Revoluci¨®n al volante

No parece exagerado afirmar que en Espa?a se ha producido una revoluci¨®n en los comportamientos de la poblaci¨®n al volante. Todav¨ªa mueren m¨¢s de mil personas al a?o en las carreteras y es probable que la crisis econ¨®mica haya influido en un tr¨¢fico menor. Pero el rotundo y sostenido baj¨®n de fallecimientos responde no solo a la mejora de veh¨ªculos y v¨ªas, sino a la aplicaci¨®n de una pol¨ªtica que incluye medidas represivas, a priori impopulares, pero comprendidas y asumidas por gran parte de la sociedad. Hasta el punto de que la mitad de los encuestados por el CIS desaprueba el proyectado aumento del l¨ªmite de velocidad hasta los 130 kil¨®metros por hora en algunos tramos.

El trabajo de persuasi¨®n, incluido el uso de publicidad criticada a veces por demasiado cruda, habr¨ªa dado menores resultados sin la implantaci¨®n masiva de radares, sin la introducci¨®n del carn¨¦ por puntos y sin la frecuencia con que se practican los controles de alcoholemia. A principios de siglo, cuando lo normal era rebasar los 4.000 muertos por a?o, todav¨ªa se viv¨ªa una situaci¨®n muy tradicional, entendiendo como tal la costumbre de saltarse ampliamente los l¨ªmites de velocidad, ignorar las se?ales o conducir sin darle importancia al consumo de alcohol. La delincuencia vial y la excusa de que las multas son solo ¡°para recaudar¡± se han trocado en la generalizaci¨®n de una cultura m¨¢s responsable, y la sociedad tiene motivos para felicitarse de ello.

Pero no es posible confiar solo en el arsenal de medidas represivas a la hora de seguir reduciendo el n¨²mero de muertes. La crisis econ¨®mica sorprendi¨® a Espa?a cuando, por fortuna, acababa de renovar el grueso de su red viaria, lo cual le ahorra la necesidad de grandes inversiones en infraestructuras que ser¨ªan inasumibles en estos tiempos. Sin embargo, salvar m¨¢s vidas requiere prestar atenci¨®n al mantenimiento de la red, as¨ª como empujar la venta de veh¨ªculos nuevos, que no solo suponen un motor econ¨®mico y de empleo, sino una contribuci¨®n al descenso de la siniestralidad.

La seguridad vial es una de las pol¨ªticas p¨²blicas m¨¢s exitosas de cuantas se llevan en Espa?a. La actual fue iniciada por un Gobierno socialista y sostenida por el Ejecutivo del PP. Conviene tomar nota del ¨¦xito en esa estabilidad de medios y objetivos a la hora de preguntarse por las razones que llevan al fracaso de otras pol¨ªticas de Estado.