Rebeli¨®n interna
Rajoy debe atender las voces discrepantes del PP que piden consenso para la reforma del aborto
La rebeli¨®n que dentro del Partido Popular ha suscitado la reforma del aborto es un escollo con el que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, quiz¨¢ no contaba. La contestaci¨®n interna es una realidad creciente que fue imposible de acallar ayer, a pesar de los esfuerzos de la direcci¨®n del partido: la pol¨¦mica sobre la reforma se impuso en la reuni¨®n del Comit¨¦ Ejecutivo Nacional y la posterior comparecencia ante los medios.
Las voces cr¨ªticas, que en general han sido moderadas, se limitan a apelar a la libertad de voto; y? sobre todo, a recomendar el consenso que no existe sobre esta materia en el seno del partido conservador. Las palabras de Rajoy ¡ªenriquecer la norma ¡°entre todos¡±¡ª sugieren que el presidente es sensible a los argumentos discrepantes y que podr¨ªa abrir la puerta a modificaciones que resten dureza a un proyecto que prev¨¦ prohibir el aborto aun en caso de graves malformaciones del feto, salvo que sean ¡°incompatibles con la vida¡± y supongan un riesgo cierto para la salud ps¨ªquica de la madre.
La reforma de la ley del aborto, que en 2010 instituy¨® el sistema de plazos ¡ªel que est¨¢ m¨¢s extendido en Europa¡ª era una promesa electoral del PP suficientemente vaga como para no alertar, pero que escond¨ªa un cambio tan restrictivo como el impulsado ahora. El partido del Gobierno, que se hab¨ªa acomodado a la ley de supuestos vigente entre 1985 y 2010, interpuso un recurso ante el Tribunal Constitucional contra la ley de plazos actual; de esta rechaza, fundamentalmente, la consagraci¨®n del aborto como un derecho de la mujer y la posibilidad de que las menores de 16 y 17 a?os puedan interrumpir el embarazo sin informar a sus padres en casos excepcionales.
En vez de esperar al dictamen del Tribunal Constitucional o volver a la ley de 1985, el Gobierno ha optado por una norma de nuevo cu?o tan regresiva que ha suscitado rechazo en sus propias filas, y entre destacados miembros del partido. El ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallard¨®n, el ¨²nico que ayer se atrevi¨® a defender abiertamente el proyecto, ha quedado relativamente aislado, aunque conviene recordar que el anteproyecto fue aprobado por el Consejo de Ministros y que los detalles del mismo fueron anunciados en los meses pasados. En todo caso, si tras la presentaci¨®n de la reforma hab¨ªa alg¨²n inter¨¦s por desviar la atenci¨®n de problemas mayores, la estrategia no ha podido ser m¨¢s err¨®nea.
El Gobierno a¨²n est¨¢ a tiempo de paralizar el proyecto o, en su defecto, aprovechar la larga tramitaci¨®n pendiente para buscar al menos el consenso que debi¨® garantizarse antes de lanzar una norma que amenaza la salud de tantas mujeres. Esperar el dictamen del Constitucional ser¨ªa la opci¨®n menos gravosa. Optar por una norma m¨¢s moderada, m¨¢s acorde con los derechos individuales y con la sensibilidad de su propio partido es otra alternativa que, en tal caso, el Gobierno de Rajoy est¨¢ obligado a considerar.
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