La estatua de Mandela esconde un conejo
Los escultores encargados de la obra pusieron la 'marca art¨ªstica' en la oreja del expresidente El Ministerio de Cultura los ha obligado a quitar el casi imperceptible roedor de bronce
Sud¨¢frica no acierta ni gana para sustos en los tributos a Nelson Mandela, fallecido el pasado 5 de diciembre en Johannesburgo, a los 95 a?os. Tras el sonado bluf del int¨¦rprete de lenguaje de signos en el funeral, que dej¨® en evidencia la capacidad organizativa del pa¨ªs, ahora la historia se centra en un peque?o conejo escondido en la oreja de una escultura de Madiba, inaugurada hace cinco semanas en Pretoria. El descubrimiento del animal ha vuelto a dejar a la poblaci¨®n boquiabierta y ha obligado al Gobierno a exigir a los artistas que retiren la figura sin da?ar la obra para devolver la dignidad y el respeto al icono mundial de la paz.
Ruhan Janse van Vuuren y Andr¨¦ Prinsloo firman el monumento, inaugurado al d¨ªa siguiente de que el primer presidente negro de Sud¨¢frica fuera enterrado en su tierra natal. En realidad, han explicado que como el Gobierno no les permiti¨® grabar sus nombres discretamente en el pantal¨®n de Mandela, decidieron instalar el simp¨¢tico conejo, que se aguanta en dos patas, en el interior del pabell¨®n auditivo, a modo de marca art¨ªstica.
Los escultores han pedido excusas p¨²blicas por la ocurrencia y han explicado que escogieron a un conejo por un juego de palabras. En declaraciones al diario local Beeld, ambos han detallado que en afrik¨¢ans hass, conejo, tambi¨¦n tiene la acepci¨®n de prisa y rapidez en terminar la obra fue lo que les exigi¨® el Gobierno para encargarles la escultura. Van Vuuren y Prinsloo han querido quitar hierro al asunto y afirman que, en cualquier caso, el peque?o animal no estorba ni da?a la obra, de nueve metros de altura, ni empa?a el tributo a la figura del Premio Nobel de la Paz en 1993. La obra, de bronce, cost¨® m¨¢s de medio mill¨®n de euros. ¡°Tienes que tener unos prism¨¢ticos para ver al conejo¡±, se ha justificado Prinsloo, quien tambi¨¦n ha destacado que los miles de ciudadanos que se han acercado hasta la estatua ni lo hab¨ªan visto.
Como el Gobierno no dej¨® a los escultores firmar su obra, estos decidieron instalar el simp¨¢tico animal
Aunque el Ejecutivo ha aceptado las disculpas de los artistas, el ministro de Cultura, Paul Mashatile, ha lamentado que los artistas decidieran poner el conejo ¡°sin el conocimiento de la comisi¨®n¡± que les encarg¨® el trabajo y que no se percat¨® del detalle en la recepci¨®n de la escultura. En un comunicado, el Ministerio ha admitido que entiende que, a pesar de la pol¨¦mica, las intenciones de Prinsloo y Van Vuuren eran ¡°honorables¡±.
Menos comprensivo se ha mostrado el jefe de la comisi¨®n encargada de la obra, Dali Tambo, hijo de un exl¨ªder del Congreso Nacional Africano y camarada de Mandela, que ha afirmado que lo del conejo es ¡°una broma sin sentido¡±. As¨ª, Tambo ha lamentado que los artistas rompieran ¡°el clima de confianza¡± que se cre¨® durante toda la ejecuci¨®n de la escultura, al tiempo que ha asegurado sentirse ¡°entristecido¡±.
Como no pod¨ªa ser de otro modo, la pol¨¦mica tambi¨¦n se vive en las redes sociales, que no han tardado en dar cancha a los usuarios que critican y aplauden la iniciativa de los artistas. En Twitter incluso se ha creado el hashtag #savetherabbit (salvad al conejo), en donde se puede leer que Madiba estar¨ªa contento de tener un compa?ero.
La inauguraci¨®n de la estatua, la mayor erguida en honor de Mandela en el mundo, fue todo un acontecimiento en Sud¨¢frica. El presidente, Jacob Zuma, familiares del exmandatario fallecido y las m¨¢ximas autoridades del pa¨ªs se dieron cita en la sede gubernamental en Pretoria, justo 24 horas despu¨¦s de haber enterrado a Mandela en su aldea natal de Qunu. Era el 16 de diciembre de 2013, coincidiendo con la celebraci¨®n del D¨ªa de la Reconciliaci¨®n que el propio Mandela instaur¨® durante sus cinco a?os de presidencia.
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