La cabeza del tirano
El r¨¦gimen sirio nada espera de esta negociaci¨®n, a excepci¨®n de ganar tiempo
La negociaci¨®n no siempre es lo contrario del enfrentamiento. A veces es su complemento. Eso es lo que sucede en la conferencia de paz que ha empezado esta semana en Suiza con el objetivo de terminar la guerra civil en Siria bajo los auspicios de Naciones Unidas y la presencia de representantes tanto del r¨¦gimen de Bachar el Asad como de parte de la oposici¨®n armada.
El r¨¦gimen nada espera de esta negociaci¨®n, a excepci¨®n de la compra de tiempo. Lo compr¨® cuando us¨® las armas qu¨ªmicas con el efecto de una resoluci¨®n de Naciones Unidas para su destrucci¨®n que ha bloqueado la eventualidad de un ataque como el que termin¨® con Gadafi. Y lo compra ahora cuando va a sentarse con la oposici¨®n para rechazar la idea de un Gobierno de transici¨®n que no se halle presidido por el propio asesino en jefe que es Asad.
Su partida es para la oposici¨®n un requisito previo, objetivo que coincide con el de Arabia Saud¨ª y Catar, y por supuesto Estados Unidos y la Uni¨®n Europea. La cabeza de El Asad es una baza de enorme valor, hasta el punto de que su aparici¨®n en la mesa de juego ha impedido la presencia de Ir¨¢n. Para que el r¨¦gimen de los ayatol¨¢s fuera admitido en Ginebra era imprescindible que aceptara la deposici¨®n del responsable m¨¢ximo de los 130.000 muertos, los ataques qu¨ªmicos, los millones de desplazados y del horror de las im¨¢genes de esos 11.000 cuerpos salvajemente torturados que Catar ha documentado en v¨ªsperas de la conferencia.
Hasan Rohan¨ª, el presidente aperturista de Ir¨¢n, no ve las cosas as¨ª, tal como ha explicado en el Foro de Davos, en la misma Suiza, donde ha proseguido la ofensiva diplom¨¢tica que acompa?a a su hasta ahora exitosa negociaci¨®n nuclear y al progresivo levantamiento de las sanciones occidentales. Rohan¨ª act¨²a bajo la vigilancia de los poderes f¨¢cticos, es decir, el l¨ªder supremo, Al¨ª Jamenei, y los Guardianes de la Revoluci¨®n, preparados para ceder por intereses econ¨®micos en el programa nuclear, pero no a perder su ¨¢rea de influencia en Siria y L¨ªbano. Su inter¨¦s es una alianza de todos contra el terrorismo de Al Qaeda, cada vez m¨¢s poderoso dentro de la oposici¨®n armada. Est¨¢ visto que nada sirve mejor a El Asad que el sangriento protagonismo yihadista.
La eventual creaci¨®n de corredores humanitarios, los intercambios de prisioneros y la declaraci¨®n del alto el fuego en determinadas ciudades bastan para justificar la conferencia. Pero lo que re¨²ne a los 40 pa¨ªses participantes es la cabeza del tirano, unos para salvarla y otros para cortarla. En cuanto pierda valor ante quienes lo sostienen, Rusia el que m¨¢s, se convertir¨¢ en moneda de cambio y permitir¨¢ el desenlace del conflicto. Y esto, al final, es solo cuesti¨®n de tiempo. El problema es saber cu¨¢nto le queda a Siria para que no se hunda en el vendaval de sangre y fuego de esta guerra civil que va a cumplir ya tres a?os.
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