El refugio de los albinos
El centro especial de Kabanga, en Tanzania, es para¨ªso y fortificaci¨®n a un tiempo All¨ª donde centenares de albinos sobreviven, se forman y se protegen del acoso que sufren La fot¨®grafa Ana Palacios convivi¨® con ellos
Al oeste del pa¨ªs, cerca del lago Tanganika, existe un lugar alegre, lleno de vida, donde conviven unas doscientas personas. Comen, duermen y cultivan su propio huerto. Cuentan con un taller de costura, comedor, cocina comunitaria, aulas, zona de juegos, dormitorios¡ Hasta aqu¨ª suena muy bien pero Kabanga es, en realidad, una fortificaci¨®n.
Un recinto amurallado de tres kil¨®metros de di¨¢metro, que acoge a personas con diversidad funcional de vista y o¨ªdo, o con problemas ps¨ªquicos adem¨¢s de unos cien albinos. La gen¨¦tica los ha vuelto excepcionales y el destino los ha agrupado aqu¨ª para poder sobrevivir. Albinos que han tenido que huir de sus pueblos por miedo a que los corten en pedazos, o que han sido expulsados por verg¨¹enza de sus propias familias.
El primer d¨ªa, cuando llegu¨¦, miraba fijamente la puerta del centro¡ estaba paralizada. No me atrev¨ªa a entrar. Pensaba que se asustar¨ªan al verme y que sospechar¨ªan que ven¨ªa a venderlos a los hechiceros. Me hice una pel¨ªcula en la cabeza muy de Hollywood. Por fin cruc¨¦ cautelosa la verja y me entr¨® el p¨¢nico de verdad cuando vi a decenas de ni?os corriendo hacia m¨ª, gritando y saltando a toda velocidad. No daba cr¨¦dito. No ten¨ªan miedo, estaban encantados. Los voluntarios son frecuentes all¨ª y saben que son de fiar. En ese preciso momento empezaron a desvanecerse todas mis ideas preconcebidas sobre los albinos, sus miedos, su fragilidad¡ Llegu¨¦ a la conclusi¨®n de que esa diferencia es lo que les hace m¨¢s fuertes.
La emergencia de 2007
El problema para esta comunidad se agudiz¨® en 2007, cuando comenzaron los asesinatos de albinos a manos de mercenarios de la muerte. Estos cazafortunas sin escr¨²pulos suministran partes del cuerpo de albinos a los brujos para preparar sus brebajes y conseguir el preciado elixir de ¡°buena suerte¡±.
El negocio del hechizo es rentable y, por una mano albina, pueden llegar a pagarse 2000 d¨®lares. Una suculenta cifra capaz de convertir a cualquier vecino en posible verdugo. Muchas veces son los propios familiares los que delatan la existencia de una persona albina en casa. En los ¨²ltimos seis a?os se han registrado m¨¢s de cien asesinatos causados por estos cazarrecompensas para satisfacer la demanda de los consumidores de esta p¨®cima manchada de sangre.
Sembrado el p¨¢nico, comenz¨® el ¨¦xodo de albinos a aldeas remotas, a las grandes ciudades para pasar desapercibidos o a centros como Kabanga, donde el Gobierno proporciona vigilancia policial y garantiza cierta tranquilidad a sus habitantes.
Las personas con albinismo sufren una seria discriminaci¨®n social. Nacen blancos y eso no tiene sentido para muchos hermanos negros. Los llaman ¡°zurus¡± (fantasmas) y se nutren de supersticiones para explicar su existencia. Creen que son concebidos durante la menstruaci¨®n, o que son hijos del demonio, o un castigo divino, o que son el resultado de relaciones sexuales con un blanco.
Zawia Kassim es una de las cabecillas. Con sus doce a?os, hace y deshace a su antojo los grupos en el juego, organiza los bandos y marca los tiempos. Tiene un claro esp¨ªritu de l¨ªder. Lee braille, se comunica mediante el lenguaje de signos con los sordos y en suajili con el resto, mientras me pide en ingl¨¦s que le ense?e una canci¨®n en espa?ol.
Zawia es divertida, carism¨¢tica y tiene garra. No me quito de la cabeza a esta ni?a. Con doce a?os habla tres idiomas y, quiz¨¢, nunca salga de Kabanga. La gen¨¦tica le ha jugado una mala pasada. Sus padres la dejaron a ella y a Shamima, su hermana peque?a, en el centro por miedo a que les hicieran da?o y son demasiado pobres para pagar un colegio especial, para ni?os con problemas de visi¨®n como ella. Ella quiere ser maestra. Ser¨ªa una maestra estupenda. Es una luchadora. Ser¨¢ una maestra estupenda.
Superstici¨®n y maldici¨®n
En 1866, Gregor Mendel demostr¨® con sus experimentos gen¨¦ticos que la naturaleza es caprichosa. Demostr¨® que dar a luz a un ni?o albino de padres negros es poco frecuente, pero estad¨ªsticamente posible. El albinismo es, por tanto, parte de la armon¨ªa en el orden del cosmos. Es el hombre, ignorante de esta ley de la naturaleza y sin ninguna base cient¨ªfica, el que bautiza de ¡°bendici¨®n¡± o ¡°maldici¨®n¡± la condici¨®n de albino.
Generaci¨®n tras generaci¨®n, la tradici¨®n en ?frica ha decidido maldecir al albino por ¡°ser de otro color¡±, convirti¨¦ndole en marginado y discrimin¨¢ndole en todos los contextos sociales (familia, escuela, trabajo, etc.).
El albinismo es una condici¨®n gen¨¦tica que consiste en la falta de melanina en piel, ojos y cabello. En ?frica esto es especialmente grave. Si no hay melanina, que es un fotoprotector muy eficaz contra las radiaciones solares, la sensibilidad a los efectos abrasivos del sol es extrema y, normalmente, tiene consecuencias letales. Por eso, si un albino no se cubre la piel llevando prendas de manga larga, gafas oscuras y sombreros, lo m¨¢s probable es que, desde ni?o, desarrolle lesiones cut¨¢neas que acaben degenerando en un c¨¢ncer de piel.
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