Esa pena

Lo de que los desahucios se aceleraron durante la primera mitad de 2013 es una de esas noticias reveladoras, un dato obsceno que te hace ver la realidad bajo una luz descarnada y cegadora, como esa otra cuesti¨®n de que los directivos espa?oles aumentaron sus salarios un 7% a lo largo del feroz 2013, pero bajaron los salarios de sus empleados (ya mencion¨¦ este asunto hace un par de art¨ªculos, pero me irrita tanto que no puedo resistirme a repetirlo).

El caso es que, seg¨²n el Banco de Espa?a, entre enero y junio de 2013 fueron desahuciadas judicialmente 19.567 casas, frente a las 23.774 de todo 2012. Desolador aumento, ?no es verdad? Porque se dir¨ªa que la percepci¨®n superficial que la sociedad tiene del tema ha mejorado. Qu¨¦ insidiosos, qu¨¦ pertinaces son los valores convencionales, los sonoros discursos de los poderosos. En los ¨²ltimos meses cada vez hemos hablado menos de desahucios y m¨¢s de los escraches; de los supuestos excesos de los que hacen escraches para protestar contra los desahucios; del supuesto c¨®digo de buenas pr¨¢cticas de la banca (y aqu¨ª digo supuesto, porque es pr¨¢cticamente inexistente); de la recuperaci¨®n econ¨®mica; de que ya hemos tocado fondo y vamos para arriba, o sea que las cosas solo pueden ir a mejor. Y s¨ª, es verdad, hay ciertas cosas, como el salario de los directivos, que sin duda van a mejor, pero resulta que los desahucios han aumentado groseramente, con la crueldad a?adida de cierto desinter¨¦s por parte de la gente. Se dir¨ªa que la sociedad se ha cansado del tema de los desahucios. Seg¨²n un estudio de Gallup de 2013, entre los 10 pa¨ªses m¨¢s pesimistas del mundo hay ocho europeos. Espa?a est¨¢ en el sexto puesto y no me extra?a, dada toda esta pena oculta que vivimos (todo lo cual demostrar¨ªa que los de los escraches se quedaron cortos).