El espejo griego
La troika pone en marcha mecanismos de dolor como castigo y como advertencia
Grecia ha asumido la presidencia de la Uni¨®n Europea (UE) hasta el mes de julio. Aunque no es la primera vez que un pa¨ªs intervenido desempe?a ese papel (Irlanda fue presidenta de la UE en el primer semestre del a?o pasado), es una paradoja que ahora le corresponda el turno a Grecia, el pa¨ªs que m¨¢s ha sufrido las consecuencias de la gesti¨®n de la troika (Comisi¨®n Europea, Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional) desde que fue intervenido por primera vez, hace tres a?os y medio. Y el pa¨ªs que m¨¢s se ha degradado.
Los resultados de la pol¨ªtica econ¨®mica impuesta son conocidos: 21 trimestres seguidos de brutal recesi¨®n (desde mucho antes de los acontecimientos descritos), una tasa de paro superior incluso a la espa?ola, de m¨¢s del 27% de la poblaci¨®n activa (y 52% entre los menores de 24 a?os), casi el 40% de los griegos en situaci¨®n de pobreza y exclusi¨®n, 350.000 hogares sin luz por impago de las facturas, m¨¢s del 30% de la poblaci¨®n sin acceso a la sanidad p¨²blica (entre otras razones, por haber tenido que dejar de cotizar o haber rebasado el periodo de subsidio de desempleo), etc¨¦tera. Recu¨¦rdese que Grecia no pertenece al Tercer Mundo, sino que es un pa¨ªs europeo del club del euro, que organiz¨® hace poco unos Juegos Ol¨ªmpicos por los que se gan¨® el reconocimiento internacional y que ha sido pieza clave de la UE en los conflictivos Balcanes.
Uno de los miembros de la troika, el FMI, a trav¨¦s de un estudio de dos de sus principales economistas (Olivier Blanchard y Daniel Leigh), reconoci¨® su ¡°error¡± al valorar tenuemente los efectos de las medidas implantadas en Grecia en la contracci¨®n de su PIB, con consecuencias desastrosas (el ¡°error¡± ha sido a¨²n superior en otro pa¨ªs intervenido como Portugal). Pero ello no ha significado un cambio en la pol¨ªtica econ¨®mica, como parecer¨ªa de sentido com¨²n.
Ahora la presidencia de la UE puede servir para situar a los responsables ante su acci¨®n: el mundo puede ver, en primera instancia, lo que ha ocurrido en Grecia en los ¨²ltimos a?os. Por ejemplo, lo que est¨¢ pasando con el incremento del impuesto sobre el gas¨®leo, al que oblig¨® la troika: el consumo de este producto se desplom¨® y muchos griegos est¨¢n pasando el invierno sin calefacci¨®n central. Los bosques situados en el entorno de las zonas urbanas han sufrido un impacto enorme, puesto que se vieron invadidos por personas desesperadas en busca de madera con la que proporcionar calor a sus familias, y las condiciones atmosf¨¦ricas en las ciudades se han deteriorado con rapidez, dado que ha habido quienes quemaron todo lo que encontraron a mano para calentarse. El an¨¢lisis coste-beneficio de la medida est¨¢ en entredicho: lo que se recauda por este aumento del impuesto es mucho menos que lo que se pierde. Pero la medida es ejemplar en ese mecanismo del dolor que se ha puesto en marcha como castigo, y que ha generado tanto sufrimiento (El s¨ªntoma griego, de Badiou, Ranci¨¨re y otros. Editorial Errata Naturae).
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