Confianza minada

La Comisi¨®n Europea acaba de exhibir una cifra imponente (120.000 millones de euros) en concepto de coste anual de la corrupci¨®n a escala de la Uni¨®n. Esta conclusi¨®n no es el fruto de un verdadero trabajo de investigaci¨®n propio, sino un c¨¢lculo a partir de otras fuentes (desde el grupo anticorrupci¨®n del Consejo de Europa a Transparencia Internacional). A¨²n con esas limitaciones, sin duda es una advertencia digna de tenerse en cuenta sobre las dudas que suscita la UE como espacio limpio para la actividad econ¨®mica.

La Comisi¨®n hace bien en presionar a los Gobiernos y advertir a los ciudadanos de lo caro que les cuesta ese estado de cosas. Sugiere un lazo directo entre las dificultades de los sectores p¨²blicos para financiarse y el volumen de dinero que se pierde, principalmente por sobrecostes en contratos p¨²blicos; y da un toque de atenci¨®n respecto a la p¨¦rdida de confianza ciudadana en los l¨ªderes pol¨ªticos.

M¨¢s llamativo es que los europeos tengan la sensaci¨®n de vivir en un ambiente de corrupci¨®n generalizado, sobre todo al sur de Europa (Grecia, Italia, Espa?a); sorprendentemente, tambi¨¦n lo cree el 59% de los alemanes o el 61% de los holandeses, de manera que solo las opiniones p¨²blicas de unos pocos pa¨ªses (Dinamarca, Finlandia, Luxemburgo) escapan a la mancha de la sospecha sobre s¨ª mismos.

La mayor¨ªa tiene la impresi¨®n de que esas pr¨¢cticas han empeorado en los ¨²ltimos a?os, sobre todo en Espa?a, donde lo cree el 77%. El dato contrasta con que muy pocos se consideran afectados ni conocedores de asunto concreto alguno, lo cual traduce el impacto de lo difundido a trav¨¦s de las redes. Tampoco hay novedad en los casos espa?oles que se mencionan, pero su inclusi¨®n ayuda poco a restablecer la buena reputaci¨®n internacional de Espa?a.

Todo ello reafirma la necesidad de rectificar. El ¨²ltimo Bar¨®metro del CIS vuelve a recordar que la corrupci¨®n y el fraude constituyen la principal preocupaci¨®n de los espa?oles, tras el paro. Una de las cuestiones a resolver es la financiaci¨®n de la pol¨ªtica, que para el 87% de los espa?oles no es suficientemente transparente ni est¨¢ supervisada, seg¨²n el estudio de la Comisi¨®n Europea. Hacen falta normas, pero, sobre todo, tiene que existir la voluntad de cumplirlas. Y para ello resulta indispensable contar con ¨®rganos profesionalizados de supervisi¨®n y control, capaces de fiscalizar las cuentas de la pol¨ªtica y de servir de alerta temprana frente a los abusos.