Una gilipollez
Un caso de violencia sin l¨ªmites es la biograf¨ªa reciente de Blesa, que mientras hund¨ªa Caja Madrid se sub¨ªa el sueldo y estafaba a los peque?os ahorradores
En torno a la palabra violencia circulan tantos intereses, y tan bastardos, que de vez en cuando conviene reflexionar sobre su significado. ?Es violencia, por ejemplo, que el precio de la electricidad dependa de una subasta? Si tenemos en cuenta que este invierno muchas familias est¨¢n pasando fr¨ªo porque no pueden pagar el recibo de la luz, quiz¨¢ ese tr¨¢fico de vatios constituya una forma de violencia atroz, aunque se ejerza desde detr¨¢s de una mesa de caoba, oliendo a Armani y con un sello de oro en el dedo anular. Ahora mismo hay muchos beb¨¦s amoratados, con bronquitis, muchos beb¨¦s y muchos ancianos pasando un fr¨ªo espantoso debido a los movimientos especulativos de empresas que act¨²an pr¨¢cticamente en r¨¦gimen de monopolio. Esta clase de violencia criminal no est¨¢ incluida en la nueva Ley de Seguridad Ciudadana, pero hace mucho da?o, a veces mata. Nos escandaliza sin embargo m¨¢s un contenedor de basura chamuscado. En estos momentos, hay en las c¨¢rceles o en las comisar¨ªas chicos y chicas detenidos porque s¨ª, por reclamar lo evidente o porque pasaban por all¨ª.
Bueno, en el espacio de una columna cabe lo que cabe, pero sobran ejemplos de violencia institucional. La del precio del gas, sin ir m¨¢s lejos. Tambi¨¦n es violencia, creemos, robar el dinero a los contribuyentes para entreg¨¢rselo a los bancos. O amnistiar a los grandes defraudadores. Un caso de violencia sin l¨ªmites es la biograf¨ªa reciente de Blesa, que mientras hund¨ªa Caja Madrid se sub¨ªa el sueldo y estafaba a los peque?os ahorradores, y daba ¨®rdenes obscenas desde su Ferrari y sus yates, todo ello sin dejar de matar mam¨ªferos de 400 quilos con su rifle de diez mil euros, obsequio de la casa. Al ministro del Interior le conmueve ver un escaparate roto, pero un escaparate roto, amigos, es una gilipollez comparado con un correo electr¨®nico de Aznar.
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