Brasil tambi¨¦n repara
FOTO: Andr¨¦ Nazareth
El pa¨ªs de moda no solo estrena. Y eso que el inminente mundial de futbol y los posteriores Juegos Ol¨ªmpicos requieren de nuevas infraestructuras que proliferan por todo el territorio. Sin embargo, en el barrio de Botafogo, a mitad de camino entre el centro de Rio de Janeiro y las playas de Copacabana, dos arquitectos espa?oles han recuperado un caser¨®n centenario que hab¨ªa sido destrozado en anteriores ampliaciones. El nuevo restaurante Many sirve, adem¨¢s de comida espa?ola, la mejor arquitectura nacional: la que se detiene, investiga y sopesa antes de intervenir en un lugar.
¡°La idea era recuperar el car¨¢cter con pocos y modestos materiales¡±, explica Luis D¨ªaz Mauri?o. El reto fue hacerlo desde la contemporaneidad estableciendo un di¨¢logo con el pasado ¨Cz¨®calos de madera, azulejos, neones o luces de ¡°temblorosos filamentos¡±-. La suma de lo hallado, lo imaginado, lo anhelado y lo disponible construye un ambiente ¡°que no sabemos por qu¨¦, pero que nos es completamente familiar¡±, opina Mauri?o. ?Est¨¢n de acuerdo?
No es f¨¢cil iniciarse en otros pa¨ªses. Luis ?rculo y Luis D¨ªaz Mauri?o trabajaron primero un anteproyecto para un local junto a la playa de Leb¨®n, pero finalmente, la nueva ubicaci¨®n puso en marcha esta obra que se extendi¨® de febrero a octubre del 2013, ¡°mucho para los plazos espa?oles, habitual para Brasil¡±, explica Diaz Mauri?o. En total han realizado seis viajes cada uno. La mayor¨ªa juntos. Sus clientes son unos hermanos que, conociendo Brasil, decidieron invertir en un restaurante. Conoc¨ªan tambi¨¦n el trabajo que Luis ?rculo y D¨ªaz Mauri?o hab¨ªan realizado en el restaurante de Cibeles. ¡°Al igual que han apostado por dar comida buena, han querido llevar calidad al local¡±, ironiza Diaz Mauri?o.
En los primeros viajes los arquitectos se dedicaron a pasear. Pateaban la ciudad localizando los locales cl¨¢sicos, que a¨²n hab¨ªan sobrevivido ¡°y haciendo un cat¨¢logo/mapa de los materiales y del car¨¢cter de los sitios¡±. Cuentan que intentaron hacer lo mismo con los locales m¨¢s modernos pero se llevaron una gran desilusi¨®n. ¡°Las zonas buenas m¨¢s bien parecen zonas de nuevos ricos: ni miran al pasado ni tienen nada de cosmopolitas o contempor¨¢neas¡±, explica Mauri?o.
As¨ª las cosas, la primera decisi¨®n consisti¨® en resolver el proyecto con muy pocos elementos de uso tradicional: pavimento hidr¨¢ulico y en las paredes madera clara maciza, azulejo y yeso con encuentros curvos.
La antigua casa colonial de dos plantas con jard¨ªn de finales del siglo XIX, de la que s¨®lo se conserva el cascar¨®n, debi¨® de ser bonita, pero el interior apenas conservaba la escalera original. ¡°De lo encontrado nada nos serv¨ªa, pero por ahorrar tiempo y dinero decidimos trabajar sobre la estructura moderna existente reconstruyendo sobre ellas los improbables salones de un pasado inexistente¡±. Puede que sea ese pasado inexistente el que consigue el aire familiar para el restaurante. O las sillas y mesas peque?as recicladas que ahora conviven las dise?adas por ellos. Con todo, lo que cambi¨® el lugar fue abrir una gran ventana al jard¨ªn lateral. El aire y la luz que entran por esas ventanas se extienden por todo el local que en lugar de barandillas o tabiques tiene celos¨ªas met¨¢licas pintadas de negro. As¨ª, aireando el espacio y sumando sus metros c¨²bicos, los arquitectos redujeron el presupuesto de un local que se disparaba. Cuentan que los precios en Brasil son altos, pero la calidad de los materiales no es europea. Adem¨¢s del escaso cat¨¢logo, la industria brasile?a est¨¢ muy protegida. ¡°Para nuestra sorpresa, apenas quedan buenos artesanos, y los oficios se est¨¢n perdiendo o m¨¢s bien ya desaparecieron. Ven¨ªamos con la mente pensando en Portugal, donde a¨²n es posible encontrar buenos artesanos y oficios magn¨ªficos, pero no. Precios caros o muy caros y calidad regular o mala. Fuera de las grandes ciudades, parece ser que la cosa cambia, al menos en el precio¡±.
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