Tormentas en el PP
El vac¨ªo que le hacen algunos hist¨®ricos a Rajoy no es tan grave como la necesidad de liderazgo
La fidelidad de voto al Partido Popular est¨¢ bajando en las ¨²ltimas encuestas, y acontecimientos pol¨ªticos recientes no hacen sino agrandar la sensaci¨®n de crisis entre este partido y una parte de su electorado. A las disidencias de varias figuras hist¨®ricas se acaba de sumar la anunciada ausencia del expresidente Aznar en la Convenci¨®n del PP del pr¨®ximo fin de semana, con el pretexto de un viaje, en un gesto que acent¨²a una cierta sensaci¨®n de vac¨ªo en torno al presidente del Gobierno.
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La pol¨ªtica antiterrorista y la l¨ªnea del partido en Euskadi son los telones de fondo del cisma evidenciado con la aparici¨®n del partido Vox, creado por disidentes del PP, y la renuncia de Jaime Mayor Oreja a repetir como candidato principal de los populares a las elecciones europeas de mayo. Que Rajoy no quer¨ªa contar con Mayor Oreja muestra que el presidente se ha decidido a arrostrar una clarificaci¨®n interna.
Era insostenible apoyar a los que denuncian machaconamente que la democracia pierde y que el terrorismo triunfa sobre la sangre derramada y, a la vez, a un equipo pol¨ªtico del PP vasco, encabezado por Arantza Quiroga, que quiere situarse como fuerza centrista en Euskadi. Los guardianes de las esencias se consideran traicionados, contestan las excarcelaciones de etarras decididas por la justicia e insisten en la idea de falta de respeto a las v¨ªctimas, pretendiendo que la gesti¨®n pol¨ªtica del problema vasco haya de someterse a su previo nihil obstat. El reciente enfrentamiento en el cementerio donde est¨¢ enterrado Gregorio Ord¨®?ez, entre la hermana de este ¨²ltimo y dirigentes del PP vasco, agranda el conflicto en la derecha del partido gobernante.
Rajoy y los suyos pagan el precio de haberse servido de las asociaciones de v¨ªctimas cuando estaban en la oposici¨®n para desgastar al Gobierno de Zapatero. Pero eso se suma a la indefinici¨®n de la l¨ªnea pol¨ªtica general y de la comunicaci¨®n de la mayor¨ªa gobernante con los electores. Una mala gesti¨®n de proyectos genuinamente pol¨ªticos, desde la reforma educativa a la del aborto, se mezclan con la resistencia a definir c¨®mo debe tratarse el desaf¨ªo independentista en Catalu?a o el final definitivo de ETA. Y aunque no sea responsabilidad directa del Gobierno, el fracaso en la privatizaci¨®n de la gesti¨®n sanitaria en Madrid y los desastres de otros proyectos complican el futuro del partido en un feudo capital.
Rajoy ha confiado en el paso del tiempo, al resguardo de la mayor¨ªa absoluta parlamentaria y favorecido por un largo periodo sin citas con las urnas. Pero eso es el pasado: por delante tiene un calendario electoral cargado, que pone nervioso al partido porque, m¨¢s all¨¢ de las europeas, se juega en los terrenos auton¨®mico y municipal. La Convenci¨®n deber¨ªa servir como inicio de una aclaraci¨®n de la l¨ªnea pol¨ªtica y de la renuncia a convertir los conflictos en cr¨®nicos, una opci¨®n que solo sirve para deteriorar la convivencia.
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