Evaluar la ciencia
La crisis del Centro de Medicina Regenerativa revela la importancia de asegurar los retornos
El relevo del cient¨ªfico Juan Carlos Izpis¨²a al frente de la direcci¨®n del Centro de Medicina Regenerativa de Barcelona ha puesto sobre la mesa la necesidad de evaluar con mayor rigor el rendimiento de las instituciones cient¨ªficas de nuestro pa¨ªs. Precisamente porque vivimos tiempos de crisis y recortes, resulta imperativo asegurar que los fondos dedicados a la ciencia se invierten adecuadamente y logran los objetivos que justifican su atribuci¨®n. Ahora hemos sabido que la decisi¨®n de apartar a Izpis¨²a era algo que ven¨ªa rumi¨¢ndose desde hac¨ªa tiempo, pues hac¨ªa tiempo tambi¨¦n que las autoridades ten¨ªan reservas sobre el rendimiento del centro y el modelo de gesti¨®n aplicado. Son muchas e importantes las lecciones que pueden extraerse de este caso. La primera es la tardanza en aplicar medidas correctoras y la tolerancia demostrada ante una situaci¨®n que se consideraba insatisfactoria y que hab¨ªa dado ya se?ales de alarma. Entre ellas, el abandono de relevantes investigadores ante la falta de progresos.
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El Centro de Medicina Regenerativa se cre¨® en 2004, en uno de los momentos m¨¢s felices para la investigaci¨®n en Espa?a, con presupuestos crecientes y voluntad pol¨ªtica para crear centros de excelencia que sirvieran para competir con ¨¦xito, formar nuevo talento y contribuir a crear la masa cr¨ªtica necesaria para mantener un progreso sostenido.
La f¨®rmula era buena, pero su ¨¦xito depend¨ªa de la gesti¨®n concreta de cada proyecto. A diferencia de otras instituciones, cuyos directores abandonaron sus posiciones internacionales para volver a Espa?a, Izpis¨²a propuso simultanear la direcci¨®n del centro de Barcelona con la del Instituto Salk de California. ¡°Un solo laboratorio en dos continentes¡±, proclam¨® en la inauguraci¨®n. Diez a?os despu¨¦s y 30 millones de inversi¨®n p¨²blica, no hay dudas sobre la val¨ªa de las aportaciones que como investigador ha hecho Izpis¨²a, pero el centro no ha logrado capacidad de competir fuera de la estela de su director. Que su cese pueda comportar la p¨¦rdida de 18 de las 23 l¨ªneas de investigaci¨®n muestra hasta qu¨¦ punto era err¨®neo el modelo. Hay dos par¨¢metros que miden la excelencia de un centro: si atrae talento de otros laboratorios punteros y si logra financiaci¨®n en concursos internacionales competitivos. El de Barcelona no los consigui¨®. Es evidente que la inversi¨®n realizada no ha logrado los retornos que cab¨ªa esperar. Esa es la lecci¨®n que cabe aprender.
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