Reforma fiscal, ?equidad o privilegios?
La reforma puede significar una oportunidad ¨²nica, si se utiliza para combatir la desigualdad que hoy fractura la cohesi¨®n social de nuestro pa¨ªs. La clave ser¨ªa hacerlo mediante el dise?o de un sistema tributario eficiente, justo y redistributivo
Probablemente, el mensaje m¨¢s contundente del Gobierno tras la celebraci¨®n de la Convenci¨®n Nacional del Partido Popular en Valladolid, haya sido la intenci¨®n de bajar los impuestos a partir de 2015. Este anuncio se produce en un contexto de turbulencias internas del Partido Popular, donde las encuestas muestran resultados desfavorables y la contestaci¨®n a los populares desde la derecha misma, podr¨ªa provocar una fragmentaci¨®n del centro-derecha en las pr¨®ximas citas electorales. ?Y qu¨¦ impacto puede tener la reforma fiscal en este contexto? ?Es un s¨®lo un anticipo en clave electoral, una vuelta a los or¨ªgenes o fuegos artificiales? Aunque todav¨ªa no se ha concretado en qu¨¦ consistir¨¢ la propuesta del Ejecutivo, parece evidente que es una medida destinada a recuperar a muchos de sus votantes descontentos y a visibilizar la acci¨®n del Gobierno, a trav¨¦s de una reforma del sistema fiscal que a d¨ªa de hoy todos (Gobierno, oposici¨®n y ciudadanos) coinciden en considerar imprescindible.
Esta reforma podr¨ªa significar una oportunidad ¨²nica, si se utiliza para combatir la desigualdad que hoy fractura severamente la cohesi¨®n social de nuestro pa¨ªs. La clave ser¨ªa hacerlo mediante el dise?o de un sistema tributario eficiente, justo y redistributivo, que garantice la sostenibilidad de las pol¨ªticas p¨²blicas esenciales para mantener la igualdad de oportunidades y el Estado de bienestar, esto es, la salud, la educaci¨®n y la protecci¨®n social; as¨ª como una proyecci¨®n exterior solidaria. Pero tambi¨¦n podr¨ªa tratarse de un grave error pol¨ªtico con un devastador impacto social, si en un contexto como el actual, donde la brecha entre ricos y pobres se profundiza aceleradamente, la reforma fiscal sirviera para consolidar los privilegios de determinados grupos de inter¨¦s y no para garantizar los derechos sociales de la mayor¨ªa. La ciudadan¨ªa espa?ola, que lleva m¨¢s de seis a?os soportando el impacto de la crisis y de las medidas adoptadas para su gesti¨®n, esperando sin ¨¦xito que quienes han tenido mayor responsabilidad en la debacle financiera rindan cuentas, no va a tolerar un paso m¨¢s a favor de los intereses de las ¨¦lites econ¨®micas del pa¨ªs.
Para que prospere con ¨¦xito, la reforma fiscal deber¨ªa incorporar varios elementos irrenunciables: en primer lugar, capacidad redistributiva para garantizar la financiaci¨®n suficiente de la cobertura social que evite la v¨ªa hacia la exclusi¨®n de muchas familias. En segundo t¨¦rmino, progresividad. La eficiencia recaudatoria no puede ser el objetivo principal (o ¨²nico), debe ir de la mano de la progresividad del dise?o tributario en su conjunto. Esto significa que el sistema debe redise?arse hacia un modelo en el que se grave m¨¢s a la riqueza y el patrimonio, y no solamente al consumo y el salario, y que exija un mayor esfuerzo a quienes tienen m¨¢s medios. Por ¨²ltimo, la equidad debe ser un elemento esencial. Las aportaciones efectivas de los distintos actores econ¨®micos tienen que reflejar sus capacidades reales, sin aprovecharse de insuficiencias institucionales (en particular, de la falta de dotaci¨®n de la Agencia Tributaria para combatir el gran fraude fiscal) ni de vac¨ªos legislativos. La lucha contra la evasi¨®n y la elusi¨®n fiscal debe ser tambi¨¦n una de las grandes prioridades de esta reforma, quiz¨¢s incluso una de las primeras y sobre la que a¨²n no parece convincente el compromiso del Gobierno. Las estimaciones realizadas tanto en Espa?a como desde la UE cifran en torno a 80.000 millones de euros el coste de la evasi¨®n fiscal en nuestro pa¨ªs, de los que el 70%, recae en grandes fortunas y grandes empresas1.
Un escenario de progresiva polarizaci¨®n social, en el que la riqueza de las 20 personas m¨¢s ricas (77.000 millones de euros) es equivalente a la renta del 20% de las personas m¨¢s pobres2; donde el 87% de los espa?oles consideran que los impuestos no se pagan de forma justa y donde ocho de cada diez espa?oles percibe que las decisiones pol¨ªticas favorecen a los m¨¢s ricos, es un terreno explosivo para una reforma fiscal que no garantice la equidad. El nuevo sistema tributario deber¨¢ contribuir a contener el empobrecimiento de las clases medias, ahogadas por la insoportable combinaci¨®n de presi¨®n fiscal y recortes en los servicios sociales. La reforma fiscal debe defender que individuos y empresas tributen en funci¨®n de su capacidad real, para garantizar una mejor y m¨¢s efectiva pol¨ªtica de inversi¨®n social.
Lo que est¨¢ en juego en los pr¨®ximos meses no es una mera bajada de impuestos, destinada a contentar a los votantes de uno u otro partido. Una reforma fiscal es un modelo de pa¨ªs. Y depende de c¨®mo sea su orientaci¨®n, estaremos construyendo una sociedad con futuro para todos o una democracia capturada por unos pocos.
1. Datos de GESTHA
2. Datos de multimillonarios obtenidos de Forbes, de Renta Nacional Bruta y distribuci¨®n de la OECD, y contrastado con datos de la Agencia Espa?ola de Administraci¨®n Tributaria.
Consuelo Lopez-Zuriaga, es Coordinadora de Relaciones Institucionales de Oxfam Interm¨®n.
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