Comedor escolar: ?llena barrigas o alimenta personas?
La disyuntiva se la plante¨® Nani Mor¨¦, una cocinera profesional catalana, mientras estuvo trabajando una temporada en la cocina de una colectividad. Le disgustaba tanto la comida que preparaban a base de congelados y platos precocinados que se le indigest¨® el sue?o. Empez¨® a sufrir insomnio. El cargo de conciencia la llev¨® a saltar al vac¨ªo: dej¨® el trabajo seguro para buscar un proyecto que le permitiera darle sentido a su d¨ªa y dormir a pierna suelta por la noche. Fue as¨ª como lleg¨® a un parvulario p¨²blico de un peque?o municipio, donde hoy cocina productos ecol¨®gicos de proximidad, ense?a a los ni?os a comer, no s¨®lo a portarse bien en la mesa y a acabarse lo que hay en el plato, e incluso da talleres sobre nutrici¨®n a los padres. Comida para el est¨®mago y para la mente. Ya no elabora men¨²s y luego va a la compra, sino todo lo contrario. Los agricultores de la zona le traen a su cocina las verduras y frutas, que son de temporada y de la zona, y sobre esa realidad ella organiza las comidas. Nani ahora alimenta personas y, de paso, tambi¨¦n llena barrigas. Pas¨® de la oraci¨®n disyuntiva a la coordinada copulativa.
La historia de Nani Mor¨¦ se explica en un bell¨ªsimo documental, el plat o la vida (en catal¨¢n, subtitulado al castellano). La narraci¨®n te deja un muy buen sabor de boca por la realizaci¨®n de factura impecable y por el final feliz de su trayectoria personal pero a la vez te arroja a la cara una pregunta inquietante. ?Nos tomamos en serio los dem¨¢s tambi¨¦n la alimentaci¨®n de los ni?os en la escuela?
Tengo la impresi¨®n de que la escuela es a ojos de la sociedad en realidad un p¨¢rking donde abandonar a los ni?os unas horas, mientras los adultos nos ocupamos de las cosas serias e importantes de la vida. Lo hacemos, es cierto, con la esperanza de que les inculquen un mucho de conocimientos, un algo de modales y de civilidad, y sobre todo que nos los tengan entretenidos y nos los sacudan a base de bien, para que al llegar a casa hayan quemado suficiente adrenalina y no nos den demasiado la lata. Que les llenen la cabeza de datos y cifras, y la barriga de comida. Siempre ha habido, y supongo que habr¨¢, grandes debates sociales sobre qu¨¦ se les ense?a a los ni?os dentro del recinto educativo. Los datos y las cifras tienen su peso y tambi¨¦n la imagen del mundo que dibujan. Van a abrir o cerrar puertas profesionales en el futuro. Y eso es la escuela, a fin de cuentas: una f¨¢brica de trabajadores. En cambio, parece que a nadie le interese seriamente qu¨¦ les ponen a los ni?os en el plato, mientras les llenen la barriga, claro est¨¢. Ojos que no ven, barriga que no siente.
Me pregunto por qu¨¦ rebajamos la alimentaci¨®n a un puro tr¨¢mite cuando es fundamental para una vida saludable, para experimentar uno de los gozos diarios de la vida y es una puerta para abrirse al mundo y explorarlo. En el plat o la vida se explica por ejemplo que el ni?o peque?o est¨¢ predispuesto a lo nuevo, a probar texturas, gustos y colores diferentes, a enfrentarse a la realidad tal cual. Y nosotros deber¨ªamos acompa?arle en ese camino inici¨¢tico. En cambio muchas veces hacemos dejaci¨®n de funciones, tendemos a todo lo contrario en aras de la practicidad: enmascaramos los productos naturales, ahog¨¢ndolos en salsas, reboz¨¢ndolos y fri¨¦ndolos porque si no ¡°el ni?o no se lo va a comer¡±. Ojal¨¢ un d¨ªa haya una rebeli¨®n de cocineros y cocineras con conciencia, como Nani Mor¨¦, dispuestos a colgar el delantal si su ¡°juramento hipocr¨¢tico¡± se ve en entredicho.
A ra¨ªz del documental me pregunto por qu¨¦ no hay en Espa?a muchos m¨¢s comedores escolares ecol¨®gicos. En Catalu?a, por ejemplo, s¨®lo 15 de las 4.000 escuelas de infantil y primaria cuentan con un comedor ecol¨®gico. El dato es tanto m¨¢s chocante porque Espa?a es el primer productor de agricultura ecol¨®gica a escala europea. Contamos con la materia prima al alcance de la mano. La realidad es que la mayor¨ªa de la producci¨®n se destina a la exportaci¨®n. Los tenemos tan cerca pero nos quedan tan lejos. Lejos de nuestro lineal de supermercado pero, a¨²n dir¨ªa m¨¢s, lejos de nuestros pensamientos y preocupaciones. Somos padres y madres que aspiran las m¨¢s de las veces, como gran hito, a llenar barrigas. Y es igualmente cierto que el precio del men¨² es un criterio importante. Pero ?es el ¨²nico? Somos muchas veces irresponsables con lo que comemos nosotros, los adultos, as¨ª que ?c¨®mo no vamos a serlo con la comida de toda la familia?
La historia de Nani Mor¨¦ me alegra porque me recuerda que es posible crear un comedor escolar ecol¨®gico si se hermanan la voluntad y la tenacidad necesarias. Si no existen m¨¢s comedores as¨ª es porque nos falta mucha mala conciencia a todos y todas. Y el pronombre ¡°todos¡± no admite excepciones. Padres, madres, cocineros, centros educativos, pol¨ªticos, cada cual tiene su rol en esta pel¨ªcula. Y h¨¦roes como Nani son los menos. Su aventura no se acaba de hecho en la cocina de su parvulario. Ahora anda enfrascada en la constituci¨®n de una asociaci¨®n de comedores ecol¨®gicos de ¨¢mbito catal¨¢n para promover su existencia y crear redes de apoyo. Est¨¢n de momento levantando fondos a trav¨¦s de la plataforma de micromecenazgo de Verkami.
Ojal¨¢ un d¨ªa nos entre un ataque de mala conciencia colectiva y as¨ª podamos igualarnos a Francia en este aspecto. De nuestros vecinos nos han llegado ¨²ltimamente los gritos de los manifestantes. Muchos padres y madres franceses se han echado a la calle porque no les gustan las ideas que las escuelas p¨²blicas quieren promocionar entre sus hijos. No ser¨¢ algo tan medi¨¢tico pero es igualmente cierto que muchos franceses se organizan sin armar esc¨¢ndalo, sin luz ni taqu¨ªgrafos, para poder decidir y controlar lo que sus reto?os se llevan a la boca cuando van al cole. Y de resultas de tanta conciencia c¨ªvica, una poblaci¨®n como Saint Etienne, de casi 200.000 habitantes, ha conseguido este a?o ser la primera gran ciudad francesa donde todos los comedores escolares son ¡°bio¡±. No es un ejemplo aislado: las iniciativas se multiplican por todo el Hex¨¢gono gracias a la presi¨®n de las asociaciones de padres y madres, y gracias a la convicci¨®n extendida por todo el pa¨ªs de que la comida es ¡°cuasi-sagrada¡±: sirve para llenar la barriga pero tambi¨¦n alimenta y educa a las personas.
Documental "el plat o la vida"
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Fotograf¨ªa de apertura: "Every child needs a good school lunch", 1941-195, U.S. National Archives, v¨ªa Flickr
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