Cuando la justicia discrimina

Hablar de igualdad o desigualdad es siempre complejo, sobre todo si de lo que hablamos es de igualdad de g¨¦nero y nos encontramos en tiempos de crisis econ¨®mica. Asumir la igualdad como ideal y gritarla como principio s¨ª, llevarla efectivamente a la pr¨¢ctica, es decir, reconociendo aut¨¦nticamente la dignidad humana de los que consideramos distintos a nosotros¡­ eso, eso es otra cosa; y es complejo porque en la realidad cotidiana aparecen nuestros miedos y nuestros prejuicios. Miedos, prejuicios y pensamientos estereotipados acerca a los que no escapa nadie, incluyendo a los funcionarios encargados de garantizar el respeto por los principios de igualdad y no discriminaci¨®n. Dentro de este grupo de funcionarios, en ocasiones, encontramos a los jueces y las juezas.

Me refiero a cuando nos topamos en el peri¨®dico o en el informativo con noticias acerca de decisiones judiciales que nos llenan de indignaci¨®n, que nos hacen preguntarnos por el verdadero significado de la justicia, por qui¨¦n vigila a los jueces y para qu¨¦ sirve eso que llamamos derechos. Esas decisiones judiciales que nos dejan con esa sensaci¨®n de desolaci¨®n y desamparo que provoca la injusticia. Voy a dar un ejemplo, en noviembre de 2013 una jueza en Bolivia orden¨® la detenci¨®n domiciliaria con escolta policial de una trabajadora sexual seropositiva, por considerar que esta mujer representaba un riesgo de salud. La mujer de 25 a?os, es madre de dos ni?os. La medida fue solicitada a la jueza encargada por los Servicios de Salud y el Ministerio Fiscal. Otras medidas, como la educaci¨®n en materia de prevenci¨®n de la transmisi¨®n u ofrecerle otras alternativas de empleo por ejemplo, no se tomaron, por el contrario se decidi¨® apartar a esta persona del resto de la sociedad. En el caso, el terror que las siglas VIH/SIDA trae consigo oper¨® como justificante suficiente para que la humanidad de la persona involucrada despareciera. No se trata m¨¢s de una mujer joven, madre, con necesidades econ¨®micas y una situaci¨®n de salud que requiere atenci¨®n m¨¦dica, sino s¨®lo de alguien con VIH/SIDA.

Un ejemplo m¨¢s: en Montana, Estados Unidos, un juez redujo a 30 d¨ªas de prisi¨®n la condena por violaci¨®n de un hombre encontrado culpable de violar a una ni?a de 14 a?os, de la que era su profesor. La raz¨®n dada por el juez fue que, seg¨²n su valoraci¨®n, la ni?a actu¨® de una forma mayor a la que correspond¨ªa a su edad y por tanto se pod¨ªa asumir que ella tuvo control de la situaci¨®n. Es decir, el juez evalu¨® la conducta de la menor y aplic¨® el derecho a partir de su visi¨®n acerca de la conducta femenina y de qui¨¦n es una v¨ªctima de violaci¨®n cre¨ªble. La imagen de la mujer provocadora, depredadora, que incita al var¨®n, d¨¦bil ante la astucia femenina, tuvo m¨¢s peso que los hechos, que inclu¨ªan la posici¨®n de autoridad del perpetrador y la enorme diferencia de edad.

Ambos casos tienen en com¨²n a sus protagonistas, dos mujeres que necesitaban la protecci¨®n de todos, es decir, la protecci¨®n p¨²blica, responsabilidad de los agentes del Estado. Sin embargo, en ambos casos fueron atacadas, violentadas, victimizadas y estigmatizadas por la misma autoridad llamada a protegerlas. M¨¢s a¨²n, situaciones como estas son frecuentes en todos los pa¨ªses del mundo, ricos o pobres, del sur o del norte, y tienen como consecuencia la reproducci¨®n de los prejuicios y los estereotipos que se encuentran en la base de la discriminaci¨®n y las situaciones de marginalidad. Si las pre-concepciones de g¨¦nero socialmente dominantes son manifestadas y traducidas por el Estado dentro de sus pr¨¢cticas y en el lenguaje de sus autoridades, las condiciones de discriminaci¨®n en que se encuentran las mujeres s¨®lo pueden agravarse.

En este sentido, los Premios G¨¦nero y Justicia al Descubierto, un proyecto anual de la organizaci¨®n internacional de derechos humanos Women¡¯s Link Worldwide, plantean que es una responsabilidad colectiva el prestar atenci¨®n a lo que sucede con la interpretaci¨®n y aplicaci¨®n de la ley, denunciando las malas pr¨¢cticas judiciales donde quiera que ocurran y aplaudiendo cuando la dignidad humana es defendida y protegida por la autoridad p¨²blica de los jueces.

Se trata de una iniciativa que otorga un ¡°premio¡± de verg¨¹enza o castigo, llamado Garrote, a las decisiones judiciales que lejos de proteger los derechos humanos, contribuyan a la perpetuaci¨®n y legitimaci¨®n de situaciones de discriminaci¨®n en base al g¨¦nero. Al mismo tiempo, se otorgan los premios Mallete a las buenas decisiones judiciales, que avanzan en la protecci¨®n de los derechos humanos. As¨ª, en esta edici¨®n 2014, se encuentra nominada en la categor¨ªa Mallete una decisi¨®n de un tribunal espa?ol en donde un funcionario de prisiones fue condenado a 25 a?os de prisi¨®n por el abuso sexual y violaci¨®n de tres presas. En su decisi¨®n, los jueces reconocen la violencia sexual como un atentado contra la dignidad humana, afirmaci¨®n que para muchos puede resultar una obviedad pero que sin embargo no lo es. Muy por el contrario, env¨ªa un mensaje claro de que el Estado no tolera y sanciona de manera efectiva la violencia contra la mujer, y con mayor rigurosidad cuando se trata de violencia ejercida por uno de sus agentes.

Cada a?o, Women¡¯s Link a trav¨¦s de su p¨¢gina web, abre un per¨ªodo de convocatoria de casos judiciales como estos. Cualquier persona, desde cualquier lugar del mundo puede nominar una decisi¨®n judicial de la que tenga conocimiento y no hace falta haber estado implicado directamente en el caso. Al cierre del per¨ªodo de nominaciones, se abren las votaciones para decidir las decisiones ganadoras de los premios del p¨²blico Garrote o Mallete. Paralelamente a esta votaci¨®n del p¨²blico, un jurado internacional decide las decisiones ganadoras de los Garrote y Mallete en las categor¨ªas de oro, plata y bronce. La organizaci¨®n se encarga luego de lo que los jueces y juezas involucrados, sin importar en que parte del mundo se encuentren, reciban los certificados con sus premios de aplauso o reproche.

La interpretaci¨®n de las leyes por parte de los jueces determina a qui¨¦n y a qu¨¦ se protege, de qu¨¦ manera y hasta d¨®nde, dando contenido real, concreto, al concepto de dignidad humana y a derechos tan fundamentales como el derecho a la vida, a la salud o a vivir libre de violencia. Esta funci¨®n, una de las m¨¢s relevantes para el avance en el respeto de los derechos humanos, no puede ser entendida como propiedad absoluta de los jueces. Muy por el contrario, requiere de un debate social permanente entre la sociedad civil y la rama judicial, a todos los niveles, local y global. Los Premios G¨¦nero y Justicia al Descubierto son una invitaci¨®n muy positiva encaminada a plantear y mantener este debate, cada vez m¨¢s necesario dentro del actual escenario en donde los derechos parecen haber pasado a un plano secundario o se nos pide su renuncia - o ¡°suspensi¨®n temporal¡± - en aras de la recuperaci¨®n econ¨®mica.

Glenys De Jes¨²s Checo es directora del Observatorio de G¨¦nero y Justicia de la organizaci¨®n Women¡¯s Link Worldwide.