cristina Morales, Aloma rodr¨ªguez y Juan Soto Ivars. Todos han escrito novelas y relatos en donde, de alguna u otra manera, aparecen las caracter¨ªsticas de su tiempo: las crisis econ¨®micas, la democracia, la migraci¨®n, las novedades tecnol¨®gicas, la herencia contracultural de sus antecesores, las series de televisi¨®n, el pop anglosaj¨®n, las redes sociales, los viajes al extranjero, la perspectiva europea (la mayor¨ªa de las veces gracias a una beca Erasmus) y la ca¨ªda del Estado de bienestar.
La cr¨ªtica se ha apresurado a llamarlos ¡°Generaci¨®n Precaria¡±. Pero no a todos les gusta esa denominaci¨®n. A Mar¨ªa Folguera (Madrid, 1984) le parece ¡°algo normal, por nuestras condiciones de vida¡±, dice. Pero propone ¡°algo m¨¢s exacto: Generaci¨®n Sin Techo. Porque somos gente que no tiene una casa estable o duradera y ese es hoy nuestro modo de vida.¡± Juan Soto Ivars (?guilas, Murcia, 1985) se asombra: ¡°?Generaci¨®n precaria? No me gusta ese nombre. Porque es derrotista, ?no? Grandes escritores con vidas precarias han pasado a la historia de la literatura sin que se quejaran de su situaci¨®n. Adem¨¢s, llamarnos as¨ª afea el oficio. Uno no hace esto solo por vender libros.¡± Y el compilador de Bajo Treinta, G¨®mez B¨¢rcena, rechaza, de plano, esa etiqueta. ¡°Porque no debe prevalecer lo econ¨®mico para catalogarnos. Esa denominaci¨®n, adem¨¢s, no tiene que ver con lo que escribirnos, sino con las circunstancias en las que escribimos. Y, la verdad, creo que ni siquiera podemos catalogarnos como una generaci¨®n. Porque no tenemos un estilo literario ¨²nico o una est¨¦tica ¨²nica. Y est¨¢ bien. Porque la variedad es m¨¢s interesante que la militancia¡±.
Quiz¨¢ por esto ¨²ltimo, al poco tiempo de publicarse las antolog¨ªas, la disidencia en el panorama cultural no se hizo esperar. Como ha escrito recientemente en Babelia el cr¨ªtico literario Fernando Valls, ¡°la mayor¨ªa de estos j¨®venes carece de un estilo propio, a no ser que hayan optado por un realismo entre administrativo y descuidado, hasta el punto de que he tenido la impresi¨®n de v¨¦rmelas con ejercicios escolares, de talleres de escritura, m¨¢s que con textos cuajados, dignos de ser incluidos en una antolog¨ªa¡±. Y agrega: ¡°podr¨ªa afirmarse que la mayor¨ªa se haya todav¨ªa bastante verde y sus narraciones necesitan algunos hervores m¨¢s¡±.
Juan Soto Ivars: ¡°?Generaci¨®n precaria? No me gusta ese nombre. Porque es derrotista, ?no?"
G¨®mez B¨¢rcena arguye que, por lo menos, en las obras de los nuevos narradores prevalecen algunos temas. ¡°Veo, sobre todo, una insistencia en temas familiares, en las relaciones entre padres e hijos, hermanos, el hecho de vivir en casa de los padres hasta los 30 a?os. Tambi¨¦n hay un fondo de melancol¨ªa, un cierto clima de violencia y casi no nos ocupamos de la pol¨ªtica. Y nuestras influencias son muy diversas. No tenemos como paradigma a Roberto Bola?o o a Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez, como ocurr¨ªa con otras generaciones¡±.
Alberto Olmos a?ade otro elemento com¨²n de la nueva generaci¨®n: la dificultad para acceder a los grandes grupos editoriales. ¡°Antes los grandes premios literarios hac¨ªan un hueco para los j¨®venes, como el Premio Herralde de Novela, y eso permit¨ªa hacer literatura en el mundo real: en grandes editoriales, entre grandes autores. Ahora solo los premios menores se destinan a los j¨®venes. Adem¨¢s, quiz¨¢ por los tiempos dif¨ªciles que corren, los editores no apuestan por los nuevos. Van a lo seguro porque se necesita vender para seguir existiendo¡±.
G¨®mez B¨¢rcena aclara: ¡°no somos unos quejicas. Pero, en comparaci¨®n con los a?os noventa, hoy los autores j¨®venes lo tienen muy dif¨ªcil para ganar un premio grande y para publicar con los sellos m¨¢s importantes que garantizan buena distribuci¨®n y buena promoci¨®n. Y considero que no es por falta de calidad, la verdad. Hay gente muy talentosa.¡±
En 1997 Lengua de Trapo public¨® P¨¢ginas amarillas, un compendio de treinta y ocho relatos escritos por otros tantos autores espa?oles nacidos entre 1960 y 1971, entre los que estaban Nuria Barrios, Lola Beccaria, Lucia Etxebarr¨ªa, Marcos Giralt Torrente, Ray Loriga y Benjam¨ªn Prado. La Nueva Generaci¨®n les llamaron entonces. Y hoy son autores consolidados. ?Ocurrir¨¢ lo mismo con los incluidos en estas dos nuevas antolog¨ªas?
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