Cuando el albinismo sube a la pasarela
¡°Soy persona con albinismo, no albina¡±. Es la frase con la que casi da la bienvenida Thando Hopa, una negra de 24 a?os con una evidente carencia de melanina. Esta joven es fiscal en los juzgados de Johannesburgo entre semana pero cuando llega el fin de semana se sube a unos tacones para desfilar por pasarelas y dejarse fotografiar en largas sesiones.
La suya es una historia con un gui¨®n archiconocido, similar al de tantas otras modelos descubiertas por casualidad, por un ojeador en busca de nuevas caras. En su caso, result¨® ser Gert Johan Coetzee, un dise?ador que, como la propia Thando, desminti¨® a su destino al salir pitando de la granja familiar donde naci¨® y se cri¨®.
La joven Thando Hopa en una sesi¨®n fotogr¨¢fica que se ha exhibido en lareciente Semana de la Moda de Johannesburgo Justin Dingwall
En octubre de 2012, Thando iba con una amiga por un centro comercial de Johannesburgo cuando ese extravagante joven se le acerc¨® pregunt¨¢ndole si estaba interesada en hacer una sesi¨®n fotogr¨¢fica. ¡°Le respond¨ª que no porque entonces estudiaba y esa era mi m¨¢xima prioridad¡±, recuerda ahora. Sin embargo, unos d¨ªas despu¨¦s le telefone¨® y empezaron a trabajar juntos. La casualidad y la suerte juntaron, digamos, a estas dos personas no destinadas a ser lo que han llegado a ser.
Lo que convenci¨® a la joven Thando era la propuesta de Coetzee en participar en una campa?a para ¡°cambiar la percepci¨®n¡± popular del albinismo. ¡°Nunca vi a nadie como yo en la tele o en las revistas cuando era una ni?a y pens¨¦ que lanzar un mensaje en positivo era fant¨¢stico¡±, explica.
La familia Hopa se traslad¨® cuando la modelo era un beb¨¦ a Lenasia South, un antiguo gueto que el apartheid destin¨® para la poblaci¨®n de origen indio. As¨ª que la peque?a creci¨® con pocos negros en la hora del patio y muchos amigos de color de aceituna. No se libr¨® de esa crueldad infantil y sus compa?eros de juego le hac¨ªan rabiar con insultos que no sabe ni deletrear o la llamaban ¡°mono blanco¡±. Con todo, ¡°nada traum¨¢tico¡±, puntualiza.
De hecho, la chica afirma que, sobre todo gracias a sus ¡°maravillosos¡± padres, nunca sinti¨® rechazo y m¨¢s bien ha notado la curiosidad que despierta su extrema palidez de piel, su pelo rubio y sus ojos claros en unas facciones claramente de negra. ¡°Mi madre siempre me ense?¨® a quererme como soy e insist¨ªa en que me viera no como una albina sino como una persona con albinismo¡±. Pues aprendi¨® la lecci¨®n y sigue con ese magisterio.
En la universidad de Johannesburgo donde estudi¨® Derecho, sus compa?eros y profesores, dice, fueron de lo m¨¢s formal. Lo mismo que cuando entra en la sala de vistas y lee los cargos al acusado.
De hecho, Sud¨¢frica es un oasis para los albinos negros, a diferencia de una quincena de pa¨ªses del ?frica subsahariana donde son perseguidos, mutilados o asesinados por superstici¨®n o magia. La prevalencia en ?frica austral es de 1/1000, mientras que en Europa o en Am¨¦rica del Norte, 1/20.000.
En un informe de junio de 2013, Naciones Unidas detalla que su Oficina de Derechos Humanos hab¨ªa documentado en tres a?os m¨¢s de 200 casos de ataques a albinos, aunque admite que pueden haber muchos m¨¢s sin denunciar. La mayor¨ªa de las v¨ªctimas hab¨ªa sufrido mutilaciones, se les hab¨ªa arrancado ojos, coraz¨®n o piel e, incluso, en algunos casos hab¨ªan sido v¨ªctimas de las llamadas violaciones curativas. Supervivientes y familiares viven traumatizados por vida.
Por suerte, estos horrores nada tienen que ver con la historia de Thando. Sonr¨ªe cuando cuenta la an¨¦cdota de quien le pregunta c¨®mo se siente o que es blanca y no negra, o cuando su novio negro bromea con ella por su color de piel. ¡°Me dice que no me puede explicar seg¨²n qu¨¦ porque como soy blanca no entender¨ªa el chiste¡±, cuenta a carcajadas.
Bromas aparte, Thando se reafirma en su ¡°identidad negra¡± y a partir de aqu¨ª lucha por encontrar su camino en una sociedad en la que no siempre es f¨¢cil sobresalir del est¨¢ndar. La chica tiene un hermano adolescente tambi¨¦n con albinismo. ¡°Le digo que haga lo que quiera pero como es un chico todo el mundo le fuerza a que haga deporte y sea fuerte, y no se dan cuenta de su limitada vista¡±, sostiene.
¡°Me siento guapa¡±, deja ir mientras la maquilladora le retoca la sombra de ojos. Su discurso est¨¢ bien construido y reflexionado y, aunque admite que ni quiere ni se siente ¡°activista por el albinismo¡± s¨ª que entiende que su carrera de modelo ayuda a ensalzar y mostrar a ¡°gente diferente¡± y romper con absurdos estigmas. Lo de menos, ¡°lo menos importante¡±, razona, es aparecer con ropa cara y de dise?o, o mostrar la cara en las revistas pero aun as¨ª, se alegra de tener contacto con otras negras albinas africanas con m¨¢s dificultades en su vida diaria que le escriben correos electr¨®nicos pidi¨¦ndole consejo o explic¨¢ndole sus problemas.
¡°Tienes que hacer todo por ti misma, sentirte especial y preciosa¡±, aconseja animada para acto seguido matizar, ¡°aunque te ganes la fama de arrogante¡±.
En el fondo, se?ala esta chica que se pasea por la ciudad con un paraguas de est¨¦tica china para protegerse de los rayos solares, ¡°ser diferente te hace parecer muy bella, aunque la gente te diga que eres fea¡±. Lo importante, insiste, es en saber qui¨¦n y c¨®mo eres para poder proyectar una personalidad acorde con tus prop¨®sitos.
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