F¨¦lix, el m¨ªo

Era la primera vez que conoc¨ªa y hablaba con un poeta de verdad, aunque en una exposici¨®n de pintura de mi t¨ªo estuve al lado de Alberti (tengo foto) sin cruzar ni una palabra, a pesar de llevar conmigo mi primer libro de poemas dispuesto a ense?¨¢rselo. Pero F¨¦lix Grande me invit¨® a su despacho en Cuadernos Hispanoamericanos y me relat¨® lo conmovido que estaba al leer los versos que yo hab¨ªa escrito; y los public¨® sin que hubiera ni un ruego por mi parte (hasta hoy el ¨²nico que lo ha hecho). Yo conoc¨ª, hace a?os, a un F¨¦lix Grande sencillamente emocionado por la lectura de algunos versos, y a quien no importaba, para publicarlos, que el autor no tuviese curr¨ªculo de escritor ni que tampoco hubiese le¨ªdo sus libros, y que, seg¨²n le confes¨¦ de manera irresponsable, ni siquiera se conmov¨ªa con el flamenco. Este era mi F¨¦lix. Hace un par de meses lo vi sentado en una terraza. No me acerqu¨¦ por timidez. Me arrepiento.¡ª Esteban Beltr¨¢n Verdes.