La casquer¨ªa m¨¢gica de Francis Paniego
En lugar de convertir el escaso tiempo del que dispon¨ªa en una exposici¨®n de recetas hizo un ejercicio de reflexi¨®n en torno a ingredientes baratos y parcialmente marginados.
Descubri¨® t¨¦cnicas, propuso nuevas aplicaciones y con un descaro imprevisible se lanz¨® por senderos poco trillados.
En ciertos momentos tuve la sensaci¨®n de que parte de su ponencia la hab¨ªa realizado a medias o bajo los auspicios de Michel Bras. Y no precisamente por la conocida devoci¨®n vegetal del genio franc¨¦s.
En la entrevista que V¨ªctor de la Serna y Borja Beneyto le hicieron en ese mismo escenario, el interpelado hizo afirmaciones de hondo calado: ¡°Creatividad no es ensamblar tres productos en un plato, sino contar una historia a trav¨¦s de una receta¡±
Paniego dio un repaso a las v¨ªsceras, morros, sesos, coraz¨®n, orejas y pieles de cerdos y corderos.
¡°Voy a cocinar los ¨®rganos vitales de aquellos animales de los que habitualmente solo comemos sus m¨²sculos¡±, afirm¨®.¡°Vamos a revisar la tradici¨®n para enfrentarnos a nuestros propios tab¨²es¡±.
Fue el principio de un viaje imaginario por el paladar. En ruta hacia Asia se detuvo para explicar c¨®mo cocinar y gelatinizar las asadurillas de cordero (pulm¨®n, h¨ªgado y corazones)
Al llegar a los hocicos de los cerdos, la parte m¨¢s limpia de los animales, seg¨²n Paniego, ironiz¨® sobre nuestros condicionantes mentales y el poderoso influjo de las palabras.
¡°Si en mi restaurante ofrezco empanadillas de hocicos la gente arquea las cejas con gesto de aversi¨®n. Pero si afirmo que son gyozas japonesas o raviolis de morros, me aplauden el plato¡±.
Con las pieles de cerdo tratadas, chamuscadas, limpias, cocidas y desengrasadas abri¨® otros horizontes.
Elabor¨® espirales que convirti¨® en noodles (fideos) con los que mont¨® un s¨ªmil de ramen con garbanzos y huevo.
Y tambi¨¦n unos callos deliciosos cortando las pieles en cuadraditos que luego guis¨® a la riojana en una clara emulaci¨®n de los que hace ?ngel Le¨®n con las pieles del at¨²n.
Pero el bombazo estaba a¨²n por llegar.
Paniego dej¨® atr¨¢s los sabores asi¨¢ticos, para mirar de cara a la alta cocina europea.
¡°?Acaso puedo elaborar un s¨ªmil de foie gras con los sesos de cordero, se pregunt¨®?¡±
Y relat¨® sus experiencias. Despu¨¦s de blanquearlos los escalf¨¦ en un caldo de pollo y verduras. ¡°Me sorprendi¨® el comportamiento de estas piezas. A medida que pasaban los minutos su prote¨ªna espesaba la salsa y su textura se endurec¨ªa hasta parecerse cada vez m¨¢s a la del foie gras¡±.
Fue as¨ª como consigui¨® unos sesos lacados. Alta cocina gore, no sin ciertas dosis de humor.
Y lleg¨® el turno a piezas imposibles, los corazones, siempre insulsos o cori¨¢ceos.
Una vez desangrados Paniego retira sus pieles y elabora un plato muy moderno, tartar de corazones de cordero con polvo helado de foie gras.
En otra receta los cura en sal marina, los corta en filetes gruesos y los hace a la plancha con jugo de caza.
?Coraz¨®n o pich¨®n? Es el t¨ªtulo de un trampantojo que enga?a a la vista y despista al paladar.
Con las orejas de cordero lleg¨® el turno final. Una vez lavadas y escaldadas prepar¨® piruletas en tempura, para mojar en un jugo de menta y cilantro.
E incluso un s¨ªmil de cocochas al pil pil.
Todo muy original.
Ha aplicado una mirada libre a un recetario inamovible.
Y ha buscado nuevas aplicaciones a productos olvidados.
En suma, ha abierto caminos nuevos al andar.
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